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Matt and Kim dejan huella en Madrid

MATT AND KIM CONCIERTO

Lugar: Sala Rock Kitchen, Madrid.
Fecha: 1 de abril de 2011.
Tras su paso por la capital en 2009 como teloneros de los suecos The Sounds, Matt and Kim llegaban a Madrid, por primera vez, como cabezas de cartel. La excusa, presentar su tercer álbum de estudio, Sidewalks, publicado el pasado mes de noviembre y que les ha traído por una extensa gira europea los últimos días.
Si hay que calificar con un solo adjetivo el concierto que dieron en la sala Rock Kitchen es el de espectacular. La energía, vitalidad y buen rollo que derrochan estos dos chicos de Nueva York en el escenario no la tienen el 99% de los grupos de la escena independiente actual. Con sólo una batería, un teclado y la voz de Matt Jonson, el escenario parece como si estuviera ocupado por guitarras, bajo e incluso por una orquesta entera.
A ello se le suma el hecho de que no paran quietos. Matt se sube a su banqueta, se pone de pie, alza y agita los brazos y Kim se sube a la batería o se pone a “surfear” encima del público. Lo cierto es que los asistentes que, al final, abarrotaron la sala de la calle Fundadores lo pasaron en grande coreando sus canciones y bailando sin parar. Además, la colonia de americanos que llenaban las primeras filas, quitándose la camiseta al son de Lessons Learned, hicieron del concierto una auténtica fiesta. Globos de colores repartidos por el público y esparcidos por el aire, versiones de clásicos dance y hip-hop entre canción y canción, crowd surfing y pogos bastante “cañeros” dejaron a alguno con más de un moratón en el cuerpo, pero también con la sensación de haber acudido a un concierto especial y diferente.
El repaso por los grandes hits de sus tres álbumes, con una atención especial por su último lanzamiento, era de esperar. Sonaron, entre otras, Yea Yeah o 5K del Matt and Kim, Daylight (con la que cerraron la actuación), Cutdown, I Wanna, Don’t Slow Down del Grand o Block after Block, Cameras y Silver Tiles, primera canción compuesta por los de Brooklyn, del Sidewalks.
El concierto, que duró algo más de una hora, pasó tan rápido que todos se quedaron con ganas de más. Incluso ellos aseguraron que éste había sido el concierto más largo de toda su gira y que no tenían más canciones que tocar. La verdad es que, con el ritmo con el que actúan y las calorías que queman, deben acabar agotados y sin fuerzas para continuar. En mi opinión, no lo pareció en ningún momento y los que acudimos a verles tuvimos un subidón de adrenalina y alegría de agradecer. De eso se trata ir a un concierto.

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