InicioConciertos - ArchivoMad Cool (Viernes): Una jornada marcada por la tragedia

Mad Cool (Viernes): Una jornada marcada por la tragedia

Antes de comenzar esta crónica, pediros disculpas ya que la intención inicial era que hubiese sido publicada el sábado, pero sinceramente después de lo ocurrido en la noche el viernes, necesitábamos un poco más de espacio mental antes de ponernos con ella. Como os decíamos en nuestra crónica de la jornada del jueves, un festival no es solo música, es mucho más, es una experiencia, y por eso mismo no basta solo con buenos conciertos para que la vivencia sea completa y disfrutable. Desgraciadamente, el viernes se dio una de las peores situaciones que se pueden dar en un evento de estas características. Como ya sabéis, minutos antes de la actuación de los cabezas de cartel del día, Green Day, Pedro Aunión, coreógrafo y bailarín, fallecía tras precipitarse al vacío durante su actuación de danza aérea. Lo que vino después fue difícil de digerir para muchos de nosotros.

Por supuesto que entendemos que es difícil cancelar un evento de estas características en el que alrededor de 45.000 personas están esperando la actuación de su artista favorito, pero creemos que también lo es seguir como si nada hubiera pasado cuando una persona ha muerto realizando una actuación delante de todos los presentes, ya sea en directo o a través de las pantallas gigantes que lo estaban retransmitiendo para todos los que no estaban cerca del escenario principal. Ante un hecho de estas características, y teniendo en cuenta que en estos eventos existen protocolos de evacuación de emergencia, que había efectivos policiales que podrían haber gestionado la salida y que confiamos en que la inmensa mayoría del público habría comprendido una cancelación por estas razones (sí, siempre habría exaltados, pero seguro que serían minoría), creemos que lo más indicado sería que la música hubiera dejado de sonar.

Así pareció durante unos largos minutos cuando la actuación de Green Day empezó a retrasarse. Sin embargo, la banda estadounidense salió al escenario y ofreció su concierto tal y como estaba previsto, algo que de primeras mucha gente no entendió, pero como hemos sabido después en palabras de su propio líder Billie Joe Amstrong, el trío nunca fue informado de lo ocurrido antes de su actuación, ya que como ellos mismos han admitido, probablemente habrían cancelado situación de forma inmediata. Ante eso, nos preguntamos, ¿por qué no se informó al grupo de forma que ellos pudiesen ser dueños de su decisión? ¿Por qué no se comunicó en ningún momento nada de lo que estaba ocurriendo a gran parte del público? Por nuestra parte, en el período posterior al accidente, intentamos de numerosas formas comunicar con el equipo de comunicación del festival, tanto telefónica como presencialmente en la sala de prensa habilitada para estas tareas, y resultó absolutamente imposible. Silencio absoluto. Hasta cerca de las 3 de la mañana, cuando se hizo público un primer comunicado realmente insuficiente. No sería hasta el mediodía siguiente cuando la organización diese unas explicaciones más extensas sobre todo lo ocurrido. Pero para entonces, ya era demasiado tarde para darlas.

Sí, desde luego, hay muchos factores que valorar, entendemos que no era fácil tomar una decisión en esos momentos, y que si se hizo así, confiamos en que fue porque tanto la organización como las autoridades pensaron que era lo mejor, pero no podemos evitar pensar que había otro camino que quizá hubiera sido mucho más humano, como demostraron Slowdive, quienes decidieron por sí mismos cancelar su actuación debido al ocurrido. Pero claro, esta no es más que mi opinión, nada más, y cada uno tenemos la nuestra, habrá quien coincida con ella y quien esté totalmente en contra. Y está bien.

Por supuesto, podríamos habernos ido, que en un primer momento fue la reacción inmediata, pero quisimos quedarnos para informar de lo que ocurriese. Y es que, aunque todo quedase en un segundo plano, había sonado la música en Mad Cool.

Para nosotros, la tarde había arrancado con el concierto de Spoon en el escenario Matusalem. La banda liderada por Britt Daniels lleva años sacando auténticas joyas discográficas, y ya había ganas de verles en directo en Madrid. No defraudaron con canciones especialmente de sus dos últimos trabajos como Hot Thoughts, Rent I Pay o Inside Out, y nos dejaron con ganas de volverlos a ver pronto en formato sala, donde creemos que su música puede llegar a ser mucho más disfrutable.

Misma sensación tenemos con Ryan Adams, otro que no se deja ver mucho por nuestro país, aunque haya aprovechado esta visita para hacer doblete de festivales. El Bueno de Adams inició su concierto avisando a todos los asistentes de que no usásemos flash al hacer fotos, debido a la enfermedad que sufre, pero ya se encargó él de poner toda la luz necesaria en el escenario, y eso que competía a la misma hora con alt-J, a quienes se había encargado de criticar el día anterior en su concierto en Lisboa. Ryan Adams ofreció un concierto lleno de músculo que nos debía desde hacía mucho tiempo y en el que sonaron clásicos como New York, New York o la brutal When the Stars Go Blue junto a temas de su último trabajo, Prisoner.

Por mucho que a Adams no le gusten, también sacamos tiempo para ver a alt-J. Y es que, aunque su música sea como «la picadura de un mosquito» (Adams dixit), a nosotros nos resultan atractivos y apetecibles cada vez que tenemos la oportunidad de escucharlos. Era el momento de presentarnos los temas de su último y reciente trabajo, como In Cold Blood o I, pero sinceramente, no hubo momento más destacable que la inmensa preciosidad de Matilda o la archi-escuchada, pero no por ello menos brillante, Breezeblocks con la que se despidieron del personal.

Más tarde, salían al escenario Green Day, y dejamos que sea nuestra compañera Ro Sánchez quien os lo cuente: «Llegué a Green Day para cumplir con mi versión adolescente, la de la camiseta de American Idiot comprada en el rastro, la del flequillo demasiado largo y las muñequeras ska. Si la expectación de esa niña ya era máxima, había que sumar lo bien que me los habían vendido con su directo, incluyendo la frase “apenas tocan canciones nuevas”, que mucho dice de su carrera en los últimos años. A lo importante: ¿compré? Pues no. La quinceañera salió del concierto con la mayor de las bajonas. Green Day empiezan su directo poniendo hasta tres canciones de otros artistas, como el que pone su playlist de Spotify. No te pienses que ha sido el Mad Cool, queriendo animar al personal, sino que es la propia banda la que te cuela como parte del show Bohemian Rhapsody entera sonando por los altavoces o Blitzkrieg Bop. Así yo también lleno un slot de dos horas y media. Cuando salen al escenario, es cierto que esa energía puede medianamente esquivar esos feos comentarios sobre la edad de uno, y dan el salto con una Know Your Enemy bien guerrera. Ahí sigues pensando que todo va bien. Pero según avanza la noche Billie Joe abusa continuamente del recurso de los “eo” que tiene que repetir el público, de los discursos políticos contra Trump y de la puesta en escena. Porque Green Day no da conciertos, da espectáculos. Cada movimiento parece guionizado y lo único espontáneo que pasa por el escenario son los fans a los que sube el cantante. Se tira por el suelo, grita, agoniza, pero todo es superficial, es sobreactuación. Falta verdad en los shows de la banda, emoción sincera. Como bien me habían dicho no faltaron los grandes temazos de la banda, que bien se pueden resumir a singles de discos anteriores y un American Idiot casi entero, confirmando que no han hecho nada mejor todavía y que parece difícil que vayan a hacerlo. Los veo resignados a la misma performance, a intentar repetir una y otra vez ese Bullet in a Bible en Milton Keynes. Pero no va a ocurrir. Billie Joe ya no es un profeta, es un tertuliano de televisión. Acabé bostezando. Cuando se me iluminaron los ojos porque se iba a tocar Jesus of Suburbia, entera, del tirón y sin hacer un esperpento de sí mismo, antes del último verso, ahí está, otro eo de esos que después de los veinte anteriores te hace llevarte las manos a la cara y poner los ojos en blanco. Lo mejor del concierto es cuando sólo tocan y cantan, desde luego no lo iba a ser que me presenten a la banda tres veces la misma noche. Good Riddance a ti también, Green Day, que no volveremos a vernos».

Después, una vez confirmada la cancelación de Slowdive, de cuyas verdaderas razones supimos por el twitter de la banda, y con la incredulidad al leer el primer comunicado de la organización, abandonamos el recinto de Mad Cool, aún tratando de decidir si volveríamos al día siguiente o no… Pero eso ya es otra historia.

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