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Crónica Low Festival 2018: Una década de consolidación

El Low Festival de Benidorm ha cumplido 10 años en la edición que se celebró el pasado fin de semana. El evento lleva ya varios años consolidado en lo más alto de la agenda festivalera patria. Con credenciales tan incuestionables como el hecho de contar con un recinto de gran comodidad (en cuanto a accesos, zonas de descanso, distribución de escenarios, etc.), un cartel que siempre compagina a la perfección grupos internacionales de primer nivel, con valores seguros a nivel nacional y un buen conjunto de apuestas por bandas y artistas emergentes.

Este es un resumen de lo que, a nivel musical, hemos podido vivir nosotros durante los tres días que ha durado el festival. La edición de este año se ha vuelto a cerrar siendo todo un éxito a nivel de cifras (83.000 asistentes repartidos en cada una de las jornadas), aunque eso sí, se ha echado en falta algún tipo de iniciativa o celebración especial del importante aniversario que se cumplía estos días.

Fotografías: Javier Rosa / Liberto Peiró

Viernes

Iván Ferreiro

Inauguramos nuestro festival particular de la mejor manera, con uno de los nombres más importantes en la escena independiente de nuestro país y todo un veterano en este tipo de eventos. Iván Ferreiro se encargó de crear el ambiente necesario entre los asistentes, en un momento en el que el Eclipse Lunar empezaba a hacer acto de presencia en el cielo de Benidorm.

Con un setlist más que reconocible, el artista vigués estuvo acompañado de una excelente banda en la que, además de su hermano Amaro, estaban Pablo Novoa y Ricky Falkner, por poner un ejemplo de la calidad de músicos de los que se rodea siempre el bueno de Iván. La intimidad de El pensamiento circular, con su autor interpretándola al teclado, el himno generacional que ya es Años 80, el momento de emoción de El equilibrio es imposible o la maravillosa Turnedo como colofón, son solo algunos de los momentos con los que nos deleitó el gallego.

León Benavente

El grupo liderado por Abraham Boba es ya un fijo en el Low Festival, pero quizás esrta sea la vez que más han lucido, por horario, por cantidad de público, por presencia en el escenario. Sus directo siempre son un valor seguro, pero con lo vivido en la noche del viernes, podemos asegurar que León Benavente están cada vez más cerca de la primera división del indie nacional (si es que no lo pertenecen a ese grupo ya).

La banda se muestra perfectamente engrasada, con un apabullante empaque y un Abraham Boba al que se le ve cada día más cómodo en su papel de frontman, dispuesto a llevar el combativo mensaje de sus temas a los lugares más insospechados. Gloria supone una explosión de júbilo y Ser brigada es ya un clásico con el que cerrar los conciertos por todo lo alto, de manera apoteósica.

Phoenix

Puede que el directo de los franceses fuera uno de los más esperados del festival, ya que se presentaban por primera vez aquí y, solo un día antes, habían actuado en Madrid, dejando unas fantásticas sensaciones. Con su luminosa propuesta, Phoenix no defraudaron.

Dos de sus mayores hits Entertainment y Lisztomania sonaron casi al principio del set, lo cual hizo que rápidamente se ganaran a los asistentes para la causa y, a partir de ahí, poder desplegar toda su clase. La puesta en escena encaja a la perfección con la propuesta de electrónica sutil y envolvente que tiene tras de sí el quinteto. Aunque musicalmente haya momentos en los que quizás suenen algo fríos o asépticos, lo cierto es que el show de Phoenix estuvo a la altura de lo esperado y consiguió hacer las delicias de sus seguidores.

Sonidos ensoñadores y preciosistas para un concierto donde se recorrió la discografía de la formación, con especial atención a su último álbum Ti amo. El baile y la intimidad se entremezclaron de manera mágica, aunque quizás demasiado hedonista, en el escenario principal del Low Festival.

Mujeres

Sin duda, uno de los valores más importantes dentro de la escena garagera española. El trío descargó todo su arsenal a guitarrazos, con toda la frescura y energía que atesoran, llevando en volandas a todos sus seguidores que se amontonaron alrededor del tercer escenario del recinto.

Vitalic

La dosis de electrónica de masas tuvo lugar con Vitalic, nombre artístico del dj y productor francés Pascal Arbez, que llegó a Benidorm presentando su show ODC Live.

El impresionante espectáculo audiovisual, protagonizado por una estructura geométrica tridimensional, sirvió como el perfecto vehículo para hacer que cada pieza cobrara sentido.

Belako

Una de las bandas cuyo reconocimiento de público y crítica es más unánime en la actualidad, son los vascos Belako. Su actitud punk y la contundencia de su sonido, donde la batería cobra un protagonismo fundamental, fueron el broche perfecto a la primera jornada del festival.

Cabe destacar que el Low Festival siempre ha intentado fomentar la presencia de las mujeres en sus escenarios, bien sea con solistas o con bandas. El caso de Belako es el claro ejemplo de que aún debemos reivindicar una mayor presencia femenina en el mundo del rock. Aunque a nivel popular puedan parecer una rara avis, el underground siempre ha contado con ellas. Y la calidad es incuestionable, en la mayoría de los casos.

Sábado

Egon Soda

No descubrimos nada nuevo, cuando afirmamos que Egon Soda es una de las mejores bandas alternativas de la actualidad. La cohesión y complicidad que existe entre sus miembros es lo que dota a sus directos de un sonido sin fisuras, con todas las piezas perfectamente ensambladas.

De riguroso negro, se presentó la banda encabezada por Ricky Falkner y Ferrán Pontón. A primera hora de la tarde, con un sol abrasador que hizo que solo estuvieran cerca del escenario unos cuantos valientes. Hecho que los músicos, empapados en sudor desde el primer minuto, no dejaron de agradecer durante todo el concierto.

Las canciones de El rojo y el negro, su último disco de estudio, fueron el leitmotiv del show, aunque no faltaron temas más antiguos como Nueva Internacional. Letras muy políticas, con mensajes claros, un sonido brillante y, sobre todo, la entrega de los músicos, hicieron que el concierto de Egon Soda fuese mucho más que una mera anécdota dentro del cartel del festival.

Vintage Trouble

Tras el excelente directo de Egon Soda, llegó la que, sin duda alguna, fue la sorpresa más grata del festival y quizás uno de los directos que más se recordarán de esta edición. Los estadounidenses Vintage Trouble, se presentaron en el escenario cuando aún arreciaba el calor y, de la mano de su carismático líder Ty Taylor, congregaron a un público numeroso y totalmente entregado.

El propio Taylor nos regaló momentos inolvidables, se encaramó a la torre de sonido, se dejó llevar en volandas por su público, etc. La comunión con los allí presentes fue incuestionable y el mérito es solo suyo. Se convirtió en el rey de la jornada y, posiblemente de todo el Low.

La fascinante mezcla de blues-rock con toques soul de los angelinos supuso un soplo de aire fresco, tan poco acostumbrados como estamos a este tipo de sonidos en el evento que nos ocupa. El directo de Vintage Trouble demostró que no todo es indie o electrónica y que se puede seguir apostando por enfoques más clásicos, sin perder autenticidad. Ojalá esto no quede en algo puntual y vaya a más en futuras ediciones.

Carlos Sadness

El tropicalismo del artista catalán y su inseparable ukelele, hicieron acto de presencia en el escenario secundario de la Ciudad Deportiva Guillermo Amor, cuando ya se empezaba a percibir en el ambiente que se acercaba la hora del concierto de Los Planetas, uno de los platos fuertes de este año.

Sin más pretensiones que el disfrute, la alegría y el baile, canciones como Te quiero un poco y, sobre todo, Qué electricidad, hicieron las delicias de los desprejuiciados seguidores de Carlos Sadness. Es cierto que sus canciones y, por extensión, sus conciertos, caen en cierta monotonía y que la mayoría de sus piezas suenan de manera casi idéntica, pero la música está hecha para los fans y, de esos, tiene un gran número el cantante.

Los Planetas

Ya hace dos años, Jota y los suyos estuvieron en este mismo lugar y encandilaron a sus más fieles seguidores con un directo mágico que demostró por qué están donde están y por qué son lo que son. En esta edición, lo han vuelto a hacer y, al menos para el que escribe esto, su concierto ha estado a una mayor altura si cabe que el de 2016.

Con la sobriedad e introspección a la que nos tienen acostumbrados últimamente, Los Planetas se volvieron a mostrar imprevisibles, con un repertorio infalible pero poco evidente. En el año en que se celebra el XX aniversario de Una semana en el motor de un autobús, uno de los álbumes más importantes de la historia de la música española, los granadinos hicieron pocas concesiones en el repertorio a las canciones que conformaban dicho disco. Así, con una puesta en escena austera, perfecta para crear la atmósfera necesaria, la formación encaró un setlist en el que no faltaron Un buen día o Segundo premio, para delirio del numeroso público que se congregó en el escenario principal.

Hace tiempo que Los Planetas no necesitan sus hits para brillar, tener credibilidad y conectar con sus seguidores, aunque siempre es motivo de alegría escucharlos en directo y remontarnos a un momento en que la música independiente era casi una recién llegada. Los temas de Zona temporalmente autónoma, su último lanzamiento hasta la fecha, tuvieron un gran protagonismo y son el perfecto nexo de unión entre las dos vertientes artísticas del grupo, la más pop de sus inicios y la más experimental.

Biffy Clyro

El concierto más contundente de todo el Low Festival fue, sin lugar a dudas el de Biffy Clyro. Rock con mayúsculas, energía desbocada y contundencia sonora. Con solo tres músicos sobre el escenario y la clásica formación de guitarra, bajo y batería, la banda escocesa hizo una espectacular descarga de adrenalina que sumió a los miles de asistentes en un éxtasis colectivo de sudor y adrenalina.

El directo, no exento de momentos para la calma, como la interpretación de Medicine, con el acompañamiento de la guitarra acústica, fue un auténtico derroche de actitud y de garra. Con la llegada de Many Of Horror, casi al término del show, la comunión con el público ya era total y el broche final de Stingin’ Belle supuso la gran traca final a un concierto explosivo y memorable.

The Chemical Brothers

Probablemente, los cabezas de cartel por excelencia de esta edición, fueran The Chemical Brothers. Por expectación, por trayectoria, por historia y por caché. El llenazo en el escenario principal fue apoteósico y el dúo inglés hizo un despliegue de medios de una excelencia inalcanzable.

Apoyados por un espectáculo audiovisual perfectamente sincronizado con cada una de las piezas que incluyeron en el set y con una acertada mezcla entre imágenes potentes y sugerentes, sin duda el show de pura electrónica fue el momento más álgido de todo el festival. Los músicos de Manchester cuentan con un buen puñado de clásicos con los que reventar la pista de baile siempre que quieran y en Benidorm ocurrió lo esperado. Sin respiro ni concesiones, Tom Rowlands y Ed Simons hicieron estallar el recinto a base trallazos sonoros.

Amatria

Después de la energía desbordante de The Chemical Brothers, asistimos como fin de jornada a la actuación de Amatria, el proyecto encabezado por Joni Antequera. Si aún quedaba algo de energía a los asistentes y ganas de bailar, este concierto fue la mejor medicina para ir bajando revoluciones poco a poco y finalizar el día con el ánimo.

Domingo

Modelo de Respuesta Polar

El tercer y último día de festival arrancó con la actuación en el escenario pequeño de Modelo de Respuesta Polar. En poco más de 45 minutos, los valencianos dieron buena muestra de la delicadeza que atesoran y lo fácilmente que las letras de Borja Mompó llegan a quien se acerca a ellas. Imposible no sentirse identificados con esos textos.

Canciones como Siempre, Dos amigos o El cariño son pura sensibilidad y conexión con uno mismo. El horario no evitó que un buen grupo de gente se acercara a escuchar de cerca estas pequeñas joyas de una formación que, con el paso del tiempo, van adquiriendo un mayor empaque y cuya evolución es más patente cada día.

Santiago Auserón + Sexy Sadie

Ya en ediciones anteriores, Low Festival apostó por bandas veteranas como Los Enemigos o 091 y este año, el interés para el público menos millenial recaía en el combo formado por Santiago Auserón y Sexy Sadie.

Los mallorquines, con Jaime García Soriano a la cabeza ejercieron principalmente como banda de acompañamiento del ex Radio Futura. Así, Auserón hizo un rápido recorrido por toda su carrera, dotando de un gran protagonismo a las composiciones de la mítica banda de los 80. No faltaron canciones inmortales como Annabel Lee, Escuela de calor, Veneno en la piel o La estatua del jardín botánico. Sin duda es un motivo de celebración volver a escuchar en directo estos míticos temas con una banda tan solvente, que dotó a cada una de las composiciones de un nuevo enfoque, más actual.

Santiago Auserón es ya, por muchas cuestiones, una leyenda de la música en castellano y como tal, ejerció de perfecto maestro de ceremonias. Elegante, encantador con el público y brillante en la interpretación. Pero la participación de Sexy Sadie no se basó únicamente en la instrumentación de los temas del que fuera en otra época Juan perro, sino que tuvieron el justo protagonismo cuando rescataron You Know That’s The Way I Like It y A Scratch In My Skin. Un concierto inolvidable.

Izal

A pesar de no figurar en la primera línea de los cabezas de cartel (quién sabe si simplemente por la necesidad de que ese lugar lo ocupe un nombre internacional), los verdaderos cabezas de cartel del domingo, por congregación de público y por duración del show, fueron Izal.

A estas alturas, poca gente debe haber que no haya visto a este grupo en algún festival, pues son unos asiduos verano tras verano. En esta ocasión, llegaban a Benidorm inmersos en la gira de presentación de Autoterapia, su exitoso último trabajo discográfico, pero el setlist del concierto se repartió de la manera más previsible, alternando los temas más conocidos de los cuatro álbumes que han publicado hasta la fecha.

Al arrancar el concierto ya se notaba que Izal pertenecen ya desde hace tiempo a la primera división del pop español, con una cuidada y ambiciosa escenografía que, a la larga, quizás no se exprimiese al máximo de sus capacidades. Cambios de intensidad constantes, letras coreadas hasta la extenuación por la multitud, un Mikel Izal comodísimo en su papel de estrella… en fin, todo lo que ya sabemos de este grupo.

Quizás la fórmula está manida, quizás suene repetitiva en ciertos momentos, pero el tirón que tienen estas canciones es innegable y, aunque sea solo por eso, el mérito de Izal es enorme. Aunque, de lo que sí estamos seguros es de que la gente que les va a ver tocar en directo, agradecería que el cantante interpretara más canciones completas y no caiga tanto en el típico recurso de dejar cantar al público cada estribillo, algo que ocurre casi en el 100% de los temas.

Editors

El último nombre fuerte a nivel internacional eran los británicos Editors. A pesar de ser ya unos asiduos en nuestro país y, más concretamente, en este festival, congregaron a un numeroso público ávido de ver en directo las canciones del último larga duración del grupo, Violence.

El rock con tendencia a la oscuridad de la banda de Birmingham se vio, como siempre, coloreado por el carisma de su líder, un Tom Smith cuya expresión corporal y espasmódicos movimientos cada vez tienen más sentido dentro de la propuesta musical de la formación que lidera.

En poco más de una hora, Editors convenció con un setlist largo, sin tregua, donde los temas de su último disco fueron los claros protagonistas, pero donde no faltaron clásicos como An End Has A Heart, Blood o Papillon. El magnetismo de Editors se mantiene intacto concierto tras concierto.

La M.O.D.A.

Es el verano de La Maravillosa Orquesta del Alcohol, no hay ninguna duda de eso. Festival tras festival, kilómetro tras kilómetro, el combo burgalés se ha afianzado como una apuesta fija de los promotores.

Después de un indudable trabajo a lo largo de los últimos años, La M.O.D.A. ya cuentan con una legión de seguidores que se dejan la voz en cada frase que David entona. Su fórmula es sencilla, unas letras que conectan con toda una generación y un sonido folk que, hasta hace bien poco estaba en las antípodas del movimiento indie.

La intensidad que despliegan estos chicos en cada concierto es sumamente contagiosa y canciones como Los hijos de Johnny Cash o Nómadas son ya unos clásicos. Pero si hay una canción que pueda catalogarse como himno generacional, esa es Héroes del sábado. Los chicos de La M.O.D.A. no paran de crecer y de recoger los frutos de todo lo sembrado hasta ahora. Nadie les ha regalado nada, por eso ocupan el lugar que ocupan.

Las Chillers

Como fin de fiesta, el Low Festival se tenía reservada una sorpresa. El año pasado, Las Chillers reventaron el escenario más pequeño del recinto y, para esta edición, se les reservó un lugar de privilegio en uno de los principales. La respuesta del público no pudo ser más convincente.

Como ellas mismas admitieron, es increíble que hayan podido congregar a tantísima gente sin tener un solo tema propio. Pero así fue. El público, resistiéndose a que la fiesta terminara antes de tiempo, se divirtió al máximo con las versiones de Chenoa, Camela, Mecano o Mónica Naranjo. Esta vez sí presentaron un tema suyo, Siempre juntas y el desfase fue tal que su cantante Rocío se desprendió de la parte superior del bikini en un arrebato de reivindicación feminista. El karaoke colectivo fue apoteósico y el cierre, con Flying Free, se llevó el último resquicio de energía que nos quedaba a muchos de los allí presentes.

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