Lugar: Sala Razzmatazz, Barcelona.
Fecha: 2 de mayo de 2012.
National Treasures, nombre para la actual gira de Manic Street Preachers, presentando su última recopilación de grandes éxitos. Así que, transparencia total respecto a su directo: una sucesión de sus canciones más emblemáticas que nos hacía presagiar que el concierto podría ser la bomba. Nada más lejos de la realidad.
Una sala Razzmatazz inesperadamente vacía, apenas tres cuartos de entrada nos recordaban los tiempos de recesión que estamos viviendo, y para los que fuimos, que esperábamos encontrar un sala a rebosar, nos sorprendió tristemente. Y salió la banda de Gales, valientes, entonando uno de sus mejores bombazos, Motorcycle Emptiness, que sonó magníficamente bien. La verdad es que lo mejor de la velada fue la calidad del sonido, y más sabiendo que esta sala es complicada en este aspecto.
Las guitarras sonaron nítidas, la voz de James Dean Bradfield perfecta y sin taparse. Y con este buen desempeño técnico de parte del grupo fueron sucediéndose todas y cada una de las canciones: Everything Must Go, The Everlasting, Tsunami, From Despair To Where… Un setlist lleno de aciertos.
Desgraciadamente, la ecuación no siempre es exacta, y los buenos temas por sí solos a veces no funcionan. Faltó química, feedback, y sobró anquilosamiento. El hecho de presentar un grandes éxitos es un arma de doble filo. Es una decisión celebrada si el concierto es una catarsis, pero puede ser un principio de epitafio si la cosa no acaba de cuajar.
El excesivo maniqueísmo, el hecho de que todas las canciones son himnos y deberían ser escuchados como tal, y sobre todo, unos pregrabados de teclados demasiado omnipresentes para ser aceptados en un directo. Lo siento, pero los pregrabados o “música enlatada” ya la escuchamos en nuestros reproductores caseros. Y me atrevo a decir que algún que otro grabado de batería sonó, ya que en algún tema el batería estaba bebiendo agua cuando aún se escuchaba algún redoble de soporte.
En resumen, toda una vida de hits y una experiencia artística no apoyada con una actitud acorde en el escenario. Como comentaba, el concierto de grandes clásicos, en este caso, nos dejó un sabor amargo. La banda sigue defendiendo su creatividad en entrevistas recientes, pero a nosotros nos da la sensación que poco más tienen que darnos a estas alturas, y nos quedamos con la idea de que se apoyaron en sus canciones más celebradas para justificar una gira. De ellos depende de que cambiemos de idea, aunque dudo que se pasen por la península de gira en muchos años, vista la acogida de público, y teniendo en cuenta que en su país de orígen les va a las mil maravillas.
Es decepcionante ver una banda con más de veinte años a sus espaldas saliendo a tocar con el piloto automático puesto. Un servidor no va a repetir con los Manics.