Último día del Sansan Festival de Gandía. Después de dos días muy intensos y dado nuestro cansancio acumulado de tres días de conciertos, llegamos cerca de las 20:00h, justo para ver acabar el concierto de Christina Rosenvinge.
Decir que ya cuando llegamos había mucha más gente esperando a que comenzara LA M.O.D.A que viendo a Cristina. Inmediatamente después de que terminara ésta, en el otro escenario ya estaba todo preparado y a continuación aparecieron los burgaleses.
No faltaba ni un instrumento: guitarras, mandolinas, acordeones y hasta saxofón. Los chicos aparecieron como siempre, con sus camisetas blancas de tirantes y sus pantalones negros, con gran actitud y la difícil tarea de hacer olvidar a los allí presentes el cansancio acumulado tras 3 días de festival. Decir que mucha gente había venido exclusivamente para el domingo, y entre ellos muchos fans de los de Burgos. Temas como Miles David, Amoxicilina o Los hijos de Jonny Cash fueron cantadas de principio a fin. Derrochan energía y actitud a partes iguales y dieron un concierto bastante intenso casi sin hablar entre canciones. Su combinación entre folk y rock junto con su juventud y su empatía con el público funciona, y a pesar de que personalmente no me entusiasmen demasiado, reconozco que no defraudaron.
Continuamos con el plato fuerte de la noche del domingo, y yo diría que de todo el cartel del Sansan. Era la hora del Rock and Roll, la hora del Loco. Falkata lleno hasta la bandera. Jose María Sanz Beltrán salió al escenario impecable, vestido de negro, con americana de botones cruzados y pantalón de traje, para darnos una elección magistral de rock and roll. Qué porte, qué presencia escénica, qué estilo, qué respeto a sus músicos, qué gusto ver a músicos de esta talla, que aman lo que hacen.
Comenzó feliz con Línea clara y continuaron con Territorios Libres, canción que se vió obligado a parar, ya que desde el escenario José María presenció una pelea. «Este tipo de acciones no las voy a permitir, y si hace falta bajo yo a echar a quien sea. Así no. Paro el concierto las veces que haga falta«. El aplauso del público no se hizo esperar, y tras la salida de los individuos, retomó de nuevo el concierto, repitiendo íntegra la canción que había parado.
Gran gesto el de Loquillo, que le honra, no hay que permitir ningún tipo de violencia bajo ningún concepto. Tras dicho altercado, el concierto continuó, y qué concierto señores. Loquillo manejaba extraordinariamente a su banda cual director de orquesta.
Hicieron una versión de Los Negativos, Viaje al Norte. Tocaron temas nuevos como Viento del Este y El final de los días. No faltaron Voy de Negro o Carne para Linda. En esta canción Loquillo desapareció del escenario y cuando nos dimos cuenta, lo teníamos ante nuestras narices, cantando entre la gente. No tengo palabras. Nada más subir al escenario, Alfonso Alcalá al bajo, hacía la introducción de La Mataré. Os diré que casi no tengo voz, y al igual que yo seguro que están la mitad de los fans. Seguida Feo Fuerte y Formal y Ritmo del Garaje (¿hace falta deciros que retumbaba por todo Gandía?)
Madre mía, los que fuisteis sabéis lo que nos hizo sentir, y se llama felicidad. Mario Covo dio pasó a Quiero un Camión, qué forma de moverse y qué calidad de músicos. Esto no es Hawai, nos hizo mover las caderas y llegó el culmen de la noche….. Loquillo pide a Igor Pascual que haga los honores y comienza a sonar Cadillac Solitario. El estribillo nos lo deja al público, vemos a Loquillo emocionado, nos emociona y se desgañita cantándola….. Sin duda lo mejor de todo el Sansan con diferencia. Hay que quitarse el sombrero ante este caballero, y si encima la despedida la hacen mientras suena Heroes de Bowie, ya qué os voy a contar. Sublime.
Estábamos en una nube y pensábamos retirarnos, pero para salir pasamos por el otro escenario y vimos que sonaba Eye of the Tiger, mientras, sale el Sevilla a escena ataviado cual Rocky Balboa y se pone a hacer flexiones o algo que se le parecía a una flexión. Yo ese espectáculo no me lo quería perder. Los Mojinos Escozios cumplen 20 años y lo celebraban en el Sansan. Hay que decir que había mucha expectación por verles.
Concierto con gran dosis de humor, ironía, crítica social y rock con una gran calidad musical. No nos deben despistar ni las letras «soy tan chulo que meo colonia y cago melones«, ni el espectáculo, pues los músicos que acompañan al Sevilla son realmente buenos.
Y qué difícil lo que hacen. Hacernos reír, disfrutar y no parar de sonreír mientras oímos las letras de canciones como Que Gueno que Estoy, Mucho Hay, Soy Guay o la mítica Dejame que te acaricie el Xou Xou.
Muy divertida la propuesta. Ya de allí nos retiramos a descansar.
Desde aquí también queremos dar gracias al Sansan porque nos han tratado fenomenal. Además supieron solventar muy bien los problemas del primer día. Larga vida al Sansan, ese festival que apuesta por los grupos nacionales, porque aquí hay calidad musical y mucha..