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Lo más real. Afectados por Carla Bozulich.

Foto: Alexandre Casal.

7 de noviembre de 2013.
Sala Siroco (Madrid)

 

Dos medidas incorrectas de agua sobre un bol transparente. Dos gotas de sangre. Agitar. Observar.

Describir el desgarro. El daño. Anotaciones empíricas y emocionales sobre lo que duele. Lo que nos duele. Agitar. Observar.

Ella va andando descalza sobre un suelo de madera. Las maderas se resquebrajan. Ella danza. Camina y se mueve. A un extraño ritmo. Mientras habla, clama,grita los miedos. Los suyos y los de otros. Cantando lo más oscuro.

Es lo más real que he escuchado en mucho tiempo. Su voz. Es lo más real. No sé que sentido tiene esta frase. Pero es lo que pensé. A, ver ya en el escenario a Carla Bozulich, flanqueada por Manuel Mota (a los bombos y teclados, samplers) y Don The Tiger, así lo presento ella, Adrián de Alfonso, a los riffs distorsionados y punteos inquietantes.

Nada va a ser amable hoy. Pero Julio Ruiz mediante, nada puede salir mal. La gente está quieta. Con los ojos abiertos. Quietos, con sus cuerpos rígidos. Afectados. Sin poder dejar de mirar.

Los comentarios. Los comentarios de la gente eran de admiración. De total admiración. Después de todo lo que pasa en este y otros mundos. Después de todo lo que vemos, oímos, retransmitimos, compartimos… a lo largo de nuestro día cotidiano o multimedia, el grado de alerta, de sorpresa ante las cosas disminuye, «hacemos callo», relativizamos.

Por lo que encontrarse a Carla Bozulich en un escenario resquebrajando su voz, flanqueada por Manuel Mota y Adrián de Alfonso vistiendo la obra de sonidos, sonidos asonantes, disonantes, consonantes, distorsiones, de ritmos mantenidos, de baquetas que celan y recelan de los platos. Encontrarse a Carla Bozulich caminando más allá de la canción, abandonándola y volviendo. Haciéndola grande y pequeña. Navegando por los sitios más oscuros del alma con paso firme, pisando sobre cristales. Bajando del escenario a volverse loca, como dijo ella. Pero no os preocupéis estoy bien. Bajar del escenario y cantar a la cara. Cantar desde el bajo vientre. A la cara. Dejando su cuerpo inmóvil. Ver a la gente levantar su cuerpo. Su cuerpo rígido. Micrófono en mano. Su cuerpo levantado al techo. Como un cristo. Mientras ella canta. Aguantar su cuerpo en el aire, mientras los flancos mantienen el sonido de la canción, mientras ella canta. Canta elevada en el techo. Encontrarse a  Carla Bozulich un escenario, sin sus Evangelista, pero flanqueada y Julio Ruiz mediante, con toda la oscuridad del mundo instalada en sus letras y su música, y que todo suene a lo más real que has visto en mucho tiempo…reconforta.

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