La Plata y Vulk llevan varios kilómetros compartiendo carretera y escenario. Ambos grupos han enriquecido el panorama musical de nuestro país con sus fascinantes propuestas, y verlos juntos es un auténtico lujo.
Si a lo largo de la gira Vulk han ido ejercido de «teloneros» de La Plata, en esta ocasión no teníamos claro quién tocaba primero y quién después dado que Vulk son uno de esos grupos grandes de Euskadi.
El pasado sábado 22, que uno tocara antes y otro después fue un mero tramite, porque la sensación que tuvimos fue la de ver dos conciertos completos, intensos, crudos y directos, de esos que tanto nos gustan.
La Plata calentaban la noche
Era la primera vez que disfrutábamos del directo del quinteto en sala, y la sensación que nos llevamos es que estamos ante un gran grupo, en el que sobresale su frontman Diego Escriche, en quien, aparte de un gran carisma, descubrimos algo que hacía tiempo no veíamos y menos en alguien tan joven, y es auténtica pasión por lo que hace.
No hay presentaciones, no hay apenas descanso entre canciones, hay ganas de mostrar al público donostiarra de lo que son capaces, de dar un golpe de efecto y de hacernos disfrutar. Las canciones de Desorden evolucionan hacia una vertiente más punk en directo y el perfecto sonido da el volumen adecuado a las afiladas guitarras Diego Escriche y Salvador Frasquet, a esa batería de ritmo vertiginoso de Carmona, a los magníficos teclados ochenteros de Patricia Ferragud y al bajo de María Gea que al igual que ocurre con Vulk lleva gran parte de la carga de las canciones.
Nos encontramos a un grupo que interpreta el setlist tal y como lo encontramos en el disco, así tras los ritmos acelerados de Fracaso, con la que rompieron el hielo, o Incendio, llegamos a ese medio tempo de Me Voy, que lejos de ayudarnos a coger aire, exaltó más si cabe a un público ya metido de lleno en el increíble sonido de los valencianos, que no paraba de gritar Que lo siento, Que te quiero, Que no puedo estar sin ti un solo momento, Pero me Voy.
Y más exaltación aun con Tu Cama. Y es que, para qué cambiar la estructura del disco en un directo, si parece que el disco se ha grabado precisamente así.
En Espejismo brilla el bajo de María, quien tiene un magnetismo inexplicable.
Llegando a la parte final del concierto, nos saludan por fin y dándonos las gracias por acudir, ponen toda la carne en el asador con Un Atasco, Esta Ciudad y Me Miras no sin antes regalarnos una versión de Nuclear Si de Aviador Dro.
La sacudida de Vulk
Cuando Vulk irrumpe en el escenario, sientes algo así como una sacudida. Crudeza, rabia, intensidad, ritmos imposibles, bailes aún más imposibles, trance, todo eso transmiten los vizcaínos que no necesitan más que su presencia para meternos a todos en ese universo sónico Vulk-iano.
No importa que la voz de Andoni suene algo afónica, no importa que a la guitarra de Julen le falte volumen en los primeros temas. Importa la actitud y de eso van sobrados. Porque sólo ellos saben recrear una atmósfera gélida pero asfixiante, sólo ellos saben enaltecer a un público que entra en trance al ritmo de Something Internal, sólo ellos consiguen que no seamos capaces de despegar los ojos del escenario, excepto si se monta algún pogo o algún crowdsurfing.
En directo dejan patente la evolución entre Beat Karmelanden (álbum del que eligieron varios temas para arrancar con una intensidad arrolladora), con Ground for Dogs, donde Andoni refuerza el sonido guitarra en mano para mostrarnos que es posible no seguir reglas en la composición de los temas y dotar a éstos de la intensidad adecuada jugando con unos cambios de ritmos imposibles, tal y como ocurre con Back To Night Fight o en Second Heat con ese momentazo de batería de Jangitz Larrañaga.
También magistral fue Behiaren Begirada y un tema que alcanzamos a leer en el setlist como Little Guiding que no habíamos escuchado antes, y desconocemos si tiene que ver con uno de los cuatro cuartetos de T.S. Eliot. pero que arranca como si Andoni recitara uno de los versos, para evolucionar lentamente y de repente explotarte en la cara.
A lo largo de los casi 10 temas pudimos ver cómo Andoni sigue sorprendiendo con esa forma de bailar tan característica, canta de espaldas al público, incluso contra la pared o tapa la cara a Jangitz. Alberto Eguiluz al bajo recorre todo el escenario y parece que los sonidos penetrantes de su bajo le hacen entrar en trance. Julen se retuerce con cada riff de guitarra. Los miembros de La Plata no paran de bailar desde un extremo de la sala.
Todo ello pasa a la vez que entre el público el ambiente se caldea más y nosotros estamos absortos en esa oscuridad.
De repente Jangitz grita: Deabruak arrapatu Nau! (El diablo me ha atrapado) para anunciar el apoteósico final con Zaldiak Burning y No Muscle.
Os dejamos las fechas que les queda de gira porque es lo mejor que os vais a encontrar en mucho tiempo:
29 DIC – Sanagustin KulturguneaAZPEITIA
31 ENE – Sala Apolo II BARCELONA ft Preocupations
1 FEB – Loco Club VALENCIA ft Preocupations
2 FEB – Changó Disco Club MADRID ft Preocupations
15 FEB -Sala X SEVILLA ft Derby Motoreta´s Burrito Kachimba
22 MAR – Gaztetxe ELORRIO ft Tooth
23 Psilocybenea Aretoa Hondarribia ft Tooth
Fotos y Vídeo: Richard Curiel