Hay quien me pueda acusar de pretencioso con un titular como este, pero creedme, sentía una sensación cada vez más creciente conforme avanzaba la noche que me hacía pensar que me encontraba en una situación única. Como quien viera a los primeros Coldplay en aquellos baretos, como quien estuviera presente en Boston a finales de los 80 y viera a los Pixies, como quien estuviera en Oklahoma puesto de ácido viendo a los primeros Flaming Lips. Ver a Yo, Estratosférico y a Scandinavia el pasado viernes en el Velvet Club de Málaga me hizo sentir un afortunado, y es que el potencial que derrocharon ambas bandas era inaudito y sólo los que estuvimos allí podremos presumir de haber presenciado esto en vivo.
Pero vayamos por orden. Empecemos con Scandinavia, grupo joven malagueño (concretamente de Pizarra) que está dando sus primeros pasos en el mundo de la música desde que estrenaran el año pasado Pequeño Iceberg, un EP que demuestra las cualidades del grupo, las cuales se dejaron entrever en una actuación que dio comienzo a las 22:30 para culminar casi una hora después. Durante ese tiempo aparecieron temas de ese trabajo, como Idiota, 19 o Lo Que Nos Trajo El Invierno, alguna sorpresa como ese momento que hilaron El Árbol de Jade con una versión altamente electrizante del famoso de Turnedo de Iván Ferreiro (con el cual, el vocalista del grupo comparte cierto tono nasal), o el estreno de un par de temas nuevos que parecen indicar que el camino del grupo apunta a terrenos más “planetarios”, con baterías más contundentes o guitarras cargadas de distorsión que no dudan en esbozar pasajes de ruido y feedback que miran a la cara a Sonic Youth.
Los de Scandinavia consiguieron caldear el ambiente sobremanera de cara a la aparición de los Yo, Estratosférico, que se dejaban ver por primera vez en Málaga, así que era la ocasión idónea para ver cómo defienden en vivo todo el material fantástico con el que cuentan en su haber, al que ahora se suman las canciones pertenecientes a Aves Raras, EP que está a punto de estrenarse. La expectativa con el grupo estaba alta, y es que solo había recibido feedback positivo del grupo halagando la energía que desprende toda la banda en vivo y la entrega de Jose, el vocalista, el cual rompe la cuarta pared y se introduce entre el público para hacer sentir a su audiencia la energía con la que vive sus canciones. La noche empezó algo calmada con Accidentales Nexos, pero cuando sonaron las primeras notas de esa Pálido y Salvaje, que a servidor recuerda a Franz Ferdinand, se veía venir la energía con la que contaría el concierto – y esta predicción resultó ser cierta. Sin palabras se quedaba uno al ver a ese vocalista desgañitándose en los estribillos y arrastrando esa energía a temas como Reykiavik o Todo Madrid Habla Mal de Ti, un corte adrenalítico y con un estribillo coreable con el que es fácil imaginarse bailando y dándolo todo en un festival; aquí entra lo que comentaba de los himnos. Tanto con Scandinavia y Yo, Estratosférico llegó un momento en el que me sentí un privilegiado por ser testigo de lo que pasaba ante mis narices. Estoy seguro que ambos grupos, si pasa lo que tiene que pasar, pueden darlo todo en grandes escenarios de festivales con esa mezcla y visión que tienen de la música donde rock, belleza y baile se dan de la mano para emocionar al personal mientras se procura que no se estén quietos ni un momento.
Los Yo, Estratosférico terminaron de elevar la noche con Motín y Oporto, llegando un momento el que relajaron levemente las revoluciones para explotar con Ataque Hedonista, haciendo que el público bailara y cantara ese estribillo tan pegadizo, poniendo el broche de oro a una noche de buena música y auténticos himnos.
Fotografía: Carmina Rodríguez
Autor: Mané López