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Kllo, lo sensible también se baila

Un domingo no parece el mejor día para programar cualquier concierto, y menos si el otoño empieza a despertar con tiempos lluviosos y grises. Sin embargo, este 14 de octubre la sala Dabadaba donostiarra reservaba una ocasión para disfrutar de los ritmos electrónicos vanguardistas, intimistas e inundados de sensibilidad del dúo australiano Kllo (se pronuncia «Klou»).

La cita con el pujante proyecto de tierras oceánicas la abrió el canadiense Graham Van Pelt. Afincado ahora en territorio estadounidense, el músico lleva varios años componiendo bajo otras denominaciones como Miracle Fortress. A pesar de ello, su primer lanzamiento firmado con su nombre llega este mismo viernes 21 de octubre, y representa un cambio sustancial en su manera de hacer música, puesto que Van Pelt se ha pasado al techno pop con influencias tanto contemporáneas como ochenteras.

En solitario, con gorra bien colocada (sí, seguíamos dentro de una sala donostiarra en octubre), Van Pelt ofreció en menos de 40 minutos buena parte de su novedoso material, el cual estaba disponible para compra en físico en el local como bien apuntó él. En general, un bolo con un sonido de poca intensidad, con mucho peso vocal y cargado de pregrabados que, salvo en el último aporte, no conectó con una audiencia que estaba más a otras cosas.

Todo lo contrario ocurrió cuando subieron a escena Simon Lang y Chloe Kaul, o lo que es lo mismo, Kllo. La pareja se repartió en un principio las labores de sonido -aunque también contaron con mucho pregrabado-, con Lang como encargado de la mayor parte de los sintes y demás elementos que adornan el ambiental pop de los de Melbourne, mientras Kaul se ocupaba de más sintes y llenaba de alma cada tema que iban desplegando ambos.

Poco duró este reparto de roles, y a partir del tercer tema (Potential, lanzada este mismo año) Kaul pasó casi todo el concierto como mera vocalista. Debido a su atuendo de chándal y la forma de moverse en el escenario, por un momento daba la sensación de estar viendo un concierto de rap. Pero nada de eso, porque la forma de interpretar cada pieza por parte de la joven cantante hipnotizó por momentos a un público que ovacionó al término de cada canción.

Imagínense que Syd tha Kyd monta un supergrupo con Kiasmos. Pues el resultado sería algo parecido a lo que realizan Kllo. Su único álbum de estudio, Backwater, lideró la actuación, donde recordaron que hacía casi 12 meses que había llegado el trabajo al mercado. Precisamente, ni un año había acontecido desde su anterior visita a Donostia, el noviembre pasado.

Así pues, temas como Making Distractions, Last Yearn, Virtue o Bolide sirvieron para demostrar que la electrónica más sensible y vulnerable, incluyendo sampleos y rompiendo con bases ascendentes, también puede hacer bailar. Gracias a su vez a un sonido mucho más «cañero» que en disco durante la decena de cortes que ofrecieron.

Un magnético y atmosférico bolo que se quedó corto, no llegó a la hora de duración, y que concluyó con un bis generado más por insistencia de la muchedumbre que porque estuviera en el guion. Con Under Lie, tema para los más fanáticos del dúo, de su primer EP Cusp, se despidieron de lo que era su último show en Europa en esta gira, una cita que ayudó a agrandar las sensaciones que hay con el futuro de Kllo.

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