“¿Qué pasó, Barcelona? Mi nombre es Kamasi Washington”. Las luces del escenario de la Sala 3 del Razzmatazz se encienden para dar inicio a un viaje espacial. Los músicos se posicionan: dos baterías (Ronald Bruner Jr. y Tony Austin) y contrabajo (el grandioso Miles Mosley) al fondo. Del lado derecho del escenario vemos el teclado de Cameron Graves junto al trombonista Ryan Porter. Mientras tanto, la efímera humanidad de Patrice Quinn (voz) se visualiza al lado izquierdo. Kamasi, como el capitán de la nave, se pone al frente.
La sucesión de melodías que interpretaran durante la hora y media de directo forman parte de los álbumes The Epic (2015) y Harmony Of Difference (2017). Iniciamos el viaje a gran velocidad con Humility de cadencia rápida, para acelerar los motores y el calor de la sala. No cabe un alma; y es que somos la vía láctea, decenas de estrellas atestiguando el viaje de este cadete espacial.
Patrice baila al ritmo de las notas del saxofón de Kamasi, de los golpes de tambor de Ronald y Tony, mientras Mosley dicta el camino, la velocidad y la ruta de la nave con su contrabajo. Seguimos explorando los sonidos de The Epic con Change Of The Guard, The Rhythm Changes, Leroy and Lanisha y Seven Prayers.
Damos una vuelta a la velocidad de la luz para retomar las coordenadas de Harmony Of Difference, y es aquí cuando Kamasi Washington hace un anuncio: “Interpretaremos cinco melodías al mismo tiempo, porque de eso se trata la armonía de las diferencias… Lo hermoso de la humanidad es la diversidad. La diversidad no debería ser tolerada; debería ser celebrada.» Suena Truth, en uno de los momentos más especiales de la noche, en el que el padre de Kamasi, Rickey Washington, se une a la banda para acompañar con flauta y clarinete.
La entrega es total. Somos una masa de energía que se mueve al ritmo de Washington y de su enorme carisma. Los solos de Mosley en el contrabajo y la batalla de baterías entre Bruner y Austin se han convertido en clásicos de los directos de Kamasi Washington, y es que nunca defraudan… ¿Cómo es posible presenciar tal demostración de talento, de entrega, de pasión en el escenario? Estamos exultantes, en trance, emocionados.
Heaven and Earth
La banda se despide, para volver a los pocos minutos e interpretar dos sencillos incluidos en Heaven and Earth. El primer tema es The Space Travelers Lullaby, sencillo que el saxofonista dedica a todos los soñadores despiertos. Al iniciar el tema, Kamasi cuenta que cuando era niño soñaba despierto todo el tiempo. Su padre le llamaba cadete espacial porque recorría galaxias en su imaginación. Un himno épico de casi 11 minutos para space cadets y daydreamers.
Seguidamente, llegará el turno de levantar el puño con furia ante la injusticia. Se trata de Fists Of Fury, tema inspirado por la película del mismo nombre de 1971 (y favorita de Kamasi). A diferencia del resto, esta canción – también incluida en Heaven and Earth– no es espiritual en un sentido etimológico. Al contrario, se trata de una melodía de lucha en la que Washington y su banda claman: “Nuestro tiempo como víctimas ha terminado”. Patrice es la encargada de liderar la marcha de puños al cielo, reclamando lo que corresponde, exigiendo justicia y despertar: “And when I’m faced with unjust injury/Then I change my hands to fists of fury.”
¿Seguimos flotando en el espacio o el sueño ha terminado? Kamasi promete volver. El público le aclama. Las luces se encienden y bajamos de la nave. Estamos de vuelta en la tierra. Es momento de aceptar que nuestra aventura espacial ha llegado a su final, pero la lucha continúa. Llevemos nuestros puños al cielo, siempre.