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John Grvy: Madrid sueña algo nuevo

7 de diciembre de 2014.
Sala Siroco (Madrid).

Hay días en los que sucede un nuevo comienzo. Las trayectorias y las rutinas se resquebrajan en ese preciso instante para dar paso a un huracán de viento fresco. Madrid no esquiva esos momentos de lucidez aunque está acostumbrada a que los protagonistas de los mismos vengan de afuera, a pesar de la diversidad musical de la ciudad. Pero hoy todo es diferente, Madrid se ha acostado con un nuevo ritmo que pretende dibujar sus nuevos sueños. Un sonido poco reconocible como madrileño aún, pero es probable que se trate del futuro llamando a las puertas de la capital.

No se trata de un concierto al uso. Todo tiene el aroma de la novedad envuelto en la sensación de calidez de encontrarse en casa. Las conversaciones de los asistentes tienen acento británico y castellano. Miro alrededor y contemplo la lozana estampa del Siroco. Efectivamente, esto no es Bristol pero podría serlo. Hay una mezcla muy interesante de estereotipos madrileños y anglosajones entre los asistentes.

Un público multicultural completa un aforo entusiasta y con ganas de moverse sin parar. Nos encontramos en primera fila para ver como suena en directo un trabajo tan esperado como es 199X. Madrid empieza a cambiar la tonalidad de sus sueños en el momento en que John entra en contacto con el micro. Hay cercanía y entusiasmo por ver algo diferente. Una mesa, una caja de ritmos diabólicos y un iPad controlando la modulación de la voz de John lanzan un mensaje valiente: Madrid ha entrado en el siglo XXI.

El sonido británico de John nos hace reencontrarnos con lo mejor de los noventa, una década de la que proviene este viajero en el tiempo y en el espacio made in Madrid. Neosoul, Trip hop y Pop se dan la mano a través de una actuación enérgica que hace diminuto el escenario del Siroco. En realidad, a John se le queda pequeño cualquier escenario. Es una fuerza de la naturaleza suelta por el local. No se detiene ni en los escasos momentos relajados que sus osadas canciones le permiten. Funciona como un MC clásico y sabe enartecer a las masas con sus bailes y gestos. En uno de ellos, mi móvil estuvo cerca de morir antes de que la obsolescencia fijara su juicio final. Todo flow, el swing de Gvry es contagioso como el ébola.

Madrid debe ir acostumbrándose a estos derroches de energía sobre las tablas. John no es flamenco pero es de sangre caliente y no se detiene ante nada. Se arroja al público, se pasea por la platea y regresa. Todo un juego de niños que desnuda las carencias escénicas de la competencia. Seguimos soñando despiertos con nuevos estímulos sonoros. Habíamos escuchado hasta la sociedad esa hermosa cantinela trip hop conocido como Mad on her pero J.E Edward esconde perlas muy interesantes en este EP. I want you here o Bad decisions nos terminan de convencer que un nuevo tiempo ha llegado.

Se acerca el final del directo en su casa y John quiere sentir al público, por eso se lanza desde la escasa altura del escenario en nuestra dirección. Con una mezcla de reflejos y suerte consigo esquivarle. Los brazos de un redactor de Crazyminds están para lo que están aunque nos alegramos al ver el aterrizaje feliz de este artista castizo a su manera en brazos de un público madrileño que le siente como propio.

Antes de irse John quiere darse el gustazo de homenajear a su década con dos hits indiscutibles de aquellos tiempos inocentes. Se nota que nació en los noventa y que no los tuvo que soportar. De no ser así, no hubiese escogido Backstreet’s Back para hacer un cover. En su defensa decir que su versión dignifica aquella canción que escuchamos hasta tener intensos ataques epilépticos hace ya más de 15 años. Con su segundo guiño noventero acierta de lleno y sube los decibelios de la sala hasta tocar el cielo nocturno de Madrid. Dos bombos delatan su intención. Son necesarios para toda batucada que se precie y de eso trata They don’t care about us, de Michael Jackson. La esencia del tema se mantiene pero la banda le imprime un nuevo barniz electrónico más que interesante. Un broche de oro enérgico y sofisticado para un espectáculo único y repetible en esta ciudad, o eso esperamos.

Finalizaba de esta manera tan idílica y convincente un nuevo comienzo en Madrid. Salgo del Siroco y noto que la ya de por sí elevada velocidad de la ciudad se ha incrementado en mi ausencia. Cosas de John Grvy, capaz de acelerar el pulso de cualquier lugar con su vanguardia electrónica que nos conecta con el mundo. La ciudad ya tiene un estandarte digno del siglo XXI. El neosoul y el triphop se mudan a Madrid para retar al folk y al chotis. Veremos si viene algo nuevo después.

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