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Izal y Modelo de Respuesta Polar llenan de magia y complicidad Joy Eslava

Quedan aún unos minutos para las nueve. En la calle, una hilera de luces navideñas iluminan una noche un tanto fría. Mientras, la sala Joy Eslava -ubicada en pleno corazón de Madrid, en la calle Arenal, a medio camino entre las bulliciosas Preciados, Sol y Mayor- va empezando a llenarse. Este mítico local de las noches madrileñas se prepara para acoger el último concierto de la gira Cómplices de Mahou, que durante todo el mes de noviembre ha recorrido media geografía española juntando a algunas de las mejores voces de la escena musical nacional actual. En esta ocasión, la magia y la buena música correrán a cargo de Izal y del cuarteto valenciano Modelo de Respuesta Polar.

Y para ello, Joy Eslava se ha puesto sus mejores galas. Cuesta reconocerla. Tiene un toque acogedor. Moquetas rojas recorren toda la sala, banderines y pequeñas luces adornan el techo, y la pista ahora está invadida por mesas y sillas que prometen hacer de este concierto un espectáculo de lo más íntimo. Además, unos cuantos sillones colocados sobre el escenario permitirán a algunos afortunados disfrutar del show desde una posición privilegiada, como si estuvieran en el salón de su casa. Y sobre el escenario, también sillas, lo que nos hace pensar que en esta ocasión nos quedaremos sin esos movimientos de cadera tan característicos de Mikel -voz de Izal-.

Ya es la hora, y la sala está abarrotada. Los primeros en aparecer son los valencianos Modelo de Respuesta Polar, que hacía tan solo un par de semanas se subían al mismo escenario en la presentación de su gira de otoño, y que no se bajarán de ellos durante los primeros meses de 2017, pues, tal y como anunciaron, telonearán a Izal en los últimos conciertos con los que la banda pondrá fin a la gira Copacabana.

Por si no nos habíais conocido, somos Modelo de Respuesta Polar”. Era la presentación que hacía Borja Monpó, el líder del grupo (y por si queda todavía alguien que no les conozca, haceros un favor y empezar a escucharles). Suenan los primeros acordes y se hace el silencio. Es la voz de Borja (¡menuda voz!) y también sus letras las que empiezan a envolver la sala en una cálida atmósfera. El cantante no salía de su asombro, creía estar viviendo un déjà vu, al tiempo que le parecía imposible estar por segunda vez en ese mismo escenario.

Tras unas cuantas canciones, con las que hicieron un recorrido por algunos de sus discos como Crece o Así pasen cinco años, apareció Mikel y lo hizo para dar sentido al término cómplices que esta gira lleva por bandera y unir su voz a la del cantante de Modelo de Respuesta Polar en una intensa y maravillosa La Guerra y las Faltas, con la que pusieron fin a la actuación de los valencianos.

IZAL HARÁN UN PARÓN EN ABRIL TRAS EL QUE VOLVERÁN AL ESTUDIO A GRABAR

Llegaba el momento. El público lo esperaba con demasiadas ganas, y quedó demostrado más adelante con algunos momentos de euforia que pusieron a toda la sala en pie al ritmo de varias de sus canciones. Izal, la banda al completo, tomaba asiento sobre las sillas que esperaban en el escenario y arrancaban con unos toques lúgubres característicos de Prólogo, sin más instrumentos que la voz grave de Mikel, y que dejó mudos a los allí presentes. Y es que, como reza el principio de esta canción, antes de nada querían dejar claro que nos iban a hacer vivir una noche de emociones y de piel de gallina.

Qué respetuosos sois, guardáis un silencio muy incómodo”, declaró asombrado el líder de Izal. Quien adelantó que durante el mes de abril “los Izal” dejarán de verse. Pero que no cunda el pánico, será solamente para tomarse un merecidísimo descanso después de los más de 80 conciertos ofrecidos a lo largo de este año. De hecho, Mikel aseguró que tras un pequeño parón volverán a meterse en el estudio a grabar. “Tenemos ya muchos temas”,  reconoció. ¡Y nosotros los esperamos ansiosos!. Aunque aseguró que no volverían a tocar en España hasta 2018, por lo que no, parece ser que este año Izal no estarán en ningún festival.

Tras Prólogo empezó a animarse la cosa con la bailable Copacabana. Y de repente Mikel sacó su ukelele, y explicó que este instrumento realmente entró a formar parte de sus vidas y de su música porque las estaban pasando “muy putas” y buscaron algo que fuera barato. Una historia nada romántica, pero a veces la realidad no es todo lo bonita que nos imaginamos. ¡Pero qué bien suenan algunos de sus temas gracias al ukelele!

Así, ukelele en mano era el turno de Agujeros de gusano. No, todavía no era el momento de Qué bien. Pero al público ya se le empezaban a ir los pies, y las sillas comenzaban a estorbar. Aún así, aguantaron estoicos y sentados algunas canciones más.

Con Palos de ciego y Magia y efectos especiales llegaron unos minutos de calma. Pero duró bastante poco, el final de Magia y efectos especiales volvía a animar a un entregado público que cada vez tenía más ganas de empezar a dar saltos.

Lo que vino a continuación fue lo que desató la euforia contenida entre los allí presentes. Pánico práctico, Qué bien y La mujer de verde fueron el detonante para que toda la sala, tras un “podéis poneros de pie” pronunciado por Mikel, hiciera caso, apartaran sillas y mesas, se acercaran al escenario y comenzaran a bailar y cantar como si hubieran entrado en éxtasis.

Iba quedando menos para la despedida, pero todos queríamos más y tras un alargado “no” pronunciado al unísono por todo el público, que recorrió toda la sala, apareció el líder de Modelo de Respuesta Polar que se subió al escenario para mano a mano con Mikel compartir una de las canciones de Izal. La que posiblemente sea la más bonita y sentimental de la banda, Pequeña gran revolución.

El momento más mágico de toda la velada llegaba al final. No iba a sonar El baile, y todos lo lamentábamos, pero lo que vino no nos defraudó. Fue Lucha de Gigantes, una de las obras maestras de la música de nuestro país y del desaparecido Antonio Vega, con la que se bajaría el telón, y que nada más empezar a sonar los primeros acordes un “oh” reflejaba muy bien las sensaciones que transmite esta canción, con la que consiguieron transportarnos a ese mundo descomunal ante el que Vega se sentía indefenso. Con cierta melancolía, pero con muy buen sabor de boca los chicos de Izal y de Modelo de Respuesta Polar pusieron fin a una noche que no olvidaremos en mucho tiempo, y a una gira que esperamos se convierta en un clásico más de Mahou y de su apuesta por la música en directo.

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