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Incorregibles Deer Tick

Fecha: 23 de Marzo de 2012

Lugar: Sala Arena (Madrid)

Hubo juegos malabares, rotura de botellines y hasta besos de tornillo. No, la cosa no acabó como en Barcelona, con John McCauley mostrándonos sus partes pudientes, con las que terminaría rasgando su guitarra, pero poco le faltó. Este grupo de cafres, que responde al nombre de Deer Tick, aprovecha cualquier ocasión para parecer una banda de quinceañeros en plena fiesta de fin de curso del instituto. O unos rockeros salvajes en una cantina perdida en la carretera. Sin duda, la corrección y los buenos modales nunca fueron sus puntos fuertes.

Liderados por un incorregible John McCauley, llegaban a Madrid para presentar su último disco, Divine Providence, en el que pregonan a los cuatro vientos su rock destartalado y sucio. Canciones sin hechuras, pero con suficiente combustible como para incendiar cualquier tablado. Títulos como The Bump, Funny Word o Main Street. También Chevy Express y Now It’s Your Turn, las dos únicas concesiones de la noche al medio tiempo y la cordura. Ni siquiera cuando McCauley quiso emular a Roy Orbison y se lanzó a su versión más crooner y romántica supo mantenerse a este lado de la raya.

Con el espíritu festivo por bandera, Deer Tick demostraron sobre todo que, más allá de su fama de descerebrados, se esconde una banda sólida y bien engrasada, en la que sobresalen sus dos guitarristas. Sin menospreciar por ello a un batería con brío y músculo y a un teclista de reciente incorporación que, sobre el escenario, adquiere gran parte de las tareas melódicas que en el disco recaen sobre las seis cuerdas. When It Falls Down, extraído del EP que la formación editó hace tan sólo unos semanas, es una buena muestra de ello.

Junto a Baltimore Blues No. 1 fueron de las pocos momentos que la banda se internó más allá de Divine Providence. Más tarde se uniría también Christ Jesus. La original de 2007, no la de las Black Dirt Sessions, de las que no hubo ni rastro en el concierto de Madrid. Parece que para esta gira McCauley se ha dejado su traje de lobo herido en casa. Motivo de sobra para los que le colocaron en la órbita de los Neil Young y los Gram Parsons hubieran desertado hace rato.

A cambio, Deer Tick entregan un directo incendiario y tabernero. Puro canto a la amistad. Y al rock&roll frenético al estilo de Los Ramones. Una hora y ese Let’s Go All The Bar, que cerró la velada. Suficiente para la victoria.

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