InicioConciertos - ArchivoBerri Txarrak, incombustibles en Barakaldo

Berri Txarrak, incombustibles en Barakaldo

Berri Txarrak acudían el 17 de marzo al BEC de Barakaldo (a pocos kilómetros de Bilbao) para presentar su último lanzamiento, Infrasoinuak. Ante la alerta de que iba a ser su único concierto, de momento, en territorio vasco, la parroquia de fieles de la banda no dudó un instante en conseguir su entrada para un acontecimiento que devino en antológico. De esa forma, el trío formado por Gorka Urbizu, David González y Galder Izagirre logró agotar el aforo, poco más de 10.000 asistentes.

Con estos números, al alcance de escasas bandas en España, Berri Txarrak deleitó con un repertorio único y sorprendente. La ocasión lo merecía. Antes de ellos, a eso de las 20:30, cuando una gran cantidad de asistentes todavía no se había posicionado, aparecieron los nórdicos The Baboon Show. 40 minutos actuaron los suecos, en los que demostraron saber manejar al público vasco. No en vano, venían de reventar el Kafe Antzokia bilbaíno una semana antes.

Su vocalista, Cecilia Boström, no paró ni un segundo, dejando unos bailoteos hiperactivos y acrobáticos, ¡Hasta hizo flexiones al ritmo de sus compañeros! El resto también tuvieron sus momentos destacados. El guitarrista, que parecía el Che Guevara vistiendo una boina guerrillera, soltó unas cuantas palabras en castellano. Sin embargo, se entendieron lo justito. Sí que se interpretó mejor el estribillo cantado en español de Playing With FireJugando con fuego«, repetía Cecilia). Un gran inicio de velada, en el que hicieron un guiño a los jóvenes de Altsasu encarcelados. Fue el comienzo de una noche repleta de reivindicaciones.

Con más de media hora de descanso entre unos y otros, había que llenar ese espacio de alguna forma. Pues bien, las pantallas ofrecieron una serie de material audiovisual. En primer lugar, los navarros se autoconfirmaron para la próxima edición del Azkena Rock 2018, a través de imágenes de la banda que acababan con esa noticia. Después presentaron tres vídeos, con tintes publicitarios e identitarios: el primero, más aplaudido, reivindicaba Euskal Herria; mientras que otro, lo hacía con el periodismo de calidad, y en especial, en euskera (del diario Berria en este caso).

Acto primero: Infrasoinuak

Tras los prolegómenos, llegó la hora. A las 21:45 subieron al escenario los tres componentes de Berri Txarrak. Antes de empezar a tocar, agradecieron a los presentes con gestos de emoción. Una ovación cerrada en la que todo el público en las gradas se puso en pie. Entraron las dudas en el graderío, ¿Sentados o de pies? Empezó a sonar Dardararen Bat y se acabó la indecisión, todo el mundo arriba. Y así, Gorka y compañía introdujeron la primera de las partes del concierto.

Fue media hora que sirvió únicamente para tocar al completo, y en el mismo orden, su último álbum. Destacaron Infrasoinuak, con una lona cayendo en el fondo para destapar el enorme lema «INFRA«; Beude, dedicándola a todas las salas por dónde han pasado; y la crudeza y rabia de las aceleradas Hozkia y Sed Lex. Sobresalieron también los mensajes pacifistas y sentimentales de Katedral Bat y Zorionaren Lobbya. Se pasó bolada esta primera media hora, pero aún quedaba mucho por delante.

El lema «INFRA» se destapó en la primera parte.

Segundo acto en quinteto

Después de cerrar el telón, se veía como preparaban una especie de acústico al frente del tablado. Finalmente, unos diez minutos más tarde, volvieron a escena. Gorka y David se sentaron al frente, con Galder por detrás a las baquetas, y, sorpresa, dos músicos más se unieron al segundo capítulo. Al principio no los reconocimos, pero Gorka los presentó posteriormente: por un lado, Martí Perarnau de Mucho a los teclados; y por el otro, Arkaitz Miner (artista que ha colaborado con Ruper Ordorika, entre otros proyectos) al violín y la mandolina.

Con estos argumentos, los 30 minutos largos que duró esta parte fueron atípicos y valientes por parte de Berri Txarrak. Hubo momentos emotivos, para los nostálgicos (Eskuak, con el público alzando sus manos) y poéticos (Aspaldian Utzitako Zelda, poniendo música a los versos de Joseba Sarrionandia). No fue un acústico clásico, ya que la guitarra de Gorka se hizo notar. Además, Helduleku Guztiak y, atención, la versión de Wake Up (Arcade Fire) metieron ritmo. Quedó claro que la inmensa mayoría no era seguidora de los canadienses, pero ver a Perarnau entrando en éxtasis a lo Will Butler no tuvo precio. Esta última despidió, pasadas las 23:00, el segundo episodio de la noche.

Tercer acto: himnos y dedicatorias

¿Qué se podía esperar de la última parte? La respuesta era sencilla: toda la artillería de Berri Txarrak. Se fueron sucediendo temas más viejos y muy coreados: Ikasten, Jaio.Musika.Hil, Libre… En Iparra Galdu, Hegora Joan Galder acabó con problemas en su batería, debido a la intensidad que metía en cada baquetazo. Continuaron con éxitos más cercanos en el tiempo (Bigarren Itzala o Lemak, Aingurak), recordaron que acababan de cumplir 1.000 conciertos en la gira por Oceanía y tuvieron tiempo para acordarse de la manifestación por las pensiones, que coincidía esa tarde.

Prosiguieron con su poderoso sonido en el trío de ‘hits’ Biziraun, Denak Ez Du Balio (hubo un momento que parecía caerse el pabellón) y Bueltatzen. Los riffs de Gorka fueron sonando cada vez más punzantes, soltando también aullidos a lo Dave Grohl; y él y David (conectando repetidamente con las primeras filas), ofrecieron momentos de distorsión contra los altavoces. Bigarren Eskuko Amets puso el broche final antes del bis.

El juego de luces tuvo mucho protagonismo en su propuesta.

Más de dos horas y media habían tocado ya, pero la gente parecía insaciable. Gorka volvió en solitario para dejar el momento romántico del show. Pidió alumbración digital y dedicó a todas las mujeres Maravillas. Aquí también me recordó a Grohl cuando se queda sólo en los conciertos de Foo Fighters. Con la única ayuda de su guitarra acústica y su voz deleitó a un gentío que lo iluminaba con sus teléfonos móviles. Una escena más propia de los eventos de estadio.

Retomaron el formato trío para cerrar el concierto con Oreka, el ‘medley’ ya mítico de Kids (MGMT) y Oihu, haciéndose notar los “infrasonidos” de Berri Txarrak. En definitiva, un evento de casi tres horas (!!!) y un total de 40 piezas, que pasará a los anales de la historia de un grupo incombustible que no pierde de vista su identidad y valores.

Gorka Urbizu interpretando ‘Maravillas’ en solitario.
Salir de la versión móvil