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Guadalupe Plata: Puro fuego

Parece que aún en el circuito nacional le tenemos miedo a algunos estilos musicales, sobre todo a aquellos que se cultivan menos. Menos mal que existen valientes que deciden romper los esquemas y lanzarse al vacío a ofrecernos alternativas sonoras ricas y variadas.

La noche del pasado jueves no parecía estar pasando en España, sino en cualquier rincón de la América profunda, donde las rudas cuerdas aparecen sin temor y apetece más pedirse un tequila doble que un sofisticado gin tonic.

La noche la abrían los madrileños The Limboos cuya fusión de sonidos baila entre el blues más académico y los ritmos más sensuales del Caribe, recogiendo el legado musical de los años 50. Su rollo en directo es total y te transporta rápidamente a una de esas fiestas que se fraguaban hace lustros, llenas de exotismo musical. Corta trayectoria la de estos chicos pero llena de buena perspectiva. Tras unos grandes ratos musicales, nos dejaron un gran anticipo para la noche que se desataba.

Guadalupe Plata no es un grupo asequible en directo, si no tienes un gusto por sonidos menos convencionales, puede que te pierdas en su directo. Si no eres de este tipo de personas, continua leyendo sin miedo.

Tres personas son capaces de tronar como un poderoso ejército, parece mentira pero no podemos dejar de destacar la potencia que generan y que les ha llevado a prestigiosos escenarios dentro y fuera del país.

Tras un brutal comienzo, radicalmente cambia el sonido pero esta variación es para oídos finos: Comienza Cementerio, uno de sus temas más longevos.

«‎En este cementerio, hace tanta calor, que hasta los muertos sacan los huesos al sol»

Estribillos parcos en sentimiento, rudeza, sur. Guadalupe Plata es austeridad sonora y visual,un árbol seco en mitad del desierto, nos encanta.

No dejan de caer grandes referencias durante la noche tanto a sus primeros trabajos como al último; que vio la luz en este año que se escurre, como por ejemplo, Serpientes Negras. Otras creaciones nos regalaban punteos inolvidables, hubo tiempo para dejar el esquema rutinario y saltarse al rock más tradicional en Calle 24. Un jarreo de canciones con una intensidad sin mesura, una locura acústica para aquellos que amamos el ruido articulado.

Con su hit Me vuelves loco y un par de canciones cuidadosamente cuidadas para el bis, los de Úbeda se despidieron de las tablas del Ochoymedio una de las bandas que más arriesga tanto en estudio como en vivo.

Firmaron un directo espectacular, sin aditivos, con cordura y con una fuerza que pocas veces se siente. Una perfecta sinergia con el público, una ejecución técnica total, una noche inolvidable, como si a cada acorde sacado a sus rudimentarios instrumentos o a cada golpe aporreado a la batería, nos lanzaran una potente llamarada. Puro fuego.

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