Fotografía pantallazo de VoragineTv
Este viernes se acercaron a El Perro de la Parte de Atrás del Coche, FKA Blandengue y Giant Swan. Como en su última visita a la capital, los de Bristol volvieron a darnos un concierto desde las entrañas de una sala de Madrid, estrecha y pequeña, como un fetiche propio, para crear un ambiente asfixiante e ineludible. La corta pero intensa gira nacional que se han marcado esta semana les ha llevado también por Oviedo, Barcelona o Valencia viéndoles nosotros en su parada por la capital. El dúo se ganó la ovación del público con una vasta dosis de electrónica industrial, ritmos tribales aleados con variaciones robóticas y futuristas, y alaridos distorsionados envueltos en capas de ambientes tétricos.
El set, que no duró ni una hora, vino precedido del -divertídisimo- directo de la banda castellonense FKA Blandengue, de la escuela de Fasenuova o Esplendor Geométrico, con un toque serie B, que no le quitaba sin embargo peso a sus sonidos más experimentales y sintéticos. Una vez terminaron los alaridos de “Manises 79”, los Robin Stewart y Harry Wright salieron con mucha calma a montar su mesa y todos sus aparatejos. Lo hicieron bien metidos en la sala, lejos del escenario, como gustan de hacer, para meter al público en el concierto e introducirse ellos con mayor naturalidad. Con poca incertidumbre y en un ambiente casi familiar, comenzaron los primeros sintetizadores rodeados de ecos especulares, que de forma progresiva y orgánica se fueron aleando a sonidos cada vez más mecanizados e implacables. Difícil hablar y difícil quedarse quieto; aunque la presentación no sea la mejor, resulta complicado no contagiarse del aire techno, decadente y cavernoso de los sonidos de Giant Swan.
El uno sin camiseta y el otro ataviado como un productor de trap, ambos moviéndose espasmódicamente y prácticamente sin mirarse entre si, los de Bristol fueron empalmando sin descanso un set improvisado entre pads, cajas de ritmos básicas y pedales que distorsionaban sus voces y las pocas líneas pulidas que salían de los secuenciadores. El público respondió con frenesí a la propuesta de los militantes de Fuckpunk, que, sin soberbia, pero con frialdad, solo permitieron un par de instantes de respiro entre toda la bacanal bajo tierra que habían montado. El cierre; aunque no abrupto, resultó inesperado, con todos los asistentes bien encarnizados y siguiendo religiosamente los poderosos sonidos del set.
Giant Swan son, por el momento, un secreto bien guardado de la música underground británica, como lo era su coetáneo Vessel hasta hace dos años (tampoco ahora es una súper estrella). Quizá esta condición viene impuesta por su falta de referencias discográficas, que por el momento parece ir a permanecer en un estado igual de precario. Pero esto no deshace para nada el efecto de sus correosos directos, que son una suerte de aquella electrónica ácida y oscura que bebe del sonido rave de Reino Unido de los noventa, con un necesario refinamiento que le han dado los años. En su naturaleza no está el ir a alcanzar a grandes cantidades de oyentes, pero de seguro el estar en lugares de lo más exclusivos y atrevidos del circuito electrónico. Por ahora hemos tenido el placer (de nuevo) de tenerles en nuestro país gracias a Giradiscos, practicando su discurso brutal, contemporáneo y nervioso, que no es exclusivamente suyo pero que ellos hacen con rabioso acierto.