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Fran Healy, pura honestidad

FRAN HEALY

Lugar: Sala Ramdall (Madrid)

Fecha: 17 de febrero de 2011

Se presentaba Fran Healy en la madrileña Sala Ramdall con un nuevo disco en solitario bajo el brazo. El álbum, un manifiesto de honestidad musical en el que el artista no se aleja ni un milímetro del sonido de su banda original, sirvió de excusa para que los viejos fans del grupo se reencontraran con las canciones de Travis.

Después de saborear las mieles de éxito y tocar las puertas de la tragedia, Fran Healy sabe que ya no tiene nada que demostrar. Está donde está porque ha compuesto un puñado de canciones que han tarareado miles de personas a lo largo del planeta. Y, sin embargo, el propio artista es capaz de bajar de la nube y convencernos de que sigue siendo un músico con ganas de seguir creciendo. Aunque para ello tenga que recurrir a sus viejas composiciones junto a Travis.

Apenas cinco minutos le hicieron falta al escocés para meterse al público en el bolsillo. Sonaban los acordes de Holiday cuando Healy comenzaba su particular show. A solas con su guitarra acústica, entre canción y canción, el artista tenía tiempo para hablar del tiempo, de sus viejos amigos de Travis, de su hijo, de cómo (no) conoció a Paul McCartney, de Noel Gallagher, hasta se atrevió con una lección rápida de solfeo. Armado con su micrófono, el músico consiguió hacer reír, llorar y hasta gritar al público durante la más de hora y media que estuvo sobre el escenario.

Con una primera parte centrada en las canciones de su nuevo álbum, Healy tuvo tiempo también para repasar algunos de los éxitos de su vieja banda. Canciones como Sing o Writing to Reach You fueron tarareadas hasta la extenuación por la sala. Junto a ellos, cortes como As it Comes, Rocking Chair o Fly In The Ointment, de su álbum en solitario, encajaron a la perfección en un repertorio que volaba de canción en canción.

Sin embargo, Healy tenía reservado para el final de la velada su particular caja de sorpresas. Mientras los últimos acordes de Moonshine se perdían, el escocés comenzaba con el turno de ruegos y peticiones. Como no podía ser de otra manera, la lluvia de peticiones cayó del lado de las viejas canciones de Travis. Tan viejas, que el propio Healy apenas podía recordarlas. Beautiful Bird, una de los primeros temas compuestos por la banda, abrió los bises, sacando el lado más nostálgico del artista.

Finalizaba la noche con cuatro hits que el público cantó a pleno pulmón. Driftwood, Happy, Flowers In The Window y Why Does It Always Rain On Me? sirvieron de cierre a un concierto en el que los fans del grupo británico disfrutaron de lo lindo. Casi tanto como el propio Healy.

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