Artículo y foto: Ana Ferrer
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Comenzamos la segunda jornada del festival con muchísimas ganas y conscientes de que, por cuestiones de horario, debíamos sacrificar alguno de esos directos que los días previos al festival habíamos marcado en rojo, pero esos «daños colaterales» se ven con mejores ojos cuando eres consciente de que esa noche vas a poder disfrutar de Beady Eye o Primal Scream.
Madrugábamos frente al escenario Maravillas donde nos esperaban con puntualidad británica, y nunca mejor dicho, los escoceses Attic Lights, una de las bandas que más gratamente me sorprendieron de todo el cartel, y es que lo que pude oír previamente me gustó, pero su arrollador directo con ese sonido cercano al rock setentero con gran protagonismo de las guitarras me cautivó, y ya tengo marcada en rojo la fecha del 7 de septiembre en la que la banda pasará por la sala Loco Club de Valencia.
Echando un vistazo al horario, decidí sacrificar el concierto de Echo Lakes para descansar y permanecer en el escenario Maravillas para ver de cerca a El Khatib, otro de esos artistas que aparece en pequeño en el cartel pero que tras el conciertazo que se marcó, dejó claro que el tamaño a veces no importa, y que esos nombres pequeños son en realidad más grandes. El californiano junto con su guitarra TEX (eso tiene escrito) y una gran banda, dio uno de los mejores conciertos del festival y muchos de los que apenas le conocíamos tomamos buena nota de temas como Family, Nobody Move o Loved One, tema que cerró el concierto. Otra muestra de rock del clásico en esta decimonovena edición del FIB.
Tras El Khatib emprendimos camino al escenario Pringles FIB Club, escenario inédito para nosotros hasta ese momento, para asistir a uno de esos conciertos en los que íbamos a lo seguro, y es que allí estaban Guadalupe Plata, una banda cuyo directo ya conocía tras verlos en la sala Wah Wah y a la que tenía muchas ganas de ver en un escenario tan grande como el FIB Club, y no era la única, ya que bastantes cientos de personas se dieron cita frente a la banda de Úbeda que, a base de descargas guitarreras y virtuosismo, estuvieron a la altura de mis expectativas gracias a temas como Lorena o Como una serpiente.
En esta edición del FIB no abundaban las bandas nacionales, y decidí aprovechar las pocas oportunidades que había para demostrar ese orgullo patrio musical, así que enlacé a los Guadalupe Plata con otra gran banda nacional, Hola a todo el mundo, una de las bandas que más ha crecido en los últimos años, y esa madurez se traslada además de a un discazo como Ultraviolet Catastrophe, a un directo sin apenas fisuras y con un sonido muy cuidado. Los madrileños gozaron de un horario privilegiado, ya que tan solo el inicio de su concierto coincidió con Dizzee Rascal, con lo que los primeros quince o veinte minutos pocos eran los que no hablaban castellano entre el público pero, tras finalizar el concierto del escenario Maravillas, fueron llegando más y más gente al escenario Trident Senses haciendo justicia con un directo de tanta calidad.
Volvíamos al Maravillas para presenciar el primero de los platos fuertes, el concierto de Beady Eye. Tras el paso en la edición de 2012 de Noel Gallagher y sus High Flying Birds, le llegaba en esta edición el turno al menor de los Gallagher, Liam, acompañado por la inmensa mayoría de los miembros de la última etapa de Oasis. Mucha era la expectación ya que se trataba de uno de los principales cabezas de cartel, y eso se tradujo en más de 30.000 personas frente al principal escenario del festival. Gallagher y cía dieron un muy buen concierto, aunque no lo situaría en mi top 5 y, como era de esperar, los momentos más emocionantes no llegaron con temas de los dos discos que hasta el momento ha editado la banda británica, sino con dos temas de Oasis, Rock and Roll Star y Morning Glory, ambos coreados por una multitud emocionada. Otros temas como Roller o Bring the Light también tuvieron una gran acogida y Liam, en su linea, demostrando que es uno de los mejores frontman y que, pese a que los años no perdonan, le queda cuerda para rato.
El segundo plato fuerte nos esperaba en el Trident Senses, escenario al que deberían pensar en cambiarle el nombre por el de escenario Johnny Marr tras su actuación, y es que el ex-Smiths estuvo enorme en otra clara demostración de que el rock clásico es eterno y que los «perros viejos» tienen aún mucho que decir sobre un escenario. Marr dio una masterclass de actitud y se metió a todo aquel que se personó frente a «su escenario» en el bolsillo. Temas como The Messenger o How Soon is Now aún resuenan en mi cabeza. Uno de los mejores conciertos del FIB 2013 sin ninguna duda.
Y cerrábamos la noche de nuevo en el Maravillas con Primal Scream, banda ya clásica del FIB y que volvió a dar otro concierto cinco estrellas en Benicassim. La banda liderada por un enorme Bobby Gillespie hizo vibrar a los fibers con un arranque brutal con 2013, tema nuevo, seguido de uno de sus grandes clásicos, Movin’ on Up, y esa intensidad se mantuvo a lo largo de la hora y media que duró su concierto, uno de los más largos de esta edición y en cuyo repertorio quizá eché de menos más temas de Riot City Blues, un disco que me parece de lo mejor de la banda escocesa hasta el momento. Seguro que la del viernes no será la última participación de Primal Scream en el FIB, y es que el amor es mutuo y contar con ellos es un valor seguro.