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Fé en Fee Reega, la intrahistoria

Empecemos con algo animado, canción sobre un suicidio. La automuerte. Hay algo tan magnánimo y absoluto en las dosis que aplica de realismo y melodrama a todo lo que hace y a la forma de hacerlo que tus ojos solo paran de abrirse. Al contemplarla.

Hay cierta morbosidad en sus palabras. En sus letras. En esa forma distinta de leer las cosas. Esa oscuridad brillante que derrama y deja caer, con una hermosa letanía. En esa forma de cantar. Esa forma distinta de diseñar las palabras, de buscarle rima y significado. Esa forma de arrastrar las erres (como quien arrastra medio mundo, como de haber vivido varias y truculentas vidas anteriores y acordarse de todo). De todo. Con esa naturalidad exquisita.

Fee Reega. Guitarra, pedales y un video de The Cure al fondo. Fee Reega canta en varios idiomas. En 3 ó 4 idiomas. Alemán, inglés, español… ruso, y en todos su dulzura se vuelve crueldad. Ella tiene bajo sus pies una libreta. Una pequeña libreta en la que el caos tiene un orden natural y en la que ella encuentra qué canción tocar.  Y dónde la escribió. «El hombre que fuma herroina me quiere conocer». «Me siento sola en las calles de Varsovia». «Es un fuerte bebedor pero le quierro, es un gran pensador, le respeto, un hombre que sabe expresar sus dolores, se merece que le perdone sus errores«. La raptora.

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«Fee Reega empieza a hacer música en 2009 y con eso provoca el desmontaje de su vida». Esta es una frase escrita en su hoja promocional. Y es tan grande, esa frase. Ese desmontaje emocional y musitado. En directo para ti. En directo dice que desde que empezó a cantar todo va mal, mal , mal. Tres veces mal. Pero la verdad es que es un ser jodidamente artístico. Un alma libre con demonios bien vestidos.

La última vez que estuvo en Madrid perdió su abrigo y ahora tiene frío. Se supone que alguien traerá su abrigo al concierto, pero todavía no ha llegado. Le dio tanta rabia perder el abrigo que robó dos botellas del sitio en el que estaba. Al final su abrigo vuelve, al final del concierto.

Estamos aquí reunidos, en la intimidad de un concierto de Fee Reega, unos cuantos elegidos, más a medida que el concierto avanza, hasta llegar a medio llenar la sala. Todos mirando la miel, como ovejas. O moscas. Estamos aquí en medio de la gira de Fee. Ella llamó a Óscar y él le dijo que tenía un bar y que si quería que fuese a tocar. Un bonito bar. Lucy in the sky Club. En Madrid. En la calle San Vicente Ferrer número 55. Y aquí está en medio de una extensa gira /jodida gira,  contando pequeñas historias gigantes, desnudándose la voz. Recordando los afters de Madrid, recordando cómo te amaba en la calle del Divino Pastor. «Tienes el pito morado de mi amor, lo has visto cuando te fuiste al baño hoy. Todo lo que tienes que se puede chupar yo lo he chupado. La impresión de mis dientes, la expresión de mi amor. Estás morado pero enamorado«.

Pueden ustedes escuchar todo en su completo bandcamp:

Este mes volverá a Madrid a leer en ruso, a la Casa Encendida, y tú deberías ir allí, por muy poco ruso que seas, deberías rendir pleitesía a Reega y a Wenedikt Eerofeev. Últimamente, cuando algo me gusta mucho digo que es maravilla. No tengo una palabra más grande o más fuerte. Fee Reega es maravilla.

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