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Experiencias del Sónar de día, edición 2016

Texto: Ferran Cano

Fotos: José Martínez

El festival barcelonés sigue creciendo, tanto en público como en actuaciones musicales, y sigue destacando como uno de los festivales de música más importantes a nivel nacional. En esta edición, la número veintitrés, unos 115.500 personas han pasado por el festival (46.500 en el Sónar de Día y 69.000 en el Sónar de Noche), procedentes de 101 países. Un total de 130 actuaciones han ido vertebrando este Sónar 2016, mostrando un espectro muy amplio de la música electrónica, desde las avantguardas más experimentales a los clásicos rompedores de pista. Una edición en la que ha destacado el éxito más grande hasta el momento del Sónar+D, con 4.700 profesionales acreditados, mostrando que el Sónar no es solamente música, también tecnología, innovación y creatividad.

Jueves, primera jornada del Sónar de Día. Por lo que a uno respecta, el festival empezó con el concierto de John Grvy, en el escenario que regentaba Red Bull dentro del Sónar de Día, el SónarDôme. Aunque el joven procede de Madrid, nadie lo diría por su sonido, más parecido al underground americano que al español, una mezcla de R&B, soul y el toque electrónico imprescindible de cualquier actuación del Sónar. Quizás aún le falta un poco de fuerza en los directos, pero esperad unos años y será uno de los artistas nacionales imprescindibles. Ah, el público enloqueció cuando apareció Yung Beef para cantar una canción con él. Cuando acabó, salimos un momento a tomar el sol al SónarVillage y ver qué tal la fusión del mítico Mad Professor con el catalán Mr. Wilson, el madrileño Lasai y el vasco George Palmer, dando fruto al proyecto The Spanish Dub Invasion. Entre reggae y dub el público no paró de bailar en una actuación que la fuerza provino más de la sesión de la figura británica que del directo del conjunto.

johngrvy

Después subimos hasta el SónarComplex para ver una de las propuestas del Sonar+D, FIELD, el nuevo proyecto del artista canadiense Martin Messier. Una experiencia sensorial muy interesante en el que el artista creaba música a partir de los sonidos que salían de los campos electromagnéticos que él iba creando. ¿Los instrumentos? Dos placas llenas de “inputs” i “outputs” dónde el artista iba conectando cables para crear diferentes sonidos. Todo esto, mezclado con unos juegos de luz minimalistas y muy efectivos, dejaron al público alucinado, quienes lo demostraron con una gran ovación cuando Messier acabó. Volvimos al SónarDôme para vivir, para el que escribe, uno de los tops de esta edición del Sónar, Sevdaliza. Ya desde la primera canción dejó a todos los asistentes hipnotizados. Su voz potente, mezclado con unos movimientos sexys y una electrónica que iba de lo más sensual a lo más experimental y trash, creaba una mezcla de emociones en los oyentes que no sabían si emocionarse, bailar o cabrearse. Si sigue por este camino, la cantante de origen iraniano puede pasar a ser la nueva diva electrónica de muchos de los asistentes del Sónar.

Saliendo del Dôme, no nos pudimos resistir a la música que salía del SónarVillage. Estaba pinchando The Black Madonna y todo el público estaba bailando sin parar. La DJ de Boston demostró ser, ahora mismo, de lo más fresco e interesante del panorama house actual. Sus sesiones respiran una aire de renovación mezclados con las bases clásicas del género creando unas piezas capaces de mantener al público bailando (y, sobretodo, disfrutando) a lo largo de toda la sesión. Durante una hora y media, The Black Madonna tuvo el control absoluto de todos los asistentes del Sónar, ella sabía lo que el público quería y se lo daba. A continuación entramos en el SónarHall para poder presenciar una de las actuaciones con más hype de la jornada, Kelela. Con solamente dos EPs, la joven de Chicago ya se ganó a gran parte de la crítica musical. Su directo no decepcionó. Kelela demostró dominar el R&B y llevarlo a otro nivel con la producción electrónica. Su imagen de fragilidad y su delicada voz cogía mucha fuerza y carisma en medio de las canciones. Dejadle unos años para que sea más conocida y la podréis encontrar en la élite del género. Ganas de ver como va evolucionando y qué nos mostrará la siguiente vez que venga.

sevdaliza

Viernes, segunda jornada de Sónar de Día. Fuerzas renovadas, empezamos con la colaboración Pulsinger & Irl (es decir, la unión entre el productor de techno Patrick Pulsinger y el ingeniero de sonido Sam Irl). Curioso como, aún y lo temprano que era, el SónarDôme ya lucía bastante lleno y con el ambiente muy animado. El toque de jazz que le mezclaban a sus composiciones techno le daban un tono más ligero a las piezas facilitando a los oyentes empezar a entrar de nuevo al mundo Sónar. Nos trasladamos luego al SónarHall para ser testigos del nuevo proyecto de Kode9, esta vez con la colaboración del artista visual Lawrence Lek. Mientras una vídeo nos va mostrando los diferentes rincones de un hotel de lujo desalojado, las nuevas composiciones del productor británico van acompañando este tour de force visual. Las bandas sonoras de Cine-B se mezclan con el dubstep y la electrónica de Kode9 creando unas composiciones un poco distintas a las que nos tiene acostumbrados el productor.

Salimos a fuera, al SónarVillage y con el poquito de aire que corre llega la alegría de manos de uno de los DJs más conocidos de PC Music, Danny L. Harle. Su sonido, claro descendiente de los 90, está cargado de melodías pop, aparentemente simples, pero que enganchan totalmente al oyente, haciéndolo bailar por una espiral de neones de colores, flores y sintetizadores. No os dejéis engañar, bajo estos sonidos tant aparentemente inocentes, hay un genio que dentro de poco lo veremos produciendo música para artistas del más alto nivel. Y justo después, en el mismo escenario, una de las artistas más conocidas que han pasado por el Sónar de Día de esta edición, Santigold. Aunque para algunos, su último disco no llega al nivel de su debut, el directo es un constante disfrute y pasarlo bien. La cantante demostró como domina igual de bien el pop, como el hip-hop o el reggae. Además de dejar subir a una gran cantidad de fans al escenario, sus composiciones pegadizas, los colores y las bailarinas trasladaron el Sónar a una tienda de segunda mano americana llena de flamingos rosas y chuches.

santigold

Sábado, tercera jornada del Sónar de Día. Lo primero que vimos el último día fue una de las propuestas que tenía más curiosidad por ver, Yung Lean. El creador y líder del nuevo colectivo  de jóvenes llamado Sad Boys. Solamente entrar ya se podía apreciar como había un grupo de seguidores que había venido expresamente por él. Salió al escenario el artista y todos sus fans enloquecieron. En el concierto tanto tocó los temas que lo dieron a conocer como algunos de los que forman su primero disco, Warlord. Aunque en algún momento la fuerza de su hip-hop liberado de prejuicios y la producción trap hicieron vibrar de fuerte el SónarHall, se le notó al joven como aún le falta coger un poco de experiencia y fuerza para hacer más atractivo (y variado) su directo

Muy diferente a Yung Lean, vamos al SónarDôme a ver de primera mano la figura de Lafawndah. Única en muchos aspectos, su directo no deja indiferente a nadie. Con una fuerza escénica arrolladora, estuvo ella sola todo el rato encima del escenario cantando, bailando, sentada en una silla y tocando el gong. Su música, igual de especial que su figura, mezcla la electrónica industrial, con los ritmos ochenteros, sonidos tropicales y una voz que parece ser descendiente del jazz negro de los cincuenta. Ahora tocará ver como va evolucionando esta artista tan peculiar. Nos vamos a la hierba y sol del SónarVillage y volvemos a cambiar el registro completamente: está pinchando Nozinja y ha llegado para hacer sudar la gota gorda a todos los asistentes. Sus composiciones electrónicas, que se fusionan con las danzas tradicionales africanas, tienen una fuerza enérgica que muchos productores de nivel querrían conseguir. Si te gusta bailar sin parar ritmos de altas pulsaciones, este es tu DJ. Sino, puede ser que no resistas toda una sesión de Nozinja.

yunglean

Como si fuésemos buscando la jornada más variada del festival, nos trasladamos al SónarHall para experimentar un directo de Oneohtrix Point Never. La genialidad de este artista es tan evidente como la complejidad de sus composiciones. Después de sus últimos dos impresionantes discos, las expectativas de su directo eran altas, y las cumplió, dejando sin respiración a más de uno al finalizar sus temas tan potentes. Su sonido new age y digital mezclado con metal y grunge electrónico te llevan a una dimensión desconocida en la que solo se puede llegar dejándote llevar por las piezas imposibles que han salido de la mente del incomparable Oneohtrix Point Never. Y para acabar la jornada de forma más ligera y animada, volvemos al SónarVillage para saltar y bailar las heterogeneas composiciones de TroyBoi. Entre versiones y temas propios, el londinense se marcó una sesión que iba del trap y el funk pasando por Jack Ü. Demostró a la capital barcelonesa porqué cogió tanto éxito en tan poco tiempo y como sus sesiones son las candidatas perfectas para bailar una tarde soleada de verano.

lafawndah

 

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