Sonidos de gran personalidad y de un inconformismo arrollador fueron los que encontramos este pasado sábado noche en un Dabadaba no muy lleno, pero con gente deseosa de buena música.
Joe La Reina: Esta vez ejercieron de teloneros
La última vez que Joe La Reina pasaron por su ciudad, Donosti, llegaron casi a llenar el aforo de la sala Dabadaba. Por eso cuando llegamos, nos sorprendió ver que en esta ocasión apenas si se había conseguido la mitad del aforo, claro que teniendo en cuenta que son fechas de cenas de empresa, cenas con amigos, etc, se podría entender.
Al llegar vimos sobre el escenario hasta 8 personas, y es que ya estaba sonando Cómodo, el single conjunto de ese subproyecto de Joe La Reina como Los Chaveas, que para este tema cuentan con los madrileños Club del Río, y dado que precisamente Club del Río también pisarían el escenario en la citada noche, pudimos presenciar de primera mano esta increíble colaboración en directo.
Magnífica química la de todos los músicos sobre el escenario, en una conexión total. «Algo nuevo suena dentro de mi, cómodo con los de siempre. Nuevos planes para seguir aquí…» Y no sólo de nuevos ritmos pudimos disfrutar, sino de grandísimos músicos pese a su juventud.
Para nuestra sorpresa siguieron sobre el escenario los donostiarras Joe La Reina, que de nuevo repasarían en su ciudad temas del último álbum, Esas Nuevas Modas. Para esta ocasión contaron con acompañamiento extra, ya que a guitarra y teclados, respectivamente, se sumaron dos miembros del grupo Ambre. Como resultado, una banda que no cuida, sino que mima el sonido como si fuera un integrante más del grupo, y precisamente el sonido brilló en el bolo del sábado.
Así lo demostraron en Chaveas, donde Lucas, jugando con dos micros con los que consigue que su voz suene diferente, jugando con los pedales, parece rememorar y contarnos su personal exilio. Y es que ésta, así como el resto de canciones de Joe La Reina, están cargadas de verdad, y de unas estructuras atípicas y complejas que nos encantan. Hay tantos matices sonoros en directo, que parece que estamos escuchando un disco de estudio.
Nos sorprende y encanta, por cierto, ver la gran cantidad de gente joven (no mayor de 20 años) que hay viendo a los de Donosti. De hecho más tarde, cuando tomen el escenario Club del Río, se notará un cambio generacional en la edad del público.
Apenas 7-8 canciones formaron parte del set list, en un concierto que se nos hizo cortísimo, y es que como nos confesó Malcorra, su batería Bati estaba bastante pachucho.
Tras O la mía Pena, llegaba el tiempo de hacer una declaración de intenciones con ese coqueteo con el hip hop, la música urbana y los sintes en Soy uno más. Lucas, abandonando la guitarra y con micro en mano, nos condujo hacía la despedida final no sin antes presentar a todos los integrantes de la banda.
Sintetizadores y guitarras que juegan un papel fundamental en la celebrada Caravana de fuego.
Esto llega a su fin y Lucas Malcorra nos da las gracias de corazón hasta en tres ocasiones. Y su agradecimiento es tan sincero como sus canciones. Para el final definitivo no abandonan los ritmos más bailables y electrónicos pero con esos cambios de ritmos que tanto nos fascinan de Sitios Bajos, acompañado de los imposibles bailes de su frontman, que tiene una flexibilidad en las rodillas envidiable.
Club del Río: La sorpresa de la noche
Era hora de dar la bienvenida a Club del Río, y como hemos dicho, pareciera hubiésemos asistidos a dos conciertos en dos días diferentes, porque el público cambió completamente, como si unos hubiesen ido a ver exclusivamente a Joe La Reina, y otra a Club del Río.
He de reconocer que no había seguido de cerca lo que hacían los madrileños Club Del Río, así que me sorprendió su propuesta de folk, que iba desde los ritmos de influencias cubanas, hasta la cumbia, pasando por el folk anglosajón de los 60, todo ello aderezado con grandes dosis de optimismo.
Venían a presentar Sustancia, su último trabajo con el que cada vez han ido ganando más y más adeptos, y así lo constatamos en Donosti, viendo que muchos de los allí presentes no paraban de cantar cada una de sus canciones.
Lo que más me sorprendió fue encontrarme a grandísimos músicos sobre el escenario, con unas guitarras (2 eléctricas y una acústica) que brillaban por momentos, así como la percusión con batería y bongos, y sobre todo las cuidadas armonías vocales que no descuidaban ni siquiera en las canciones más festivas.
Antes del final, Esteban (voz y guitarra) se plantaba en medio del escenario junto a Juan (voz y batería) y Álvaro (voz y guitarra) mientras el resto de la banda desalojaba el escenario por un instante. El trío nos ganó con Remedios, una canción dedicada a todas las madres.
Para la parte final, de nuevo con toda la banda sobre el escenario, sacaron toda la artillería de ritmos bailables y buenrrollismo y nos hicieron mover las caderas a su son.
Y como no podía ser de otra forma, si al principio del concierto, Joe La Reina invitaba a Club del Río a subir al escenario, para poner la guinda a la noche, eran Club del Río quienes les devolvían la invitación, y así subían al escenario Lucas, acompañando a la voz y Manuel Alday a los mandos de los sintes, y nos dejaron otra maravillosa perla de esas que bien podría encajar tanto en el repertorio de Los Chaveas como de los propios Club del Río.
Fotos: Richard Curiel