Fecha: 2 de abril de 2012.
Lugar: Sala Apolo (Barcelona)
Foto: Jordi Teixidó
El éxito del artista underground: Mark Lanegan nos visitó en la sala Apolo rozando el lleno. Su último disco Blues Funeral ayudó, pero también toda una serie de fans incondicionales que lo han seguido desde su época con Screaming Trees y sus proyectos posteriores, ya sea con Soulsavers, Isobel Campbell, o Gred Dulli.
Pocas personas son capaces de levantar tanto entusiasmo y cariño sin pretenderlo. Su vida artística se ha basado en sus propias reglas e inquietudes moviéndose por los terrenos que le han parecido bien. Siempre viviendo fuera del foco. Con sus coetáneos Nirvana quedó en segundo plano, y con su carrera como en solitario ha apostado por el blues más cavernoso sin aprovechar el tirón del grunge. Pero parece ser que así se ha sentido cómodo.
Y en el directo confirmó esta aura de artista solitario,torturado y tocado por una vida de excesos. Mark Lanegan, totémico ante el pie de micro, inmóvil pero con su voz tan grandiosa como siempre, y acompañado con una banda más que solvente. Empezaron con el single The Gravedigger’s Song, y pensamos que la actuación se basaría en su último LP que tan buena acogida ha tenido, pero continuó con canciones de sus anteriores trabajos: Sleep With Me, Hit The City, y Wedding Dress siguieron, así que vimos que tendríamos una buena retrospectiva de toda su discografía.
Para Lanegan y toda su banda, este concierto podría haberse ejecutado en un bar de América profunda, sin posturas ni concesiones al personal, sin apenas interacción con la audiencia. De hecho, sacar una buena foto del cantante fue una tarea ardua debido a la escasa iluminación, pero todox estos hándicaps no afectaban en absoluto, ya que como decía antes, el carisma de este artista de mirada huidiza es más que notable.
Entre toda la marisma de blues oscuro de sus anteriores trabajos, tocaron la selección de las canciones más accesibles de su última entrega, con las que encararon la recta final: Riot In My House, Ode To Sad Disco y la melancólica Harborview Hospital, para finalmente cerrar con Metanphetamine Blues.
Salimos satisfechos de haber contemplado esta rara avis pero legendaria figura salida de los noventa. Todo un éxito de la personalidad del artista por encima de modas, marketing varios u otras estrategias a las que nos tienen acostumbrados otros grupos, y que contra todo pronóstico consigue llenar una sala en los tiempos que corren. Seguiremos controlando los pasos de Mark Lanegan.