Hoy es un día en la cabeza de Alex Zhang – Dirty Beaches. Un taiwanés-canadiense. Alex Zhang busca sus fantasmas, para poder empezar. Busca asociarse al movimiento pendulante. No es un nuevo partido político. Es la transformación. La transformación en directo. En directo. Se sitúa en el escenario y se agacha. Rodilla en el suelo. Mira la pared. La pared de placas luminosas. De cuadrados luminosos, que se encienden y apagan. Deberían ser monumento nacional las placas luminosas, los cuadrados luminiscentes, los neones poliédricos de la extinta Sala Nasti. Alex Zhang tiene un aura en su ser. Un Elvis taiwanés. Rodilla en el suelo, coge su copa y absorbe su interior. En el exterior, el resto. Los asistentes presenciamos la ceremonia. Ceremonia de iniciación.La adoración vendrá luego. No es fácil. No es para todos los públicos.
Dirty Beaches puede transportarte a atmósferas densas e irrespirables, cierta claustrofobia. Pero a la vez tiene un componente exorcizante, de abstracción, vicio y maravilla.
Inspiración. Expiración. Hoy es el último verano. El último verano de la Nasti. Serendipia. El crooner intimista de los discos estalla. La claustrofobia rompe las ventanas. La música experimental, las atmósferas densas se vuelven bailables. La camisa blanca y las gafas en el entrepecho del teclista es impagable. Es el último verano. Los fantasmas entran en su cuerpo. Y se manifiestan.
Hoy es un día en la cabeza de Alex Zhang. Hoy sacaremos a pasear al perro y a tus sentimientos por las Badlands.
Luego visitaremos Drifters/ Love is the Devil. Ecos. Voces de ultratumba. Pedales de efectos pregrabados. Pads de beats, golpes, batería. Formato trío. Contigo y con tu amiga, él puede mirar.
Alex Zhang estalla en directo. Hay algo oscuro. Verso. Perverso. Alex debería salir en todas las películas de Lynch. O tocar en su garito. Tocar todos los días. Vivir en su cabeza. Hoy es un día en la cabeza de David Lynch viviendo Alex Zhang dentro de ella. Puedes entrar. Hay sitio para todos. No tienes que llamar. Los fantasmas están en él. Posesión. Bailes disonantes. Hay algo turbio aquí y no hablo de los ojos de la rubia del fondo. La gente se mueve acompasada. Balanceo. La gente busca sus propios fantasmas. Busca. Los llama. Mediante su baile. Salen de su cuerpo. La Banda Sonora Original del último verano está sonando. Y no es la barbacoa. No es una barbacoa al uso. Una barbacoa caníbal, tal vez. Sal de ti. Sal de ti. Sal de mi. Sal de ti.
Invoquemos el mal. El demonio. Un mal perverso y sexual. No lo olvidemos. La carga sexual es evidernte. Y hace calor. Y todos se mueven. La sala es un espacio estanco, una piscina llena de agua con olas calientes, olas del aquapark. Un Benidorm de Taiwán.
Dirty Beaches – I Dream in Neon me recuerda a Guadalupe Plata. En su riff repetido. En su suciedad. No sé. Es uno de los mejores conciertos del año.
Antes Siesta! demostraron su Terroruterino, sintetizadores, guitarra bajos, pedales y más pedales, tambores de guerra. Hay un espacio entre la eléctronica y el Kraut, la psicodelia. E ironía. Y sudor. Y el post de todo ello. Nos dejaron con ganas de más. Esperemos verlos pronto.