La noche del sábado en Madrid no invitaba ni a pisar la calle, pero claro, una cita musical siempre es una excusa para salir del letargo hogareño y más cuando ambos grupos pueden dar sorpresas en directo.
La sala Independance se empieza a consolidar como una opción para albergar conciertos de cierto tamaño y es que en Madrid no andamos sobrados de espacios para este tipo de eventos. A pesar de las columnas, la acústica no es la peor que hemos visitado se está medianamente bien.
Para calentar los motores de la noche donde Ellos eran el plato principal, teníamos de teloneros a Rusos Blancos, banda a la cual me hacía especial ilusión ver en vivo ya que sus trabajos publicados (Sí a todo, Hijo Único y Tiempo de Nísperos) habían despertado mi curiosidad. Curiosidad que, por cierto, se desvaneció tras acabar el concierto.
El repertorio fue correcto: Canciones como Mono Divertido o Tus Padres, tu novio, tú y yo (Aunque a mí me faltó Broma Antisemita) sonaron, pero el directo fue pobre y sobre todo descontrolado. Los problemas técnicos es algo que pasa en directo, pero no es excusa el no poder defenderlo con arte por la luz, el wifi o el Mac. Supermodelo fue modificada para hacerle perder la gracia que puede tener de manera que quedó reducida a la mínima expresión.
Y además, dice mucho de la capacidad de los miembros, que una vez más optaron por esa pose de efigie que últimamente se estila tanto en el circuito independiente como si el público mereciera ser mirado por encima del hombro.
Si encima de estar dando un concierto regular en términos técnicos no prestáis atención a quiénes os pueden salvar de la quema, sólo puedo decir: Un cero para el directo de Rusos Blancos. Quizás me ciña a su trabajo en el estudio, pero en concierto descienden a prescindibles.
Tras esta gran decepción, sólo esperaba que nuestra noche de sábado mejorara. Ellos es un grupo que genera controversia cuando se suben a los escenarios, pero sus canciones son tan de tragicomedia que apetece pegarse una catarsis mental con sus ritmos.
El #tourcabron viene precedido del lanzamiento de su quinto trabajo de estudio Pop Cabrón, que viene con doce canciones potentes llenas de dramas del siglo XXI y mucho baile.
Lo primero que llamó mi atención es que ahora salen con una banda al completo, el escenario de la sala se quedaba pequeño. No tengo nada en contra de que Guille Mostaza y Santi Capote salgan solos con sus propios mecanismos de llevar el directo a buen puerto, pero algo me dice que hay otro tipo de trabajo detrás.
La verdad es que me quito el sombrero frente a la elección de las canciones ya que hubo para todos los gustos: Desde temas ancestrales como Campeón o Diferentes, hasta un repaso por los nuevas canciones como la dramática Aunque te rías de mí, no exenta de teatralidad por parte de Guille Mostaza, Prisa o el single O tú o él o yo. Se recuperaron temas como El Anillo, canción que me hace especial gracia por su letra o la bendita O lo dejas o lo tomas, que cerró magistralmente el concierto, dando al público lo que quería: Algo épico.
Aunque yo iba con mis reservas hacia el directo de Ellos, estuvieron muy equilibrados en sus comentarios y mejorados respecto al trato hacia el público y sobre todo se ve mucho más trabajo a nivel musical que en el escenario nos llega en forma de calidad. Está claro y huelga decirlo que se trata de uno de los grupos más asentados de la música independiente patria y por mucho que intenten esquivar muchos factores, los años avalan su trayectoria. Incluso solventaron con gracia y a capella los problemas técnicos.
No es que les dé un sobresaliente porque hay puntos flacos y a veces un poco de humildad gusta al respetable, pero supieron divertir, transmitir y presentarnos como es debido su Pop Cabrón, que en directo suma mil puntos respecto a las escuchas.
Además, si os quedasteis sin entradas para el sábado, buenas noticias. ¡El 7 de marzo regresan a Madrid!
