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El PARDO + Medievo + Hielo en Varsovia + Rabbies

pardo

 

Foto: Laura Pérez Calle.

12 de diciembre de 2013.
Sala Wurlitzer (Madrid).

 

Lo único que espero cuando voy a un concierto es no salir como si se me fuese a dar la vuelta la cabeza de indiferencia. No guardo esa esperanza de salir sin ganas de hablar, con la cara desencajada y la sensación de necesitar días para digerir lo que acaba de pasar. Y tampoco suelo esperar terminar el concierto eufórica hablando muy alto y sonriendo mucho. Las expectativas suelen entrar dentro de un margen de normalidad.

El jueves pasado arrancaba con Rabbies, una girl band enrabietadísima que re-aparecía para decirlo todo muy alto y muy como antes. Punto de inflexión que, por desgracia, ya no se aprecia tanto. Digamos que el vandalismo, sucio y claro, dejó de tener sentido cuando Rolling Stone hizo de él una editorial de moda.

Tras las Rabbies, se subían a la tarima de la sala Wurlitzer, Hielo en Varsovia. Lo más parecido a un amplificador estallado que he escuchado nunca. A los que nos gustan más las zapatillas usadas que las recién estrenadas ese ruido nos parece bien. La estridencia de las letras oscuras, y la tendencia a mezclar la mierda con la confusión de la bulla. El escándalo para todo. Ese alboroto que consigue arrancarte una sonrisa mientras escuchas. Sí.

Hielo en Varsovia dieron paso a Medievo. Con intervalo para salir, coger aire y comentar un par de cosas con los que, a menudo, nos encontramos. David Medina y Miguel Ángel Blanca (Manos de Topo) son los artífices de Discurso de Investidura. Seis canciones sobre política y sociedad. Toda una tesis sobre la mala hostia y la cara de imbéciles que se nos queda a veces. Ya es hora de empezar a llamar a las cosas por su nombre. Un poco eso. Y me parece de bastante buen gusto hacerlo a través de algo tan concreto como una canción, una poesía o un artículo, por ejemplo. Dedicar tiempo y esfuerzo a que la forma que – siendo honestos – es lo primero que nos llega, resulte algo más atractiva de lo que resulta normalmente. Aún así, me temo, tendremos que seguir escuchando que aquí nadie hace nada.

Apoyados en una sucesión de proyecciones, con una carga política y seriedad creciente, el dúo barcelonés fue incrementando también la fuerza y la tensión de un directo marcado por esas últimas imágenes proyectadas. La indiferencia hizo su primera desaparición palpable de la noche. Era imposible mantener la compostura absoluta con la guitarra y la voz destacando con claridad muchos de nuestros pensamientos durante estos años de extrema tomadura de pelo. ‘Desde las arcas del infierno cotidiano, entre el asco que provocan nuestros políticos, el magma tectónico de youtube y la rabia compartida en este contexto de crisis: llega Medievo.’ ¿Ha quedado suficientemente claro?

El Pardo aparecían los últimos, entraba en previsión. Claro que, ellos presentaban – no en primicia, pero casi – su primer trabajo. Y estábamos bastante convencidos de que pasaría algo bueno el jueves. Pero no tan bueno.

Me gustaría aclarar dos cosas: 1. No estoy dejándome llevar por la pasión 2. El Pardo es lo más punk que he visto desde que,… desde siempre. Y es difícil no dejarse llevar por la pasión cuando estos chicos/a – parte de otras bandas – se exponen desde la tarima para hacernos pensar, para que nos irritemos y gritemos con criterio, para dar una lección de buen gusto, abrirnos los ojos y pegar una patada en la boca de nuestra parálisis mental. El Pardo son el golpe sobre la mesa que necesita el pop español, el indie español. Llámenlo como mejor les parezca, miren.

Lo cierto es que ya les gustaría a Refused ser la mitad de reales que muchos de los grupos que estamos viendo nacer a raíz de esta situación de ________ (rellena el espacio).

En este pastel, sin duda, a veces pasamos por alto el ingrediente implícito en las letras de los grupos cuya evolución hacia lo severo y la crítica es más que evidente: la tristeza. Sí que hay un grado importante, una cucharada de melancolía. La melancolía que – en definitiva – siempre hizo despertar a grandes grupos de gente bajo un pensamiento parecido. Esa sensación de coincidencia en el vacío. La necesidad de encontrar sostén en personas que se han visto envueltas en la misma situación. La represión, las guerras, los acuerdos, la industria. Siempre son ellos quienes generan el movimiento. Lo hacen tan mal que programan esto y motivan lo contrario.

La formación encabezada por Raúl Querido, titán, gritando como un animal, dejó claro cuál es el nivel, cuál es la intención y hasta qué punto han interiorizado canciones como El Inútil de Mariano o ¡Son los 90! Para ponerlas en juego así.

Lo mejor del jueves fue saber que todavía existen personas que jamás comprarían la camiseta de Joy Division  que venden en H&M.

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