InicioConciertos - ArchivoEl capitán Aaron Rux os desea un buen viaje en el barco...

El capitán Aaron Rux os desea un buen viaje en el barco del amor, el cóctel y el desenfreno

Bienvenidos al barco del amor. No se olvide de tomar su biodramina y vestir sus mejores galas. El tiempo previsto son largas puestas de sol sobre horizontes infinitos. Colores rojizos, fluctuando sobre destellos de luz en ojos ajenos. Mantenga la calma y deje deslizar sus pies, el capitán Aaron Rux ya ha puesto los motores a funcionar y suena la banda sonora de su crucero de placer. No hay prisas, no hay tráfico. Está todo incluido. No olvide sonreír hoy, si todavía no lo ha hecho. Bienvenidos al maravilloso Pacific Princess. Uno de los mejores barcos de la armada de los EEUU, asimilado al puerto de Madrid, desde hace ya unos años. Hay cócteles en cubierta y la voz de Lorena Iglesias se vuelve agua en los oídos.

Pacific Princess es la nueva criatura del multifacético y poliédrico Aaron Rux (Canódromo Abandonado, creador de bandas sonoras, videos, guiones, acompañante de Joe Crepúsculo a los sintetizadores). Una criatura que destila clase y glitter con un cóctel, en cubierta a primera hora de la tarde y se deja llevar a lo largo de la noche a terrenos más bailables.

Aaron Rux presentó en el muy acorde Café Berlín su larga duración, en formato cuarteto, acompañándose de bajo, batería y sintes. Pantalón y americana blancas, gorra. Un concierto que parte de Chandeliers y va dando suelta a una banda sonora en versión original de una película sonora, en las que los fondos marinos los pones tú. Un concierto en el se percibe el primer larga duración va subiendo de ritmo y va llegando al centro de la pista. Huele a película italiana, a la Playa de Copacabana, a un verano sin fin. Es la orquesta del titanic bailando hasta el final, con la sonrisa puesta perenne. Ella lleva un vestido de brillantes y le guiña el ojo a un señor de bigote del cuarto 423. Hay champán con hielos en la entrada de la habitación. Hay ropa íntima de caballero, señora, caballero al final del pasillo, derramada por el suelo. Hay tiempo para la introspección en Pacific princess y para beber un sorbo más y que los efluvios de las burbujas suban el tempo y acabar con un italodisco. Hay desenfreno en el camarote de al lado, pantalones marineros y tantas de leopardo.

Electrónica, toques de guitarra, sintetizadores, voces susurradas. Medios tiempos y movimiento de cadera cadenciosos, arrastrados en una suave espiral. Una borrachera de cóctel feliz. Un momento feliz, al que se unió Joe Crepúsculo para acabar/empezar la fiesta con una versión de Copacabana.

Una exquisita delicia.

spot_img