Hace ya año y medio de ese álbum conmemorativo que nos regaló Dorian para celebrar sus diez años en esto de la música. Diez años y un día embarcó al grupo en una gira que ahora llega a su fin, y dicho fin ha comenzado el 4 de noviembre en Madrid y ahí estuvo CrazyMinds para contároslo.
Nunca en un concierto en sala había presenciado tal retraso, pero por la ocasión y por los protagonistas del evento todo era perdonable. A las 21:30 aparecían en escena Marc, Víctor, Bart, la maravillosa Belly y Lisandro, para empezar con Los amigos que perdí. Los catalanes saben de sobra cómo calentar al público, y es que empezar con esa canción no es algo que hayan dejado al azar, se nota que cuidan hasta el más mínimo detalle del set list. A partir de ahí todo fue para arriba, continuaron con Verte amanecer y Soda stereo y eso fue suficiente para meterse al público en el bolsillo.
Repasando todos sus temas e intentando no dejarse ningún clásico en el tintero, llegamos al ecuador del show, en el que Marc agradeció a los nuevos fans su apoyo, pero quiso hacer especial mención a los veteranos que siempre han estado ahí, y para ellos fue dedicado Tan lejos de ti. Tras esto llegó la reivindicación política de la noche, puesto que Dorian colabora con Intermón Oxfam para acabar con el escaqueo fiscal. Chapeau por ellos.
Llegaron Veleros, Paraísos artificiales, Arde sobre mojado y La mañana herida (best song ever), y Dorian desapareció del escenario. Nadie entendía nada, la música volvía a sonar y la voz de Marc salía por los altavoces, pero el escenario seguía vacío. Nos giramos y ahí estaban al completo, subidos sobre la barra de las míticas palmeras de La Riviera. Ataviados con guitarra e instrumentos para deleitarnos en versión acústica de algunos temas a modo de regalo por ser una ocasión especial. El momento más emotivo llegó con Te echamos de menos, canción que Marc escribió para una persona de la que él estaba distanciado y murió antes de que pudieran arreglar las cosas.
Ya de vuelta en el escenario, llegaron Armas para volar y Tristeza. Después de eso, en acústico comenzaba LA fiesta dentro de la fiesta. Luces, buenos ritmos y confeti para despedir el concierto por todo lo alto con ese temazo que es La tormenta de Arena, fiesta que recordó a lo vivido una hora antes cuando había llegado A cualquier otra parte. En resumen, fue un inicio de fin de gira mágico en el que Dorian pudo recibir de vuelta el cariño que dan a todos sus seguidores. Se gustan sobre el escenario y disfrutan sobre él, especialmente Belly. A pocas personas he visto gustándose tanto mientras hacen música, tal y como hace ella. Conseguís emocionar, y eso no es fácil. ¡A por otros 10 años! (Como mínimo)