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Directo específico de Extraperlo en Madrid

Foto: Elisa Abuín

En esta reseña hay saltos temporales. Y espaciales. No hay un orden lógico. Se pide disculpas. Se pide amor. Se piden noches tropicales en medio del frío. Se agradece a La Fonoteca su invitación. Se agradece a la ginebra su existencia. Y a la tónica. A la música de cóctel. Se agradecen las palmeras clavadas en los hielos de la copa, como símbolo de conquista de un pedazo de tierra nuevo. Se agradece su no presencia.

Es tiempo de Extraperlo. «El origen de este acrónimo (con s) está en un escándalo político ocurrido durante la Segunda República española, producido como consecuencia de la introducción de un juego de ruleta eléctrica de marca «Straperlo», nombre derivado de Strauss, Perel y Lowann, apellidos judíos holandeses de quienes promovieron el negocio, y que habrían aportado al acrónimo letras en cantidad proporcional a la participación en la empresa (otras versiones afirman que el término procede solamente de los dos primeros nombres)» (Wikipedia dixit). Juguemos a la ruleta.

Notas después del concierto: Extraperlo han querido hacer un resort musical con palmeras. Una estación turística o complejo hotelero imaginario. Con escapadas de lo nuestro y postales de la bahía. Hay cócteles al fondo y actividades orientadas al hedonismo y la recreación del espíritu. Hay piscinas de celofán y hermosas mujeres/hombres sonríentes. Un resort que es percibido bajo un filtro de instagram hermoso, tipo años 70-80 . Un resort con palmeras bucólicas en el que la voz (y los coros) cobran mayor protagonismo. Un protagonismo compartido por los riffs tropicalistas marca de la casa, la rítmica constante de la linea de bajo y batería. Y unos teclados que perfilan y embellecen el bonito regalo, que supone su Delirio específico.

Su segundo trabajo. Ese que todos temen. Segundo trabajo después del «Desayuno continental» que todos devoraron/mos. Un Desayuno que estaba lleno de canciones redondas, pequeños himnos bailables. Y porque no decirlo un primer álbum alumbrado en plena ola del tropicalismo y el «sonido Barcelona» con El Guincho y Delorean, girando por el mundo, con grupos como Vampire Weekend sonando por todas partes. Una ola que se antoja que ha llegado a la misma orilla. Ola que envuelta en atmósferas, oscurecida y con tempos más lentos sigue su camino, con diferentes nombres. Delirio específico se lanza tres años después de Desayuno continental y 3 años son muchos decía su cantante Borja Rosal. Sin duda son muchos.

Notas atemporales: Vayamos al hecho. Extraperlo presentaban en Madrid, después de hacerlo en Barcelona, su nuevo trabajo. El número dos. El segundo. La confirmación o el fracaso. Su Delirio Específico. Lo presentaban en un concierto programado por La Fonoteca.

Notas pre-temporales: Concierto que abría Diego García y su Estela Discoidea que los compañeros de lafonoteca lo definían como: «Diego García es un asturiano residente en Barcelona, amante de la electrónica analógica que acaba de publicar su primer disco Estela Discoidea con el sello de moda, Sonido Muchacho. Diego define genialmente su trabajo de esta manera: “un paseo psychotrónico campestre, que se adivina como un guateque imaginario donde uno baila entre lo hauntológico y lo sabrosón, entre lo ye-yé y lo pagano, o entre la electrónica caducada y el folclore de pueblo». Un Diego García, rodeado de un armamento retro-sónico, con el que dibujaba un pasaje sonoro cercano al cine, a las bandas sonoras, micro-sonidos y espacios de referencias tropicalistas cercanas al baile. Primer plato de la noche. Que resultó muy interesante y al que seguiremos la pista. Puedes escucharlo aquí.

Notas sin más: «Parababara pam, panm, parabarabara, dan dan dan dan dan» era lo que quedaba en mi cabeza horas después del concierto. Ese regusto en la garganta y el jodido ritmo que hace que incluso yo me mueva, ahora. Ahora no. Ese ritmo marcado en la cabeza. O extrasensorialmente.

Notas: ¿Lo notas? Sin duda Extraperlo defendió mejor su primer Desayuno Continental que el Delirio específico que se antojo más específico que otra cosa. Maniatados por el sonido. Muy baja la voz. Y con algún problema para que entrase la batería. Que si bien, sirvió para valorar que su nuevo disco navega por canciones menos definidas, más de segunda escucha. Con grandes letras. Un acercamiento a los 80. A la originalidad y oscuridad de los 80. Un sónido cóctel que debe crecer mucho a lo largo de la gira. Y que con Ardiente Figura dió una verdadera muestra de como puede sonar el resto. Con los preciosos coros de Alba apoyando el paso al frente de Borja con la voz en las canciones. Aleix y Cacho se siguen cambiando la guitarra y el bajo, dejando marcado el sello Extraperlo. Sin duda, son un clásico. Un clásico con sólo dos trabajos.

 

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