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Desenfreno y gamberrismo del bueno en la visita de Los Nastys a Donostia

A todos nos gusta ver a grupos impecables y de gran calidad sobre los escenarios. Muchos tiran hacia lo internacional porque piensan, permitirme que discrepe, que son mejores que nuestros grupos patrios, pero hay momentos que tanta perfección nos acaba aburriendo, y más en los tiempos que corren y sobre todo con la que está cayendo en nuestro país, y necesitamos frescura, descaro y sobre todo diversión.

Nos apetecía desparrame, frivolidad y ritmos frenéticos, así que nada mejor que empezar el puente de la mano de los irreverentes (cariñosamente dicho) madrileños Los Nastys.

Abrían la velada los bilbaínos Las Selvas. Quinteto de guitarras, bajo y batería, con Sara al frente, a la voz. Aunque con un inicio un tanto tímido, nos fueron ganando poco a poco. A medida que se sucedían los temas nos dábamos cuenta de que nuestras caderas iban tomando vida propia, moviéndose al ritmo de sus frescos ritmos de garage y surf, con una voz muy potente donde Sara casi se quedó afónica al final del bolo.

Muy interesante y fresca la propuesta de esta banda nobel, que a pesar de estar comenzando tienen un sonido bastante cuidado, con momentos de bajo que se lleva todo el protagonismo y donde hacen muy buen uso del reverb y de la distorsión.

Fue una media hora aproximada muy corta y amena donde predominaron temas muy rítmicos, y donde los bilbaínos contaron en todo momento con el apoyo de sus amigos que no dejaban de bailar, fotografiar y animar a estos jóvenes que esperemos sigan dando muchos bolos («Venimos desde Bilbao pero vamos a tocar donde queráis», nos decía su lideresa) ganando así más confianza sobre el escenario.

Nosotros les ponemos más que un aprobado y nos quedamos con su nombre. Recordadlo: Las Selvas.

Poco tiempo pasó desde que bajaron Las Selvas al escenario y subieran Los Nastys.

Los madrileños venían a presentar su Música para el amor y la guerra, del que desgranaron todos los temas, pero sobre todo a repartir diversión, desparrame y descaro.

Su sonido es sucio, parece que al inicio Luli (batería) tuvo algún problema técnico con su micro de voz. Aun así estos tipos son unos seductores natos, y en seguida contagian a todos los presentes con su actitud chulesca y descarada, pero sobre todo con sus canciones, a caballo entre el garage, el rock & roll y el punk.

A pesar de que el aforo apenas llegaría a algo más de la mitad, no sé cómo explicar la que consiguieron montar los de Madrid. La noche se sucedió de bailes frenéticos, empujones, pogos, crowdsurfing y del escenario invadido por fieles feligreses de Los Nastys, consiguiendo que el público fuera tan protagonista o más que el propio grupo.

Comenzaron con Es Tiempo de Cambiar de este mencionado último álbum con un público en un principio, muy correcto, vamos como acostumbra a ser el público donostiarra. Sólo veíamos movimientos de cabezas y tímidos atisbos de baile, y como ya he mencionado antes, ni nos imaginábamos la que se iba a acabar montando.

Le sucedió una de las canciones «para la guerra» con Malditos al Nacer y aquí ya observamos que a los movimiento de cabeza se le sumaron  los de los brazos en alto, y ya la explosión llegó al son de Bebe Gigante, donde vimos el primer pogo de los muchos que se sucederían a lo largo de la noche.

Hasta este momento no se habían presentado, y con la efusiva presentación en la que nos invitan a seguir bailando se suceden los temas de Música para el amor y la guerra, con la inclusión de Baby de su anterior álbum Noche de Fantasmas con Los Nastys, hasta llegar a El Diablo, donde se desata la locura y los pogos dan lugar a varios crowd surfing nuevamente al ritmo de la trepidante batería de Luli.

Y aquí tengo que hacer una mención especial a esta titana a las baquetas, porque si siempre decimos que Julia de Rufus T. Firefly, es una de las mejores baterías de la escena indie nacional, es porque no habéis visto a Luli, espectacular.

Retomando; los pogos ya no cesan y menos cuando casi sin respiro a El Diablo le sucede la trepidante Hacienda, el segundo tema que escuchamos del álbum anteriorLos ritmos endiablados se apoderan de todos, saltos, empujones, riffs de guitarras a la velocidad del rayo, en fin esto es una locura.

Para el final, tiraron de los primeros temas que conocimos de la banda como la mítica Fumar, Beber y romper, y precisamente eso es lo que pasó, que se rompió la pista de baile, eso era pura algarabía, con bailes imposibles y donde uno de los asistentes, miembro de la banda Albert Cavalier, no puede resistirse y coge a Fran a hombros, que es llevado por la multitud en volandas sin parar de tocar, gesto que al acabar agradeció de todo corazón el guitarrista. Lo podéis comprobar en el siguiente vídeo a partir del minuto 1:50

Se estaba acercando el final y con él, los dos temas con los que ya no había prácticamente nadie que no se hubiera sumido al baile y es que es imposible no moverse con Bla Bla Bla, y menos aún con su último bombazo Veneno de Serpiente, donde cómo no, esta vez era Luis el que sería llevado en volandas. El fin de fiesta llegó con todo el público bailando sobre el escenario. Incluso alguno venido muy arriba no se pudo resistir a hacer el popular bailecito Swish Swish….al ritmo de Los Nastys…. Increíble.

 

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