Nudozurdo + The Secret Society.
Sábado 17 de Marzo. 21:00h
Sala Dabadaba de Donostia.
Tras su paso por la sala Dabadaba de Donosti, nos consta que Nudozurdo no es un grupo que mueva masas. Ellos nunca han optado por la melodía fácil y el estribillo repetitivo, sino que siempre han sido fieles a sus criterios de hacer música por y para su disfrute. En mi humilde opinión, Nudozurdo, cumple todos los requisitos para ser considerado un grupo de culto, apto para los oídos más exquisitos, y no somos muchos los que pertenecemos al selecto club que sabe apreciar la exquisita delicadeza sonora con la que nos deleitó el trío madrileño.
Digo ésto porque, no siendo uno de los conciertos más multitudinaros de la sala Dabadaba, en momentos, parte del público parecía estar más interesado en sacar la correspondiente foto para el postureo en redes sociales y en mantener una conversación de lo más animada en medio del concierto, que en entregarse a la fantástica liturgia sonora de los madrileños.
Secret Society:
El también grupo madrileño que comparte batería con Nudozurdo, The Secret Society, eran los encargados de inaugurar el escenario, pocos minutos después de las 21:00h de la noche.
Fue un auténtico gustazo ver a otro músico de culto como lo es el gran Pepo Márquez en acción por primera vez. Y tengo que reconocer que me encandilaron enseguida, sobre todo, cuando Pepo hizo en pocas palabras un gran alegato feminista. Desde aquí te doy las gracias. Ojalá más grupos con ese discurso tan valioso como necesario.
Aun siendo muy pronto, y aun con poca gente en la sala, supieron abrir con muchísima honra la noche.
Lifetime Compromise de su álbum del 2008 I Am Becoming What I Hate the Most, era el tema encargado de abrir este magnífico recital.
Magnífico, porque intercalaron muy coherentemente temas de su último álbum Hacemos Ruidos Raros al Rompernos, con su trabajo anterior Peores Cosas Pasan en el Mar, del que en seguida sonó el pop exquisito de Parte de Guerra, y del que tampoco faltaron temas como Las Pistas Falsas Conducen al Desamor, o la contundente El Amor Es Una Puerta Que Sólo se Abre Desde Dentro.
Y es que, a pesar de que es innegable la calidad de temas como Ya Sólo Quedan las Marcas, o Aquellos que lo tienen todo no merecen nada, fueron las canciones de su álbum anterior las que más calaron entre el escaso pero entregado público.
Aproximadamente 40 minutos, que se nos pasaron en un suspiro, tanto por el buen hacer de la banda, como por su líder Pepo que estuvo en todo momento bromeando e interactuando con los allí presentes, pero sobre todo por el doble esfuerzo de Ricky Lavado, que hacía doblete en la noche del sábado.
Nudozurdo y su épica intensidad lírica y sonora.
Han sido numerosas las veces que he visto en directo a Nudozurdo, siempre en festivales o en eventos al aire libre. Ésta era la primera vez en sala, y si en varios de esos directos había sido más que evidente la apatía de la banda, lo del sábado fue de erizarse el vello por momentos, con pasajes épicos.
Por fin venían a Donosti a presentar su último trabajo Voyeur Amateur, y la cita era obligada.
Salía Leo Mateos sólo al escenario, tan sólo arropado por su guitarra y su voz. El acústico de la estremecedora Mensajes Muertos del álbum Tara, Motor, Hembra, era el que ponía inicio a el mejor concierto de Nudozurdo que he visto hasta la fecha.
Daba así inicio a un concierto que iría ganando en intensidad con un sonido impecable, donde las desgarradoras melodías junto con la voz de Leo, que en ocasiones más bien parecen plegarias, consigue hipnotizarnos y sumergirnos en una experiencia casi mística.
Salen Ricky y Meta quien con batería y bajo respectivamente acompañan el maravillosos rif de guitarra que da inicio a Bondage Belcanto, tema que abre este último trabajo de los madrileños, y uno de mis favoritos de este último disco. El sonido de la guitarra es simplemente espectacular y saben dar a cada canción la intensidad necesaria para que el concierto sea épico.
Intensidad que va aumentando con otras canciones antiguas como No me Toquéis o Golden gotele de su álbum Tara Motor Hembra (2011), hasta llegar al momento álgido, con uno de sus clásicos Ha sido Divertido del álbum Sintética. Es impresionante el trabajo de Ricky a la batería, que nos lleva cada vez más y más arriba.
Nos quedamos en Sintética para volver a relajarnos un poco con Mil Espejos. Hasta ahora sólo hemos escuchado un tema del último disco, pero lo remedian con , precisamente el tema que da título al álbum, Voyeur Amateur. Aquí no sabemos si premeditadamente o no, el sonido suena más intenso y muy sucio, hecho que lejos de desagradarnos, nos hace entrar en un estado de euforia que nos coge como por sorpresa. Tal vez es el bajo de Meta, el que nos lleva hasta allí, y no paramos de cantar: «Te necesito despierto, esta noche al menos».
Pasamos de un estado a otro, cuando bajo, y la batería nos ponen el corazón en un puño en Estás tan Perdida. Las notas envolventes, la manera en que combinan los instrumentos con esa letra en la voz de Leo nos estremece, al igual que lo hace Úrsula Hay Nieve en Casa con esa guitarra exquisita y esa sutileza sonora. Son momentos de erizarse el vello.
Salimos de ese letargo gracias nuevamente al bajo de Meta, que daba inicio a otro de los momentos álgidos de la noche con El Hijo de Dios, que, cómo no, todos los allí presentes coreamos a grito pelado. Momento donde otra vez Ricky nos enseñó sus fantásticas dotes para la percusión. Impresionante momento.
Estamos llegando al final y la banda vuelve a recuperar canciones de Tara Motor Hembra, del que ya han desgranado unos cuantos temas, para volver a compungirnos con Prometo hacerte Daño, y sobre todo con la maravillosa y dolorosa Dosis Modernas.
Bucles Dorados es la elegida para dar por finalizado el concierto antes de los bises.
Bises para los que Leo, pasó a una magnífica guitarra de 12 cuerdas azul. Es hora de cambiar nuevamente de sonido e ir encaminando esta recta final con dos temas de Voyeur Amateur. El primero, el más rockandrollero con Jaula De Oro, donde la guitarra brilla con luz propia, y el final apoteósico con los 9 minutos que nos llevó por la estremecedora historia de La Ruta de los Balcanes con esos punteos post-punk y esa batería que nos puso los pelos de punta.
Final épico, como lo ha sido este magnífico concierto.
Fotos: Richard Curiel.