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Crónica FIZ 2018: Efervescencia programada

Lo cierto es que la celebración del Festival de música Independiente de Zaragoza, en su edición número dieciocho, deja sensaciones positivas pero también algún que otro desliz organizativo llamativo teniendo en consideración el bagaje del evento. Y es que la llegada a la madurez de esta cita, representada a la perfección gracias a la incorporación de la banda granaína Los Planetas en el cartel de este año, ha terminado de significar el asentamiento de esa nueva línea musical trazada aproximadamente a partir de 2013 y que tanto éxito les está generando durante los últimos años.

Su puesta en escena el fin de semana anterior del inicio de las Fiestas del Pilar ya es una tradición… y probablemente sea la mejor fecha de todo el año para desarrollar una actividad de este tipo en Zaragoza. La localización, de nuevo en la sala multiusos del Auditorio de la capital maña, es la otra gran ventaja estructural con la que cuenta el FIZ. Dos aspectos que, junto a esa nueva oferta musical, están logrando que este encuentro anual siga en alza.

Respecto al cartel, su apuesta sigue siendo clara, firme y directa. Bandas con renombre y que arrastran masas, este año Los Planetas pero en otras ediciones fueron Love Of Lesbian o Vetusta Morla. También hay otras que se encuentran un escalón por debajo, Dorian este 2018 y Sidonie o Xoel López anteriormente. Aquellas que se encuentran en un paso intermedio, ejemplos como Izal en 2014, Belako en 2016 o Viva Suecia este 2018. El toque electrónico, que ha abarcado desde Fatboy Slim a Django Django este año. La apuesta internacional, que en ste caso coincide que también son Django Django pero ya ocurrió con The Strypes o The Vaccines. Tampoco se puede pasar por alto el detalle hacia Aragón cada edición: Big City en 2013, My Expansive Awareness en 2014, Calavera en 2016 o Los Crâpulas en la presente celebración.

Y lo cierto es que es una línea que funciona a la perfección. Eso sí, lo de que este mismo público vaya a las salas el resto del año ya resulta una idea más utópica… y no es precisamente por la escasa oferta. A nivel organizativo hay una idea buena y un fallo importante. El aspecto positivo, del cual me alegro, es que se ha optado por el vaso reutilizable dentro del recinto. Aunque luego la sala multiusos termina igualmente como termina, su implementación es una medida coherente que esperemos se desarrolle en próximas ediciones. En cuanto a lo negativo, quizá no disponer de datáfonos para cambiar dinero por Tokens no es una buena gestión. No es cuestión de hacer sangre, pero que ocurra esto en la actualidad no es demasiado lógico. Por lo demás todo sigue igual, lo único diferente es que este año ya se han incorporado las pulseras de tela en vez de las de plástico.

Los Crâpulas y las cacerías modernas

Ser los primeros en abrir la lata —tenía que hacer un guiño al paso previo de la banda por la Lata de Bombillas— en estas citas musicales totalmente condicionadas por la organización y distribución de los horarios es una tarea ardua, compleja y comunmente deprimente. O eso es lo que ocurre sin ser consciente de dónde te metes, todo lo contrario a cómo lo plantearon Los Crâpulas. Y es que bagaje no les falta. La única representación aragonesa en el escenario principal aparcó el sentido del ridículo y demostró desde el inicio una actitud desinhibida canallesca que pareció ser una adaptación territorial de La Vida Moderna y Da Suisa. Un discurso musical basado en la improvisación y apoyado en temas como La Gran Cacería —de su EP titulado Amor, Comprensión y Ternura— que son carne de hit. Eructos y «olraits» aparte, fueron un buen preludio de todo lo que vendría después. De hecho, les dio tiempo a tocar íntegramente todos sus temas.

Los Punsetes y la fijación viva

Después de celebrar el fin de gira de ¡Viva! —disco que se coló en el TOP 6 nacional de 2017— en Madrid el día anterior, Los Punsetes fueron efectivos y el público logró conectar durante la gran mayoría del concierto. Sus cinco canciones más escuchadas según Spotify fueron coreadas a coro ante una multitud que ya se preparaba, como demostraban sus camisetas o incluso banderas, para los directos de Viva Suecia y Los Planetas. Esa faceta potente, directa y poco ortodoxa la explotan a la perfección. Contrastes que han logrado focalizar totalmente en este último trabajo y que, por ello, tanto le has hecho darse a conocer en nuestro país.

Viva Suecia y la combinación perfecta

Cómo cambian las cosas, de ver a los murcianos en la Sala López ante una sala prácticamente vacía en mayo de 2016 a verlos ante un público totalmente entregado en septiembre de 2018. A este ritmo serán el relevo natural de bandas como Izal, especialmente en el ámbito festival de nuestro país. Apoyados de una escenografía cuidada pero no grandilocuente y una actitud arrolladora, se encuentran viviendo una época gloriosa ya que terminan engatusando allá por donde pasan. A su favor incluso los pequeños detalles, como que se te suelte la correa de la guitarra y lo termines convirtiendo en show positivo. Confeti y baño de masas final. Saben que son capaces de dar el salto definitivo —que probablemente llegará tras la publicación de su próximo disco— y todo ha parecido alinearse para que así sea.

Los Planetas y el espíritu autónomo

Dejando de lado el defecto profesional de pretender comprender todo lo que canta Jota, porque eso es un hecho, su actuación supuso el momento álgido de esta décimo octava edición del FIZ. Hay que reconocer que hay bandas que no terminan de casar con los festivales, especialmente aquellas a las que rodea un aura tan especial, literal y figuradamente. Buena muestra de ello fue la inclusión dentro de la estructura de su paso por Zaragoza de bises —Pesadilla En El Parque De Atracciones e Ijtihad—, todo ello acompañados por una iluminación y humo que dotaron a la formación de un halo de misterio y lejanía. Islamabad dio inicio, Un Buen Día fue probablemente la canción más coreada durante todo el festival —con permiso de A Cualquier Otra Parte de Dorian— y el resto del setlist fue un claro repaso a toda su discografía. Un claro guiño al público maño que no les veía en su ciudad desde 2005, precisamente en la edición del FIZ de ese mismo año.

Django Django y el baile libre

La selección internacional para este 2018 era una banda cuyo debut, homónimo y publicado en 2012, fue uno de los mejores lanzamientos de ese año e incluso fue seleccionado dentro de los Mercury Prize —que ganaron alt-j gracias a An Awesome Wave—. Aunque su concierto se inició con un retraso de unos 10 minutos, mostraron en directo esas complejas y sobre todo variadas técnicas que consiguen recoger y hacer encajar para construir unas canciones que resultan ser un compendio de todo… con theremin de por medio. Sobrecargas sonoras que aportaron su faceta a un FIZ que hasta entonces se había centrado más en corear que en bailar.

Dorian y una apisonadora universal

Ese discurso negro sobre blanco que presentan actualmente con no motivo de la gira de presentación de Justicia Universal, su nuevo trabajo publicado este año, acompaña esa idea dual que transmite la propia banda. La alegría triste y la tristeza alegre. Su nueva escenografía, con una lona blanca al fondo con la portada de su reciente disco y cuatro pantallas rectangulares, ofrece una pequeña variante dentro de ese ambiente que transmite esta banda cuyo paso por Zaragoza —bastante común desde sus inicios— se termina convirtiendo en un éxito total. Un setlist clásico trabajado hasta la saciedad —clásicos como A Cualquier Otra Parte, El Temblor, Los Amigos Que Perdí o La Tormenta De Arena— al que han incorporado Duele, Justicia Universal, Noches Blancas o Hasta Que Caiga El Sol. Otro bolo más, con sus confetis característicos y agradecimientos.

Guille Milkyway DJ Set

El fin de fiesta, que este año fue sorprendentemente solo hasta las 04:30h, fue obra de el principal responsable de La Casa Azul. Una breve sesión en la que la mezcla de estilos fue el denominador común, desde los Ramones hasta Bad Gyal pasando por Beyoncé. Hubo tiempo para escuchar el Boys Don’t Cry de The Cure, el I Want You Back de The Jackson 5 o Boys And Girls de Blur. A esas horas el público, que disminuyó notablemente después de Los Planetas, quería bailar y Guille —al menos por repertorio— lo consiguió.


Fotografía: FIZ Festival

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