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Arcade Fire, reyes del cuadrilátero y las calles de Madrid

Solamente con entrar al Palacio de los Deportes, perdón, Wizink Center, y ver el escenario en forma de cuadrilátero de boxeo esperando en el centro del recinto, ya te haces una idea de que vas a ver un espectáculo diferente. Y es que hay conciertos que trascienden la música y se convierten en un gran evento que sume a sus asistentes en un estado de éxtasis colectivo total.

 

Arcade Fire volvían a nuestro país para presentar su último trabajo, Everything Now, el primero en haber recibido críticas en su hasta ahora inmaculada trayectoria. Pero dicen que lo que define de verdad a las grandes bandas, y estamos de acuerdo, es su directo, y hay pocos tan espectaculares y contundentes como el de los canadienses, que a nivel de escenografía y espectáculo ya están al nivel de bandas que como Muse o Coldplay, un paso al alcance de muy pocos.

 

Poco después de las 9 de la noche, fueron fieles al ring que les esperaba, y se produjo una presentación como si estuviésemos ante una velada del mejor boxeo, presentando a cada uno de los componentes de la banda en las pantallas gigantes, tras lo que se dirigieron al escenario por un pasillo entre los fans que pudieron sentir de cerca a sus admirados músicos. En total, nueve artistas multidisciplinares sobre el escenario, ya que a los seis habituales se les unen tres acompañantes en directo, uno de ellos la violinista Sarah Neufeld, que es como si siguiese siendo un miembro oficial de la agrupación. A partir de ese momento, se hizo la magia que pasamos a contaros.

 

El escenario

Desde luego, la experiencia de rodear el escenario y poderles ver de cerca desde cualquier punto del recinto, y no sólo aquellos que han hecho horas de cola para entrar, me resultó innovadora y positiva desde el punto de vista del espectador, si bien es cierto que hay aspectos y matices a mejorar de cara al futuro. Por ejemplo, dependiendo en el lugar en el que estuvieses, el sonido del concierto cambiaba mucho según a quién le preguntases. Quizá esta distribución hizo que en algunos lugares dentro de la pista el sonido no fuese el deseable para un evento de estas características, perdiendo muchos de los matices que caracterizan la música de este grupo.

 

Igualmente, se trata de una propuesta que funcionó mientras los integrantes del grupo están continuamente moviéndose por el escenario, pero en la última parte del concierto esto dejó de producirse, y por ejemplo en el área en el que me encontraba, vimos a los protagonistas casi todo el tiempo de espaldas a nosotros, una sensación rara tratándose de un concierto en vivo.

 

La música

Verdaderamente, Arcade Fire tiene un elenco de canciones tan impresionante que es difícil que uno de sus conciertos carezca de intensidad. De hecho, están tan seguros de su colección de hits que pueden permitirse el lujo de arrancar el concierto con Everything Now, el principal single de su último trabajo, y continuar con Rebellion (Lies), uno de los temas más exitosos y coreados de su discografía.

 

Después, hubo un repaso bastante completo a los diferentes trabajos que nos han ido regalando los canadienses a lo largo de los años, y si bien es cierto que su último disco ha sido el más controvertido en su trayectoria, hay que reconocer que canciones como Put Your Money On Me o Creature Comfort sonaron magníficamente en directo. Desde luego, vivimos momentos únicos con canciones como The Suburbs, Ready to Start, Keep The Car Running, Reflektor o ese final épico con Wake Up, ese momento único de comunión con su público en el cual banda y fans se unen en un coro y grito común que deja sin aliento.

 

El espectáculo

Los canadienses son conscientes de que se han convertido en una de las bandas referentes en la música internacional, y por ello llevan tiempo sabiendo rodear su talento de una imagen y escenografía de primer nivel. En este caso, nos han sorprendido gratamente por su llegada al escenario caminando entre el público, algo que repitieron en dos o tres ocasiones más durante el concierto. En una época en la que todo se vive y mide por su éxito en redes sociales, estos pequeños guiños se convierten en centenares de vídeos y fotos subidas a redes sociales en cada uno de sus conciertos, lo que hace que la difusión y popularidad de la banda y sus directos crezca como la espuma en cada cita.

 

Un fin de fiesta sorprendente y sin igual

Desde luego, los asistentes al Wizink Center vivimos algo a lo que no estamos acostumbrados, y que por ello lo hizo mucho más especial, cuando ya dábamos por finalizada la actuación de los canadienses. Mientras desfilábamos camino a la salidas del recinto, la música volvió a sonar de forma sorprendente con varios miembros de Arcade Fire mezclándose con el público y continuando la fiesta hasta la salida a modo de charanga. El fin de fiesta siguiópor los aledaños del pabellón deportivo ante la alegría de los fans, aunque probablemente los mayores sorprendidos fueron aquellos que estaban sacando su coche del parking, cuando de pronto vieron a sus ídolos desfilando junto a ellos por todo el recinto. ¡Bravo por ellos!

 

Conclusión

Pese a esos pequeños desajustes en cuanto a la presencia equilibrada de la banda en las distintos lados del escenario, traducidos igualmente en unas condiciones de sonido no absolutamente ideales en partes del concierto, Arcade Fire ofreció en Madrid un espectáculo al alcance de muy pocos. No hubo nadie (o muy pocos) que no saliesen del Wizink Center sin una amplia sonrisa en la boca, y después del dineral que costaron las entradas, es algo difícil de conseguir. No vamos a entrar en el debate de si Everything Now es un buen o mal disco, algo que ya hemos comentado con anterioridad, pero sí que estamos convencidos de que repetiremos en la próxima visita de la banda, que año tras año se convierte en una garantía de espectáculo inolvidable.

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