Aquellos maravillosos 90, aquella era dorada del britpop. La última jornada del Bilbao BBK Live 2018 será recordada por haber juntado a dos tótem de la música de los 90 el mismo día: Noel Gallagher con sus High Flying Birds y Damon Albarn liderando un espectáculo visual y sonoro magnífico con Gorillaz. A estos dos nombres hay que sumar a una banda infravalorada desde hace mucho como James, que ayudaron con sus éxitos a aumentar la nostalgia noventera que circuló por Kobetamendi.
El día de música comenzó pronto. A las 15:00 horas nos acercamos al bolo mañanero de Izaro dentro del ciclo Bereziak. Muy cercana al público, se dirigió en euskera a la audiencia y, junto a otros tres músicos, agradó con un bolo tranquilo y disfrutable. Venía de presentar su segundo largo, Eason, en el Palacio Euskalduna, por lo que el escenario (entre las dos Torres Isozaki) resultó más asequible para la joven cantautora.
Después tocó subir por última vez al monte para finiquitar el Bilbao BBK Live. Comprobamos que los problemas de buses del primer día estaban solucionados y hubo que hacer cero colas. Al llegar pudimos observar cómo la rapera local Aneguria versionaba a Kali Uchis y hacía bailar a los pocos, pero marchosos, asistentes que estaban ya por allí, acompañada de un montón de gente sobre el escenario. También hubo una parada en el Basoa y el Lasai, los dos espacios de electrónica del festival. El nuevo es el segundo y, pese a tener un sitio reducido, las vistas de toda la ciudad que se observan lo hacen un lugar novedoso y especial.
A eso de las 19:15 horas arrancaron Triángulo de Amor Bizarro en el segundo escenario. Los gallegos repetían en el festival y pronto comenzaron a hacer vibrar a un público que Isabel Cea catalogó de «increíble». Entre las canciones de su repertorio se colaron dos temas de su último EP, O Isa y Les llevaré mi cruz, y por lo que me comentaron no llegaron a sonar en su bolo mañanero. Al parecer cambiaron por completo la lista de canciones, algo poco habitual y que se agradece en caso de ir a ambas actuaciones. El final con Baila Sumeria, Barca Quemada y De la Monarquía a la Criptocracia desató la locura y los pogos en las primeras filas. No defraudan.
Nada más terminar, fue el turno de Benjamin Clementine en el escenario principal. El pianista, cantante y poeta británico apareció rodeado de una curiosa puesta en escena con maniquíes mirando en dirección al artista. «Aliens» los llamó Clementine en una de sus múltiples interacciones con la audiencia. Estaba claro que la intención del músico era trasladar su operístico y teatral repertorio a un festival, pero quizá se pasó con el feedback y las bromas con el castellano. En lo musical estuvo más acertado y sobre todo de voz, dejando claro que tiene unos registros inalcanzables para muchos. Tras el amago de irse con Adios, ofreció dos últimas piezas: I Won’t Complain, sobrecogido por la emoción; y Jupiter, llegando al clímax. No acabaría ahí su experiencia en el Bilbao BBK Live, ya que unas horas más tarde realizó una inesperada colaboración con Gorillaz.

Himnos de los 90
Y a las 21:35 comenzó la nostalgia noventera con James. La banda, eso sí, dedicó buena parte del show a presentar temas nuevos de su futuro disco, que llegará el próximo agosto. De ese tramo, destacó Come Home con Tim Booth dejándose llevar entre los fans y la épica impulsada por los vientos de Born of Frustration. Para cerrar dejaron algunos de sus hits más reconocibles y la peña lo agradeció con entusiasmo. Getting Away With It, Sometimes y Laid recordaron porqué fue una formación tan grande en los 90.

No nos movimos de esa década para presenciar el concierto efectivo y sin demasiados alardes de Noel Gallagher’s High Flying Birds. Sonaron muy bien, ofrecieron un repertorio lleno de clásicos de Oasis y canciones de su último Who Built The Moon? y regalaron momentos de clase como en el extendido soul The Right Stuff. Con una bandera del Manchester City colgada detrás del Gallagher, el grupo arrancó con siete músicos en la instrumental Fort Knox. Una introducción a las piezas recientes, ya que fueron sonando Holy Mountain, Keep On Reaching e It’s A Beautiful World, algunas con hasta 10 miembros en pista.
Dijo haberse percatado de que había seguidores de Oasis y no estaba equivocado. Fue sonar Little By Little y empezar a escucharse un coro gigante de la masa. Y tras esta, lo mismo con The Importance Of Being Idle, Half The World Away, Wonderwall (que en disco la canta Liam) y Don’t Look Back In Anger. Himnos que conquistaron a la audiencia antes del cierre con la versión de los Beatles, All You Need Is Love.
Espectáculo gigantesco
Mientras Jungle desplegaban su modernizado soul y funk con dos coristas a los lados y con dos líderes más pendientes de ellas que de animar a la peña, los seguidores de Gorillaz comenzaban a coger sitio para su esperada actuación en el Bilbao BBK Live. Y pareció una decisión acertada, ya que Albarn y compañía dieron un espectáculo gigantesco. Al cantante de Blur se le vio con muchas ganas, quizá la presencia de su padre y su madre entre bambalinas (él mismo lo afirmó) tuvo algo que ver. Si a eso le sumas que acaba de llegar al mercado un notable trabajo del proyecto, The Now Now, y que la lista de éxitos se completó casi al 100%, pues poco se le puede achacar a la extensa banda que salió al escenario.
Con coro incluido, nos sumergieron en su escénico y óptico show con un enorme «Hello» que dio entrada a M1A1. Después sonó Tranz, con los coreables teclados; y fueron sucediéndose los hits: Last Living Souls, Rhinestone Eyes, Tomorrow Comes Today, Every Planet We Reach Is Dead… Albarn no paró ni un segundo, cambiando de instrumento o haciendo de líder muevemasas y los vídeos animados centraban la atención gracias a los cameos de Jack Black en Humility o de Bruce Willis en Stylo. Oh Melancholy Hill y El Manana fueron recibidas con ganas y no faltaron las colaboraciones tan típicas de la discografía de Gorillaz. Peven Everett sobresalió en Strobelite y Jamie Principle estuvo muy animado en Hollywood.

Encarrilaron la recta final con la archiconocida Feel Good Inc., en la que se echó de menos a De La Soul, una participación muy deseada, y la ascendente Souk Eye, con Albarn al piano. Lejos de acabar, Gorillaz regalaron un bis con un total de cinco piezas, abierto con la instrumental Lake Zurich sirviendo para que Albarn tomase un respiro. Justo después, aparición estelar de Benjamin Clementine con papel en mano para leer la letra de Hallelujah Money. Totalmente inesperado y donde Clementine estuvo mejor que unas horas antes, dedicándose a cantar y no bromear. Los hits Saturn Barz, Kids With Guns y Clint Eastwood, introducida por Albarn en solitario en plan western, cerraron el derroche de energía.
Un concierto que quedará para el recuerdo y que puso el final a una ecléctica edición del Bilbao BBK Live que lo confirma como uno de los eventos internacionales del verano. Mucho público extranjero, cada vez más, y una gran cantidad de asistentes habituales que gracias a las mejoras constantes y los pocos inconvenientes, seguro que repiten en 2019. De momento, ya sabemos que veremos a Rivers Cuomo y los suyos 17 años después en España. Que llegue ya, ¿no?