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Conságrate. La Estrella de David + Jonston

La estrella. David.

Tengo una novia. Bueno, tenía una novia. Hace 5 años. Larga historia. No la pienso contar. No ahora. Bueno, ella y yo, a veces, en algún viaje en coche. Varios. Bastantes. En los momentos buenos, pocos, cantábamos, casi gritando. ¡Gritando, hasta que te duela la garganta! Y haciendo algún tipo de baile, de cintura hacia arriba. De cintura hacia arriba porque íbamos sentados en el coche. Cantábamos. Decathlon. Como si no hubiera un mañana y el polígono fuese nuestro mejor lugar en el mundo. Como si ese aire “flamenqueado” de la canción no pillase como a 1200 km al sur. Pero eso no importaba, cantábamos, esa que dice “tú eres la joya, todas las demás bisutería”.

Esa que dice.

Bueno. Son recuerdos, gravados (con v). A veces aparecen en película super 8, algo quemados, con el balance de color en.. demasiado real. Bueno, un día os contaré la historia.

Suena Jose Ignacio Martorell. En su último concierto como Jonston, o eso dicen. Dicen que pasará a ser Jose Ignacio Martorell. Tras años, muchos, de silencio (Veo Visiones, 2012) saca Los sentimientos a pasear. Joyas de pop melódico, cercano a lo naíf, en formato trío, como teloneros de la noche.

Teloneros.

Hay un telón rojo de fondo, donde algunas parejas, se suelen esconder por las noches y un neón en el que puedes leer “El Sol”.

Delante, en primer plano, David Rodríguez. Y su estrella. A su espalda un “supergrupo” compuesto por Lucas a la guitarra, Javi Betacam a los teclados, Juanma a la batería y Brian al bajo.

David y su aire de crooner de karaokes japoneses, de poeta maldito, arrastrado por la vida y en pie gracias a un último giro de guión irónico, tiene la Sala Sol hasta arriba (muchos otros músicos y/o artistas entre ellos). Todos juntos, de la mano, acuden a La Consagración.

Yo solo quiero amor, comprensión y ternura. La ternura y el dolor en simbiosis, inmersos, bajo una capa más fina o más gruesa de hilaridad. Como nexo de unión de unas letras grandes-enormes, donde el costumbrismo, el amor, el desamor, los recuerdos y la canción protesta del siglo XXI se dan la mano y se dejan arrastrar entre la garganta de David y su narración-spoken word o dejes cantados.

Todo ello aportando muchos momentos de auténtica brillantez y luminosidad mental.

Reirse de todo hasta de uno mismo. A carcajadas si es necesario.

Sería muy interesante que Don David se pasara al formato libro.

A todo esto, durante el concierto sonaron Me ha parecido que estaba en mi cabeza, Un último esfuerzo, Anita, La carretera, La primera piedra, La canción protesta, Eroski, Aceite, Maracaibo, La catalana, Decathlon, Noche de Blanco Satán, Tú lo tienes que saber, Amor sin fin y Cariño (solo a la guitarra).

No se pierdan la consagración si pasa por su parroquia.

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