InicioConciertos - ArchivoConcierto histórico de Yo La Tengo en L'Auditori

Concierto histórico de Yo La Tengo en L’Auditori

Lugar: L’Auditori, sala Pau Casals, Barcelona
Fecha: miércoles, 6 de marzo del 2013

Concluye una exquisita interpretación del tema You Can Have It All, arropada en la intimidad de la tenue iluminación y de las guitarras acústicas. El público que llena la sala Pau Casals de L’Auditori de Barcelona se levanta y se rinde incondicionalmente a los pies de Ira, Georgia y James, en cuyos rostros se dibuja sendas sonrisas de satisfacción; una cálida ovación que llega tras cerca de tres horas de un concierto que pocos de los que han asistido dudarán en calificar de histórico. Sin necesidad de llenar ningún estadio, de poner en marcha ninguna maquinaria mercadotécnica ni de echar mano de parafernalias grandilocuentes: tres árboles de atrezo y tres músicos en ropa de calle y poco parlanchines bastan para hacerse con los laureles de una gloria, que no se mide en grandes cifras, pero que se gana a base de tesón y talento.

Al hilo de lo dicho, atendamos ahora a un par de cifras, a primera vista anecdóticas, que rodean esta visita de los de Hoboken (Nueva Jersey): el lleno en la sala Pau Casals implica completar un aforo de 2.200 personas; el disco que presentan, Fade, ha permanecido tres semanas en la lista de ventas de nuestro país, debutando en el puesto número 40; y en la lista de Billboard, la madre del cordero en esto de los rankings, alcanzó el puesto 58 en el competitivísimo mercado estadounidense. Cifras irrisorias para grupos grandes, concedido, pero una muestra del reconocimiento, por tardío que sea, para un gran grupo (nótese la diferencia) que ha sabido mantener la coherencia y compromiso durante veintinueve años y diez discos de estudio. Una trayectoria intachable y sin renuncias que, aunque nunca haya seguido el camino traicionero del éxito, parece ser que ha conseguido al final que el camino se amolde mínimamente a sus pasos.

Si, a pesar del prestigio, Yo La Tengo no había congregado a tanto público en Barcelona, Primaveras Sounds aparte, ¿qué vivieron los nuevos fans, o los seguidores que se han añadido en los últimos años a la carrera de la banda? Como uno de los grupos más versátiles, afirmar “la mejor versión de sí mismos” puede ser como poco aventurado… pero no muy alejado de la realidad, si atendemos a esa inmensa, copiosa y cariñosa ovación final.

La primera parte del concierto, el set acústico, abrió con el sonido emblemático de Ohm y desgranó medio Fade, conjugándolo con una de esas típicas incursiones a parajes recónditos de su carrera (Did I Tell You) para acabar con dos de esos clásicos imprenscindibles (de tantos…) reinterpretados (reconocibles en cualesquiera reencarnaciones que se propongan) en clave de proximidad: Tom Courtenay y Big Day Coming, en una versión más cercana al arranque del Painful que a sus versiones habituales en conciertos. Los cortes de Fade demuestran que, a pesar de la experiencia, Yo La Tengo consigue evolucionar aun a pesar de no haber abandonado la vanguardia musical: desnudos de feedbacks y de la orquestación del disco, se adaptan fácilmente tanto a la cuerda desnuda como al ampli devorador de watts. En cada interpretación, en cada inimaginable reinterpretación, nuevas texturas u otras que permanecían latentes resuenan con majestuosidad, como entes hermosos y autónomos a los que Ira Kaplan y los suyos una vez los dotaron de vida y les otorgaron una independencia orgnánica y vital. Así sonaron Paddle Forward, Cornelia and Jane y I’ll Be Around, herederos de unas tierras bellas y fecundas reservadas sólo a composiciones inimitables.

Si en sus manos el horizonte constreñido del rock amplía el abanico anímico con la complicidad del espacio escénico, tras la pausa entre sets, Yo La Tengo constatan que la apertura acústica, aparte de deleitarnos en la proximidad de reminiscencias folk, se trataba en realidad una estrategia, una forma de abrir una puerta cósmica a nuevas dimensiones musicales con la llave del contraste, de la quietud al ruido. Valga como ejemplo la reinterpretación de Ohm,  ante los espasmos electricocatatónicos de Ira Kaplan. Minimalismo y exhuberancia: dos caras aparentemente incompatibles que, para el grupo, son perfectamente intercambiables.

Pero la redención de Ohm al finalizar el segundo acto fue el preludio de la guinda, que culminó a continuación con un Blue Line Swinger desaforado: un maelstrom catártico en el que Ira Kaplan abrió por fin la compuerta que desató caudal energético acumulado hasta el momento. Yo La Tengo había demostrado la versatilidad y profundidad de Fade en acústico y en eléctrico, y entre medio había hecho gala del talento narrativo para configurar un repertorio de amplio abanico sónico y anímico. Tras abrir esta segunda parte con el single Stupid Things, James McNew se hizo cargo del micrófono con Stockholm Syndrome para que, acto seguido, Georgia e Ira nos embelesasen con la encantadora Is That Enough. Nothing To Hide y Drug Test nos adentraron en los rocosos terrenos del ruido melódico, que condujeron a los sonidos jazzísticos y juguetones de Let’s Save Tony Orlando’s House y Mr. Tough. Después le llegó el turno a Georgia con la esplendorosa, majestuosa y litúrgica Before We Run; sin lugar a dudas, la mejor canción del grupo de estas últimas décadas, y eso es mucho decir.

Poco dados a salirse del guión, los Yo La Tengo que reaparecieron en los bises se mostraban relajados y felices, intercambiando chascarrillos entre ellos y con el público a cuenta de la afinación de los instrumentos y de las peticiones del respetable. Instalados en el proscenio, acústicas en ristre, regalaron un Double Dare exquisito y versiones de The Velvet Underground y The Kinks, tres cálidas miradas al influjo de la música americana en el sonido de los de Hoboken y sentidos regalos a una audiencia que devolvía la generosidad del grupo a espuertas.

Y, al salir, la calma de la noche en el entorno de L’Auditori parece remarcar y conservar, una a una, las palabras de gozo que el público iba desgranando entre el humo de los cigarrillos y el vaho del ralentí. Una postal, una imagen, un momento idílico para una noche histórica.

 

spot_img