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Built To Spill en la Sala But.

Redactora: Laura Pérez Calle.
Foto: Laura Pérez Calle.

Madrid – Sala BUT // 3 de septiembre, 2013.
Hay bandas de las que uno espera cierto nivel. No vamos a engañarnos.

Después de preguntarnos durante varias semanas qué pasaría, ahí los teníamos. Los que ya habían visto a los de Idaho sabían que podría ir impecable o simplemente muy bien. Digamos que el punto fuerte de Doug Martsch no es la comunicación masiva. Ni el enaltecimiento del público. Pero eh. Tampoco va uno buscando eso cuando lo que tiene delante es una súper banda. O sí.

La pega es que lo que entendemos ahora por súper banda se aleja bastante de esos maravillosos 90’s. Esos años de los que cada vez rescatamos más joyas. Y no todo el mundo entiende igual un concierto de estas características.

Abrir con un clásico, como ya es You in Reverse (Warner, 2006), y en este caso escoger Going Against Your Mind es bastante definitivo. En el frente, iniciando la gira europea, Martsch y Nettson (ahora a la guitarra) – por supuesto – y Jim Roth como formación consolidada. Jason Albertini (bajo) y Steve Gere (batería) se sumaban no hace tanto a la banda. Quizá por eso se palpaban los nervios. Lo que no es seguro es que el bueno de Doug se olvidase de algunas de las líneas instrumentales y vocales como resultado de esa nueva receta. Todo bien, en realidad, todo bien. Son reacciones que te mantienen atento. Mientras piensas en cómo pasa el tiempo. Y en hasta qué punto es eso relevante cuando lo que tienes delante, principalmente, y sin hacer escabechina, es a un tipo que sale a tocar con una mochila a sus pies y la templanza de un guerrero medieval. Martsch observa, sonríe, rompe cuerdas, cambia cuerdas y continúa a lo suyo que es a lo que ha venido. Casi atemoriza a sus compañeros de faena, entre canción y canción, con los ojos bien abiertos y ese medio giro hacia la parte posterior del escenario en el que aprovecha para sonreír de soslayo.

Stab, Liar, Fly Around My Pretty Miss, The Plan, Carry the Zero, no sé, me estaba pareciendo todo tan bien que incluso los gritos vocingleros en las pausas eran motivo de euforia. La gente observaba a otra gente. Nadie parecía no estar disfrutando. Doug abría y cerraba la boca marcando un poco nuestro asombro. Sobre todo porque señores, además de tocar gloria, más o menos afinada, el tipo tiene una voz b.o.n.i.t.a. Y un sentido de la sensibilidad tan peculiar como algunas de las letras, en las que repite constantemente lo mucho que espera que alguien coja su mano, le rescate, le escuche o le haga hablar.

Las versiones: (Don´t Fear) The Reaper (Blue Öyster Cult), Orion (Metallica) y para terminar, después de Kicked it in the Sun y Big Dipper, How Soon is Now?

Con el cierre, con los primeros acordes de The Smiths – después de ver la reacción de Martsch a nuestra reacción (sonrisa extensa) – una amiga me sujetó el hombro y se acercó para decirme: ‘Jo, si cierras los ojos es como escuchar a Morrisey, o mejor.’

 

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