InicioConciertos - ArchivoBritish Sea Power en Madrid: La inmensidad de lo pequeño

British Sea Power en Madrid: La inmensidad de lo pequeño

Fotografía: Daniel Marc (@walkinfire) 

Hace muchos años, tantos que me daría casi pavor recordar, descubrí a esta modesta banda inglesa, a través de ciertos foros de música que había en aquel entonces.

Fue una época donde nuevas corrientes musicales emergían y bandas que a día de hoy están consolidadas y son cabezas de cartel de muchos festivales, comenzaban a abrirse hueco entre los gigantes. Entre esas bandas punteras, estaban British Sea Power, que tonteaban con el rock, el post punk e incluso con el folk.

No voy a mentir, les perdí la pista con el paso del tiempo, otras modas se asentaron hasta que hace un tiempo vi que tocaban en Madrid por primera vez. Mi corazón dio un vuelco, se rejuveneció y les di esa oportunidad que hace años debería haberles dado.

Si bien es cierto que la sala Moby Dick es muy un escenario muy loable para conciertos de dichas características, la noche del viernes nos llevó a la Inglaterra más guerrera, más auténtica. Su visita no tenía ningún motivo en especial pero para nosotros fue un bálsamo para el fin de la semana.

La apertura vino con Machineries of Joy, canción extraída de su último trabajo From The Sea To The Land Beyond. Aspecto informal, ganas de demostrar por qué han venido aquí. La verdad que la cercanía del escenario y la acústica nos hizo sentir escalofríos desde el primer momento.

Estamos hablando de una banda compacta, sincronizada, donde la voz de Jan Scott Wilkinson, que hace de voz principal y la voz alterna de Neil Hamilton Wilkinson, su hermano y bajista de la banda, provocan un dinamismo espectacular: La primera se aproxima a la voz del cantante de Athlete, coetáneos en lugar de origen y época mientras que la voz del segundo es más desgarrada y heterogénea, lo cual provoca un juego interesante.

Al ser el primer concierto en años, no dudaron en tocar grandes himnos de la banda como Waving Flags o hacernos un paseo íntimo e interior como si de una pieza instrumental de Sigur Rós se tratara para The Great Skua. El violín en directo, aunque sonó bajo, cuando se oía bien, era algo delicioso.

No todo fue folk e introspección sino que si hay que sacar las guitarras y desplegar artillería como en Mongk II, se hace y se ejecuta bien. También hay momentos que si cerráramos los ojos por un instante, nos sonaba a la variedad sonora que provoca Arcade Fire y no perdamos la perspectiva: también surgieron en un espacio de tiempo similar y aunque sus carreras han vivido diferentes trayectorias, no cabe duda que algún nexo común podríamos sacar.

Nos llamó la atención el público internacional, casi en su totalidad, todos coreando a voz en grito canciones como A Light Love Descending de su último álbum o la ejecutada de forma impoluta Remember me, que cuenta tras sus espaldas con más de una década.

El broche final, además de un oso gigante que recorrió la sala, se hizo con All in it, desatando la locura colectiva como colofón final.

¿Qué podemos decir de la noche que nos dejó British Sea Power? Que fue brillante, de esas que dejan un gran sabor de boca. Técnicamente son buenos, la calidad del sonido pudo ser mejor, pero disfrutamos mucho con el directo de esta banda. Sé que hay altas dosis de romanticismo en mis palabras, pero fue una velada muy bonita.

Es una pena que quizás no haya más difusión de ellos, o quizás no la quieran y prefieran moverse en salas pequeñas. No todos juegan en la misma liga musical.

Sea el motivo que tengan, ojalá haya otra oportunidad para que tras leer estas palabras, os enamoréis de ellos.

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