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Beady Eye en Madrid: Más allá de Oasis

Noche con bruma y niebla en Madrid. Era de esperar: es febrero y han llegado los de Manchester. Hace unos años hubiéramos estado muertos de frío haciendo cola en el Palacio de los Deportes durante horas, ahora, simplemente es llegar a la Riviera y besar el santo. Que este pequeño matiz no le quite importancia al contenido, ¡pardiez!

No tenía muy claro mi opinión sobre la nueva formación de Liam Gallagher y los suyos. Yo era la típica adolescente que a finales de los noventa forraba mi habitación con la bandera inglesa y me iba por las tiendas de discos de antaño comprándome singles de Oasis. Con ellos, descubrí muchas cosas, entre ellas, mucha música británica coetánea, cultura suburbana. El día que se separaron definitivamente pensé que se acababa la música a un nivel casi universal, pero ahora, lo veo desde otra perspectiva. Todo es evolución y una banda con tanto ego por tantas partes tenía que explotar.

Todos sabemos a estas alturas de qué va Beady Eye. Acordes adecuados a música pop rock, melodías pegadizas, aparición de las palabras “come on”, “shine” o “light” en una de cada dos frases y buenos soportes audiovisuales. Los antiguos miembros de Oasis han cambiado las chaquetas de chándal noventeras por abrigos de buen apresto y looks cuidados. Mejoran con los años. Parece que están en plena crisis de los 40 y tienen que rejuvenecerse.

Lamentablemente, la Riviera estaba bastante más vacía de lo habitual. Quizás los días invernales y el hecho de que fuera un miércoles tiraba un poco para atrás al público potencial. Muchísima gente joven expectante por ver la cara al personaje mítico de los años 90, veteranos deseando saber cómo evoluciona este proyecto.

Parece que era la noche de las bandas híbridas. Como teloneros tuvimos a Mucho, cuyos miembros eran parte del desaparecido grupo toledano The Sunday Drivers.

Emocionados por telonear a la banda británica, nos presentaron un directo impecable, lleno de entusiasmo. Temas como Lustroso alarido, Grupo Revelación o Más Feliz Sin Televisión. Sin perder la perspectiva de ser teloneros de los británicos, supieron dar lo mejor de ellos mismos para calentar la velada. El azote cósmico manchego nunca decepciona. Grandes Mucho.

Llegando a las 21:30 horas y con hilo musical selecto para ambientarnos, salieron Beady Eye. Hay cosas que no cambian y una de ellas, a lo largo de la historia, es Liam. Mucho más guapo, más atlético incluso pero con un envejecimiento raro (llegamos a la conclusión que tenía un aspecto entre el actor Wes Bentley y Jonsi, cantante de Sigur Rós, aunque hasta hace unos años jugaba a ser el heredero de Paul Weller o John Lennon). Salió y se quedó hierático. Miró al horizonte, como siempre hizo antes. Cogió una camiseta de la selección española que le sirvió para poder canalizar una energía casi eléctrica que no le permite permanecer quieto.

Abriendo la noche con Flick Of The Finger acertaron. La instrumentación inicial genera buenas expectativas y te mete en material. Sonido bien ecualizado, se notan las tablas. Tendrán pocos temas, pero llevan más de 20 años dando directos. Face The Crowd continuó la tanda de buenos temas que componen BE (El título doblemente más egocéntrico de la historia de la música).

Liam, para ser él, se mostró acertadamente simpático con el público e incluso dio las gracias más de la cuenta. Es todo un papelón el que hace, pero lo lleva haciendo muchos años. Ahora él lidera una banda en todos los aspectos, y por una vez (y le he visto cuatro veces siendo parte de Oasis) se le ha visto preocupado por la música, por la calidad del sonido, dirigiéndose a los técnicos. ¿Estará consiguiendo a través de Beady Eye lo que él quería a nivel musical?

Tras Four Letter Word, llegó Soul Love y Iz Rite, donde el concierto ganó intensidad y contundencia. Shine a Light, con su comienzo al piano y su parte psicodélica, nos iluminó, llevándonos en parte al sonido Who Feels Love de Oasis. Lo que no sabíamos (o sí) es que detrás de tanta alegría y buen rollo, llegaría Wonderwall, su tema estandarte, al menos para Liam y el resto de ex miembros de Oasis como Gem Archer , la canción de referencia del brit pop. Eso sí, la cantó con la emoción que caracteriza al gen Gallagher: ninguna.

Tras este impass musical, siguiendo destripando BE, con The World Is Not Set In Stone, I’m Just Aaying, y Soon Come Tomorrow hasta llegar de nuevo a un antiguo tema, antiquísimo: Cigarettes and Alcohol. La Riviera vibraba, se llenó de dispositivos móviles grabando el momento histórico al mismo tiempo.

Casi cerrando la noche, sonó The Roller, del primer álbum de Beady Eye llamado Different Gear, Still Speeding. La vuelta a 2011 duró poco ya que el siguiente tema fue Start Anew, que personalmente a mí me encanta y que además, me pareció la canción más emotiva de la noche, al menos al nivel interpretativo. Las partes instrumentales de esta canción son impresionantes y la letra, como otras muchas, parece siempre un llamamiento subliminal a Noel. Eso sí, ya lo dice claro: Me and you. Él siempre irá delante…

Para cerrar la noche eligieron el que fue primer single del primer álbum Bring The Light, tema alegre y bailongo y Wigwam y Dreaming Of Some Space. Unos minutos después hicieron el bis, mejor dicho EL bis: salieron sólo a cantar Gimme Shelter, de The Rolling Stones. Si todo el panorama musical homenajea a The Beatles en estos días, ellos hacen lo contrario.

Y se acabó. Así, sin dilación. En total cantaron 17 temas, lo cual está en la media de muchas otras bandas pero es verdad que Beady Eye no permite tiempos creativos ni riffs infinitos y si tenemos en cuenta que la duración de sus canciones es bastante ecléctica, nos da para un concierto de hora y media pegada. Yo tampoco esperaba más. No van a abusar de Oasis y tienen dos discos en el mercado. La sensación general fue de brevedad, pero a veces esta condensación es más que suficiente porque sería muy forzado.

Pero esto no es Oasis. Quedan rescoldos y a veces se avivan, pero el ciclo ha finalizado. No olvidemos que Liam veranea en St Tropez con Kate Moss, que luce ropa que en su vida musical anterior no se permitía y que hasta diseña y que, además, seguro que queda a comer con Noel Gallagher los domingos en plan familiar un rico roast beef . Por esta y por otras muchas razones Beady Eye no es Oasis ni lo será, pero no le quita ni mérito ni le resta calidad.

Fue un concierto equilibrado, sin grandes sobresaltos pero con nivel. Al menos Liam Gallagher ha tenido y sabe demostrar que tiene talento, y aunque le queda darse unos cuantos baños de humildad en todos los niveles, al menos demuestra que vale para la música. Al resto de la banda sólo le queda adaptarse a su rey Midas.

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