Lugar: Madrid, Sala Heineken
Fecha: 9 de febrero de 2011
La visita de los Band of Horses era, claramente, uno de los eventos más esperados de este cargado invierno musical. La expectación era máxima, y no podía ser de otra forma, pues los americanos nos regalaron uno de los tres mejores discos del año 2010 según este redactor, el maravilloso Infinite Arms, una preciosa joya que todo el mundo debería tener en su colección de discos.
Hace ya un tiempo que las entradas estaban agotadas, pero seguía habiendo demanda, por lo que uno se pregunta si quizá hubieran sido capaces de llenar una sala más grande que la Heineken, recinto elegido para la ocasión. Aunque, desde luego, si siguen haciendo una música de esta calidad, seguro que para su próxima visita esta sala se les habrá quedado definitivamente pequeña.
Así que allí acudimos, deseando escuchar en directo los mejores temas del ya mencionado Infinite Arms, pero también de sus trabajos anteriores, Everything All The Time (2006) y Cease To Begin (2007), de los que también dieron buena cuenta. Y a eso de las 21:30 de la noche madrileña, allí aparecieron los cinco en el escenario, encabezados por el grandioso Ben Bridwell, tan delgado que parece increíble que pueda tener esa gran voz.
Comienzan con sorpresa, canción nueva titulada Bats y un clásico de su segundo álbum, Cigarettes, Wedding Bands, para después lanzarse con la primera ración de temas de su último trabajo, las magníficas Factory y Compliments.
En este momento del concierto, ya hay varias cosas que nos quedan muy claras. La primera es que esta banda suena muy muy bien en directo. La segunda, que es una banda que disfruta con lo que hace y cuyos miembros parecen llevarse extraordinariamente bien entre ellos, pues los gestos de complicidad son continuos, sobre todo entre Bridwell y Ryan Monroe.
Continuamos con Marry Song y The General Specific antes de llegar a otro de los temazos, muy coreado por el público, la gran Laredo. Intachable interpretación, este concierto cada vez se pone mejor. Islands on the Coast y Northwest Apartment logran también el favor y el coreo de público, pero no alcanzan el nivel de entrega de otra canción estrella, Is There A Ghost?, tema que abría el Cease to Begin y que convenció a todos. Maravillosa.
Part One cumple y Older nos ofrece la posibilidad de escuchar a Ryan Monroe tomar el mando de la parte vocal y logra una interpretación más que convincente de una estupenda canción. Y entonces llega No One’s Gonna Love You. Primer momento piel de gallina. Porque habrá más. Impresionante.
Un pequeño paréntesis para una versión de Pavement con el tema Summer Babe, antes de lanzarnos hacia la recta final del concierto con Wicked Gil y Ode to LRC, preludios al gran final que, como no podía ser de otra forma, llega con la maravillosa The Funeral. Segundo momento piel de gallina. Sin palabras, la banda nos deja por unos minutos.
Y la vuelta nos trae el tercer momento piel de gallina de la noche. Ben Bridwell y Tyler Ramsey salen al escenario para interpretar Evening Kitchen acompañados únicamente de una guitarra acústica. La voz de ambos se basta para llenar de sonido toda la sala Heineken, que guarda un completo silencio ante la demostración de armonía vocal que llega del escenario. Pocos están preparados para hacer algo así y pocos se atreverían. Realmente fue un momento maravilloso. Enhorabuena Band of Horses. Si todavía había alguien en la sala a quien no os hubieseis metido en el bolsillo, ahora lo habéis conseguido.
Todo lo bueno se acaba, y alcanzamos el final definitivo del concierto con The First Song, Monsters y Outro. Y aquí pondría el único “pero” al concierto por el que no les pongo un 10 como una catedral. He echado de menos dos canciones de su último trabajo, Blue Beard y, sobre todo, Dilly. Por todo lo demás, una banda maravillosa que está destinada a hacerse más y más grande y que ayer enamoró al público de Madrid. Suerte a aquellos que vayan a acudir a verles hoy en Barcelona. Va a ser inolvidable.