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BAM 2013, o cómo la música volvió a tomar las calles de Barcelona

Foto: BAM Festival / Xavi Torrent
Redactada por: Andrea Tello, Álex Vidal y Marta Fort
Un año más, el pasado fin de semana se celebró una nueva edición del festival Barcelona Acció Musical (BAM). Enmarcado en el programa de las fiestas de la Mercè, es el encargado de llenar varios espacios de la ciudad de propuestas de música independiente, siempre abogando por apoyar bandas locales, poner el ojo en nuevas propuestas, traer interesantes formaciones internacionales y algún que otro grupo de renombre. A causa de la crisis económica, el cartel estos últimos años ha ido mermando, y quizás la de este sea una de las ediciones más flojas que se recordarán. Aun así, encontramos algunas propuestas interesantes a las que nos fuimos acercando y de las que os ofrecemos nuestras impresiones.
El viernes puede que fuera el día con el cartel más atractivo. La presencia de Miss Cafeina, Second, Supersubmarina y Dorian en el Parque del Fórum puede que fueran el plato fuerte, pero nosotros preferimos quedarnos en el centro de la ciudad y disfrutar de alguna de las pequeñas propuestas que allí nos esperaban.
Nuestro elegido fue el concierto de la banda argentina Él Mató A Un Policía Motorizado en el escenario de Plaza Reial. Posiblemente uno de los escenarios más difíciles y con peor acústica de todos, aun estando en un enclave tan particular. Ello hace de los conciertos allí algo arriesgado, por lo que en el fondo es un reto para todo aquel que le toque actuar allí. Algo que consiguieron sortear los argentinos ofreciéndonos un concierto correcto musicalmente, en el que empezaron yendo a por todas con uno de los temas emblemáticos de su último disco, Mujeres bellas y fuertes, y haciendo desfilar después otras canciones del mismo turnadas con sus trabajos anteriores. Un repertorio simpático y con las dosis de energía justas para encarar hora y marco sonoro fueron los ingredientes principales de su concierto, aunque se echara de menos un poco más de interacción con el público.
El sábado se aglutinaban entre las plazas de Joan Coromines y dels Àngels las actuaciones más interesantes, todas ellas de bandas nacionales.
Los valencianos Cuello se desgañitaron en la plaza de Joan Corominas, avasallando con la contundencia sónica de quienes tienen el garaje y el hardcore fluyendo por las venas, pero de oído exquisito y talento para no dejar ahogar la melodía en el maremágnum guitarrero. Armados de desparpajo y fervor, defendieron su disco de presentación Mi brazo que te sobre (BCore, 2013) ante un público un poco despistado entre el pase de modelos y el regateo con el ejército de lateros desplegado en el centro de la ciudad.
Havalina fueron los segundos protagonistas de la noche en el escenario contiguo de la plaza dels Àngels. Aun limitados por la pauta temporal de los escenarios (45 escasos minutos y sin concesiones), los madrileños nos ofrecieron su habitual tormenta sonora, ese rock con tintes dulces y melódicos que los caracteriza, sonando contundentes y entregados, apurando como bien pudieron sus temas principales como Imperfección o La Antártida empieza aquí y envolviéndonos con sus guitarras y la característica voz de Manuel Cabezalí. Siempre es un placer toparse con ellos porque son garantía de buen directo allí donde vayan.
El descaro volvía al escenario de la plaza Corominas con los gallegos Disco Las Palmeras! Haciendo del noise-punk bandera y causa, repartieron decibelios a diestro y siniestro desgranando el reciente Ultra (Matapadre, 2013), tal como si a los My Bloody Valentine les hubiese subido la cazalla y, aparte de causar estragos en las cuerdas vocales, quisiesen hacer bailar al público como si no hubiese mañana. Ilusos ellos, pero bueno, ellos firmaron un directo anárquico, autárquico y, sobre todo, muy divertido.
De vuelta a la plaza dels Àngels, abarrotada hasta los topes, era el turno del grupo principal de la noche, Triángulo de Amor Bizarro. Ellos fueron los responsables de llenar de ruido este espacio, con su pop revestido de densa potencia guitarrera. Y con ello, dejarse acompañar de un público totalmente entregado a ellos que conocía al dedillo sus temas más emblemáticos como Ellas se burlaron de mi magia. Un gran concierto que demostró el buen estado de gracia en el que se encuentran los gallegos tras la publicación de su último disco este año, Victoria mística (Mushroom Pillow, 2013), y del que disfrutaron incluso aquellos que desconocían o no son muy seguidores de la banda.
El sábado también era el turno de Miles Kane. El lugar quizá no el más apropiado, pues aunque bonito, la Antigua Fábrica Damm lo es, no es el más adecuado en cuanto a aforo y sonido se refiere. Pese a todo, el inglés, que llegó de un blanco impoluto, dio una lección de rock and roll a los asistentes con un set-list en el que trenzó temas de su primer disco, Colour of the Trap, con los del nuevo, Don’t Forget Who You Are. En más de una hora y medio de directo hubo tiempo, incluso, de versionar el Sympathy for the Devil de The Rolling Stones.
Todo ello hizo que ‘Sir’ Kane acabara chorreando de sudor, casi descamisado y anunciando próxima visita a nuestro país, donde cada vez tiene más adeptos. Ya son tres las fechas marcadas en el calendario por Miles: el 4 noviembre volverá a Barcelona, por si nos quedamos con más ganas. Pero también pasará por Bilbao, un día más tarde, el 5 de noviembre, y por Madrid, el 7.
La jornada del domingo estuvo centrada también las plazas de Joan Coromines y dels Àngels, y tuvo un carácter tranquilo y familiar. Los encargados de comenzarla fueron los mallorquines Oso Leone, que trasladaron el sonido minimalista y con alta carga instrumental de sus canciones a un directo intenso, enérgico y sonoro que dejó boquiabiertos a muchos de los presentes. Atmósferas sonoras envolventes y llenas de sugestión, experimentación y un sonido cuidado fueron los elementos principales de un enorme concierto que los presentó como una de las formaciones actuales más interesante del panorama español.
Quinto disco de los de Collbató, Anímic, de título Hannibal (BCore, 2013), y la demostración fehaciente de que los de Louise Samson y Ferran Palau han fortalecido un grupo sin grietas, capaz de navegar desde la música atmosférica a la contundencia épica y desgarradora un punto más allá del folk, poniendo el pie en la electrónica y el hardcore. Y, lo que es más importante, capaces de inducir toda una pléyade de emociones en el oyente, aun a los asistentes al BAM. Y, ¡qué caramba!, Louise es una de las personas más encantadoras que puedas ver sobre un escenario.
Para magnetismo el que ejerce Standstill. Las circunstancias obligaban a reducir el concierto a esos raquíticos 45 minutos; y aun así, despojando al espectáculo Cénit de parte del repertorio de Dentro de la luz (Buena Suerte, 2013), y concediendo unos cuantos pasos al pasado reciente (ese Adelante, Bonaparte, segunda parte, o el ¿Por qué me llamas a estas horas?), supo mantener la esencia de ese canto a la angustia vital que no deja ningún vello corporal lacio. Frágiles y poderosos a la vez, ¿cuántas veces tendremos que recordar que la voz de Montefusco es oro puro? Pues las que hagan falta.

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