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“Anestesi-arte”: A veces Ciclón + Roldán

Hay música que no es para bailar. Hay música que puede que incluso no tenga estribillo, que hable de costumbrismos, rutinas, frases sueltas que sueñas en la noche, anotaciones de hechos ocurridos tiempo atrás y que han provocado acontecimientos singulares en el devenir de esta tu vida. Hay emociones, retórica, densidad, melodía y dispersión, pero… Aquí esta el pero, si es que fuera necesario, es música que provoca la necesidad de volver a escucharla.
Hay una fina melancolía en el ambiente que te lleva, te empuja y manipula, como si fuesen los transparentes hilos que accionan a las marionetas . La melancolía, los hilos. Baja las luces. Baja las luces. Deprímelas, hasta que quedemos todos en negativo. Un negativo sobre el que pueden circular libremente colores primarios en forma líquida y la música de A veces Ciclón y Roldán.
Creo que sí, que con todo apagado la atmósfera hubiese sido mejor. Una atmósfera mejor para introducirse en su música. Hagamos un esfuerzo. Hay gente que huye de la música triste, hay gente que huye de la tristeza en todas sus formas. Hay gente (todos) que no acepta ciertas emociones y sensaciones e incluso busca escapar de ellas, sin dejarse sentir. Pero querid@ amig@, puedes hacerlo, puedes estar bien escuchando música triste. Música que no es para bailar. Puedes hacerlo. Ven con nosotros, arrímate al círculo y déjate abrazar . No sé si lo estás entendiendo.
El tempo. El ritmo se deprime y se busca la belleza en la perfección del detalle. El arreglo minimalista elevado a la máxima potencia. Házmelo lento. Slow-slow-core, artfolk, en el Fotomatón de Madrid. Roldán abre la noche. No, no es Kevin Roldán. No es regueatton. Podrías pensarlo… pero no, no lo creo. Roldán abre el concierto y lo hace en un nuevo formato, formato trío, con dos guitarras, bajo, sintetizador, efectos. Juan Carlos Roldán se reinventa y da una nueva vuelta a su idiosincrásico universo musical y nos presenta alguna que otra nueva canción, de lo que han estado grabando los tres músicos. Lo nuevo (y lo de anterior), suena muy bien. Estaremos atentos. Puedes escucharlo aquí.
A veces Ciclón son una especie de supergrupo formado por Óscar Vilariño, voz y guitarra (Musel y ex-Triángulo de Amor Bizarro), Marcos Junquera, batería (Betunizer y Dorian Wood) y Xavi Muñoz, bajo y sintes, en el que se une el oeste con el este, Galicia con Valencia, el folk con el espacio, con una gran base rítmica sobre la que se dibujan unas suaves/delicadas cuerdas eléctricas, tropicalismos con densidad.
Hay música que no es para bailar, que es «anestesiarte«, anestesiante. Toda la disertación inicial que me podría haber ahorrado si hubiese encontrado esta palabra. El texto predicitivo escribió «anestesiarte», anestesia y arte en una misma palabra. Joder. Llevaba escudriñando el concierto, horas. Días. Y creo que este es un gran concepto. A veces Ciclón presentaban estas semanas de un lado al otro de la península Cumbayá, disco que salía este año, bajo el sello Acuarela.
Ocho canciones en las que, esta vez sí, se metían más en la producción y vestían las canciones con arreglos exquisitos. Y que es una pequeña maravilla silenciosa.
Silenciosa o de la que poca gente habla. Una pena que en el concierto de Madrid, como comentaba el grupo en sus redes sociales, el sonido tuviese que estar más bajo de lo normal, por parece ser denuncias a la sala, y en el que parece ser casi pegan a un amigo suyo por pedir silencio (el cantante tuvo que hacerlo también en una ocasión) y en el que recogiendo los instrumentos alguien les rompió la luna del coche. Violencia contra la belleza. En fin. No dejes de escucharlos. Es una jodida preciosidad. Puedes subir el volumen si quieres.
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