InicioConciertos - ArchivoLloyd, we are ready to be heartbroken. Lloyd Cole en Barcelona

Lloyd, we are ready to be heartbroken. Lloyd Cole en Barcelona

Sala: Music Hall, Barcelona
Fecha: 11 de octubre de 2013

Dadle a un buen músico una guitarra acústica y él solo se bastará para ejecutar un concierto soberbio. Pero dadle a un gran artista una guitarra acústica y una pluma, y en vez de un concierto tendremos una clase magistral.

Eso fue lo que ofreció Lloyd Cole el viernes durante dos horas: un catálogo de situaciones y sentimientos con un par de nexos de unión, la precisión poética y el tono melancólico, que tuvo el sabor de esas charlas íntimas, acodados sobre una mesa en un rincón del bar, a media luz, ante sendas pintas de cerveza, repleta de confesiones y silencios, de cariño y de comprensión: una confesión a corazón abierto con la cirugía de los versos y la dulce anestesia de la melodía.

La Music Hall registró una muy buena entrada para acoger a uno de los autores más interesantes de la segunda parte de los ochenta; aunque la nostalgia influyó en buena parte del aforo, ni el concierto fue una regresión al pasado, ni tampoco hubo frustración por no encontrarse al Cole altanero de la juventud. Ya lo dijo en uno de los breves speeches con los que amenizaba los momentos en que afinaba el instrumento: I could hire someone to tune this thing, but then I’d look like a fancy rockstar. Risas. Sonrisa lacónica de complicidad. Esta versión de Cole, el padre de familia, el cincuentón circunspecto, encierra la misma esencia del jovenzuelo, destilada y liberada en la sobriedad del espectáculo. Dos guitarras acústicas, un micrófono, dos botellas de agua sobre una mesa con tapete negro, fondo azul y músico con tejanos negros y camisa blanca. La noche pertenece a las narraciones y a la melodía, no a la imagen.

Cole alternó las canciones de su último álbum, Standards (2013, Tapete Records) con éxitos, en solitario y con The Commotions, con absoluta naturalidad. Abrió con Past Imperfect, la apertura del disco que grabó con los fugaces The Negatives, para atacar ya directamente con Rattlesnakes; a partir de ahí, Blue Like Mars, Period Piece, Diminished Ex se conjugaron con Impossible Girl, Music in a Foreign Language, Forest Fire, Speedboat, Jennifer She Said y tantas otras canciones con la imparcialidad de un buen padre para quien todos sus hijos merecen la misma atención. No tan sólo aparecía el escenario despojado de cualquier elemento de distracción: Cole ejecutó una actuación sobria y elegante, sin aspavientos, sin ademanes; tampoco fue excesivamente comunicativo, más bien lacónico en sus interpelaciones al público, educado y con un punto de ironía. Pero en la melodía desnuda, sin los ropajes del rock, quedaba bien patente esa esencia artística: tres acordes, una sencilla melodía, una voz bien atiplada, tan recia y sensual como hace treinta años, y ahí tienes un Are You Ready to Be Heartbroken? No es magia, pero muchos se darían de cabezazos contra la pared por conseguir unir sencillez, precisión y belleza y condensarla en tres minutos. Esa condensación que, hoy en día, de tan diluida en los ropajes del rock ya no queda nada. Contra el pop homeopático, el remedio activo de Lloyd Cole.

Are You Ready… abrió la segunda parte del concierto, segunda parte en la que consiguió la rendición incondicional del respetable, que quizá esperaba a ese Perfect Skin para desmelenarse (aunque melenas ya no quedaban muchas entre el público) pero que demostró un respeto y un cariño nada fáciles de conseguir en un público de fácil distracción. Pero la noche del viernes no fue así, más bien al contrario. El embelesamiento continuó hasta bien acabado el concierto, cuando la cola para adquirir el último disco, firmado por el artista, amenazó con no acabar. Un éxito discreto en un segundo plano en el que Cole parece sentirse cómodo.

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