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The Libertines: ‘There are no innocent bystanders’ o la historia de amor que no pudo ser entre Carl Barât y Pete Doherty

THE LIBERTINES

Recapitulemos, esta es nuestra tercera incursión en el InEdit Beefeater (aquí y aquí)y de las tres, esta cinta es la que recoge la historia del grupo más reciente, pero aun así, desaparecido, lamentablemente para muchos: The Libertines.

El propio Carl Barât se acercó a Barcelona a verla y comentarla con sus seguidores el pasado martes. Y lo más relevante que dejó caer en esa sala de cine atestada de gente, es que viéramos lo que viéramos en el documental, que no es otra cosa que la historia de la banda contada por sus protagonistas en primera persona, con motivo de su encuentro el pasado año, es que tristemente no se volverán a reunir.

Y en la cinta, si leemos entre líneas, esto es bastante obvio. La relación entre Carl Barât y Pete Doherty es de aquellas de ‘ni contigo, ni sin ti’. Se aman, no se odian, pero son ‘complejos’ compañeros de trabajo. Digamos que tienen ritmos vitales diferentes y eso, como en cualquier relación de ‘pareja’, conlleva complicaciones y divorcios. Eso, precisamente, es lo que pasó con The Libertines. Y eso es lo que explica la cinta. Esa historia de amor, su inicio, su fin y su reencuentro años después.

Los Libertines nacieron de la pasión por la música y fruto de la amistad. Y el divorcio fue la crónica de una ruptura anunciada al entrar en la relación otros elementos como el éxito y los excesos con substancias. El film retrata fielmente esa historia, la enhebra con los testimonios de los propios protagonistas, donde vemos a Pete y Carl demostrándose amor todavía. No ha desaparecido el cariño y es notorio. Una historia que habla de éxito y fracaso, de sueños en Albion rooms, su refugio en las afueras de Londres, y de drogas. El documental recoge y refleja el vertiginoso inicio de la banda, su juventud y sus ilusiones y también muestra el declive, a través de imágenes del grupo y de reflexiones sobre el éxito temprano por parte de sus miembros, que el propio Pete Doherty afirma, no pudo soportar. Los escarceos rápidos con los excesos y las salidas nocturnas hicieron mella e hicieron añicos los sueños de una banda que se fue apagando.

En definitiva, The Libertines: ‘There are no innocent bystanders’ es una historia con un principio y un fin que, por desgracia, o eso dice el mismo Barât no tiene futuro, aunque sí se dieron una oportunidad el año pasado (2010) al reunir a la banda de nuevo para recordar tiempos, buenos, pasados (aunque no tanto) y rendirse ellos mismos, mutuamente, un homenaje y darse, sobre el escenario, también fuera, muestras de cariño. Porque se quieren todavía, no hay duda. Es notorio en las escenas del concierto mítico de su reunión en el festival Reading atestado de fans incondicionales y donde uno no puede parar de pensar: ¿Cómo siendo tan, tan buenos la historia terminó?. También no dejas de pensar, un segundo siquiera: ¿Por qué narices no vuelven? Fueron muy buenos. Y ellos mismos responden a esas preguntas que, sin querer, más de uno se hace al ver el documental. Y es hacia el final de la cinta cuando asistimos a momentos de esa reunión donde ellos mismos explican que nunca podrán llegar a ser lo que eran, ni llegar a crear canciones la mitad de brillantes, tal como hicieron al principio. Algo está corrompido en la maquinaria y es mejor no forzarla. Ni Carl ni Peter están dispuestos a enfrascarse en una contienda que no dé los mismos resultados de antaño. Tampoco lo necesitan hoy por hoy. Por ello, es mejor retirarse a tiempo. Y si lo pensamos, aunque tristes, llegamos a darnos cuenta nosotros también, que es una sabia decisión. De este modo, nunca tendremos un mal recuerdo de ellos y siempre les recordaremos como una gran banda.

Resumiendo, lo que se cuenta en el documental es la historia de The Libertines sin más. Sin amarillismos, sin recurrir a esas historias morbosas ni a los rumores salidos de rotativos británicos, sin leyendas ni chismorreos, sin episodios protagonizados por supermodelos…todo ello contado por el propio Pete Doherty, John Hasall, Gary Powell y cómo no, sobre todo, pues tiene bastante protagonismo en la cinta: Carl Barât. Esto es lo que retrata Roger Sargent en este The Libertines: ‘There are no innocent bystanders’. Un documental que intenta hacerle justicia a esa banda de rock que fue y no pudo ser y que no debes perderte si eres fan de los de Londres.

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