InicioCine – ArchivoRed State (Kevin Smith) Especial SITGES 2011

Red State (Kevin Smith) Especial SITGES 2011

Durante los noventa hubo una gran eclosión del nuevo cine independiente americano, cineastas que prometían renovar el lenguaje cinematográfico después de una década, la de los ochenta, en la que no hubo casi ideas innovadoras. Uno de ellos era Kevin Smith, que gracias los frescos diálogos que desprendían sus guiones fue la sensación del por aquel entonces recién inaugurado festival de Sundance. Comedias como Clerks, Persiguiendo a Amy y, en menor medida «Mallrats le convirtieron en un autor de culto. Sin embargo, a finales de la década de los noventa gastó toda su artillería y durante los últimos diez años ha realizado productos de segunda como Zack y Miri hacen una porno o Vaya par de polis, cuyo título deja claro que Smith se había vendido a la parafernalia más comercial, lo que por otro lado es muy loable de su parte.

Ante este panorama, Smith pensó que ya era hora de dejarse de comedias y dar un giro a su carrera. Ahí es donde nace Red state, una cinta que se nos vende como la quintaesencia del terror abalada por una fuerte polémica en Estados Unidos por la visión que se da del fundamentalismo cristiano. Repito, eso es lo que se nos quiere vender, ya que por desgracia la película va por otros derroteros…

Como comentaba, el planteamiento es muy sugerente y presupone que nos encontramos ante una película de género; una iglesia extremista tiende una trampa a tres jóvenes que creen que van a una fiesta sexual para secuestrales y condenarles por sodomía. La tensión está bien administrada y el buen uso de la steadycam y la presentación del pastor jefe junto con una pequeña muestra de gore que no está mal resuelta. Sin embargo, a la media hora Smith se da cuenta que un autor como él no puede realizar una película de género pura, así que se dedica a mezclar géneros con un resultado bastante penoso, así, del terror pasa a ser una película sobre policias y federales e incluso los diálogos empeoran por momentos y se vuelven más arquetípicos, incluyendo la típica discusión en la que los federales le quitan poder a los policias. Un desastre. Tan sólo las siniestras interpretaciones de Melissa Leo (óscar 2010 por The Fighter) y Michael Parks ayudan a no perderse entre tanto tiro con reminiscencias del «explotation» setentero.

Da la impresión que Kevin Smith ha querido ir de autor moderno que, siguiendo la estela del último cine tarantiniano, hace que a mitad de película los buenos parezcan malos y a los malos saquen su lado bueno, con la diferencia que en ningún momento funciona en esta historia. Aun así, la evidente crítica al extremismo cristiano está bien llevada a cabo, el personaje del pastor está inspirado en Fred Phelps, un extremista religioso estadounidense cuya congregación han llevado a cabo actos no muy distintos de los que se muestran en esta película. Esta curiosa familia la pudimos conocer hace poco en el programa del follonero en la Sexta, donde se nos enseñaba cómo iban al funeral de un soldado homosexual para gritar a los familiares que su ser querido se quemará en el infierno o cómo nos quieren con pancartas como «Dios odia a España».

Por otro lado y volviendo a la película en si, hay gazapos varios que la vuelven un poco más simple de lo que es, como por ejemplo que a pesar que todo transcurre casi al principio de la noche de repente se hace de día (para que podamos ver claramente el tiroteo, supongo) e incluso Smith se permite flashbacks innecesarios que sólo consiguen hacer que el espectador sienta que se le está tomando (más aún) el pelo. Pero sin duda lo que más recordará todo el mundo será su pseudo-esotérico final, en el que uno ya se da cuenta que más que una película es una broma de mal gusto. Y a pesar de ello también hay espacio para la moralina final, juzgando al mismo nivel la inmoralidad del ejército norteamericano y el fundamentalismo religioso.

En definitiva, Red state es una gran decepción para quienes esperábamos un gran cambio de registro en el cine de Kevin Smith y es la confirmación de su imposibilidad de convertirse en un autor coherente. Aun así, le suben la nota final la primera media hora bastante intensa e interesante y las geniales interpretaciones. Si esto no os compensa, bajad su nota a un 3.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 4 / 10

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