InicioCine – ArchivoRecomendamos... 'Sólo los amantes sobreviven' de Jim Jarmusch

Recomendamos… ‘Sólo los amantes sobreviven’ de Jim Jarmusch

Nueva película de Jim Jarmusch que disfrutar, que además tampoco es que se prodigue demasiado, así que es obligatorio prestarle atención. Es cierto que nada es lo mismo a sus inicios (donde obras maestras cómo Extraños en el Paraíso en 1984 o Dead Man en 1995 marcan hitos en su carrera), pero eso no es óbice para conseguir una película digna e incluso interesante.

Y vuelve nada más y nada menos que con una de vampiros. A jugar con el género, como ya lo hiciera con el western, el cine de samuráis o el cine negro. Es cierto que lo utiliza casi como excusa para hablar de sus intereses, culturales sobretodo, y hacerlo desde ese sentido del humor tan peculiar del director de pelo canoso más indie.

Los amantes del título viven alejados, tanto como el planeta les permite (Detroit y Tanger), se supone que sólo por épocas, ya que también tienen todo el tiempo del mundo para reunirse cuando se necesiten. Él se llama Adam y colecciona guitarras mientras compone música gótica (compuesta por el propio Jarmusch y su banda Sqürl y el dúo que forma con Josef Van Wissem). Es un personaje deprimido, necesita a Eva (Tilda Swinton) y ella acude a su llamada, haciendo como único equipaje maletas llenas de libros, posiblemente varias veces releídos. A partir de allí una eternidad les contempla, y sólo la aparición del personaje de Mia Wasikowska altera la oculta cotidianeidad de la pareja.

Nos viene al pelo en Crazyminds una broma casi privada, dentro del humor que destila todo el guión, y es la que tiene a Jack White de protagonista. Seres inmortales se enseñan la ciudad y lo que más les interesa es donde vivía el músico de Detroit en su infancia.

El reparto no puede ser mejor. Tilda Swinton, Tom Hiddleston y John Hurt dan con sus personajes perfectamente y les aportan credibilidad.

Muy grande el personaje de Hurt, de Marlowe, coetáneo de William Shakespeare y sospechoso de ser creador de sus obras. También se habla de los vampiros como creadores en la sombra de Schubert, Einstein y demás genios.

Si el sexagenario director ha querido algo más que buscar su diversión y la del público puede que sea el buscar la reflexión sobre la decadencia de la humanidad (los vampiros nos llaman zombies), la sempiterna crisis económica y la alabanza de la cultura como única salvación. Es cierto que no hay una gran profundidad en las reflexiones pero si tiene claro qué contar, qué sensaciones crear en el espectador y a quién gustar (a sí mismo en particular, hace tiempo que no busca conseguir llegar a donde no se puede, como ya ha pasado a otros grandes creadores).

No es cansancio lo que le afecta, pero sí algo parecido a lo que le ocurre a Woody Allen, no buscan ya la gran obra maestra, pero si seguir construyendo una carrera basada en obras coherentes con ellos mismos y con sus ideas. En este caso el existencialismo o el romanticismo pueden todavía ser una creíble y profunda reflexión sobre la humanidad y la inmortalidad y también sobre la difícil integración de las personas con sensibilidad en un mundo deshumanizado.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 6,5/10

 

 

spot_img