InicioCine – ArchivoRecomendamos... Sola en la oscuridad (Wait until dark, 1967) de Terence Young

Recomendamos… Sola en la oscuridad (Wait until dark, 1967) de Terence Young

SOLA EN LA OSCURIDADVer a una actriz o un actor consagrados en un género determinado cambiar radicalmente de registro es un reto que en muchos casos puede no funcionar, pero si lo hace consigue sobrepasar las expectativas y las actuaciones anteriores. En el caso de Sola en la oscuridad, Audrey Hepburn firma su interpretación más atípica, pero a la vez uno de sus mejores papeles en el, hasta aquel entonces desconocido para ella, género de la intriga tras el cual se retiraría nueve años.

Sola en la oscuridad nos coloca en la figura de Susy Hendrix (Audrey Hepburn), una neoyorquina que se ha quedado ciega tras un accidente, en las horas más terroríficas de su vida. La trama comienza cuando una mujer entrega con una excusa una muñeca rellena de heroína al marido de Susy al darse cuenta que la están esperando en el aeropuerto de Nueva York. Tres individuos elaborarán una complicada trama para, aprovechando la invidencia de Susy, poder recuperar la muñeca que de alguna manera se ha perdido en su apartamento.

Hablamos de un thriller perfecto, un ejemplo de suspense donde los diálogos y las reacciones de los actores nos van conduciendo por un misterio desvelado paso a paso, casi a ciegas, como avanza la protagonista guiada por su intuición y por las pistas de sus otros sentidos: el ruido del teléfono, el juego de las persianas o el chirriar de unos zapatos extraños. El guión es una adaptación del éxito teatral de Frederick Knott (autor de la también obra de teatro Dial M for Morder que Hitchcock convertiría en un film que aquí conocemos como Crimen perfecto). El director Terence Young decidió mantener la premisa de pocos escenarios (la mayor parte del metraje transcurre en el apartamento de Susy) lo cual dificulta la necesidad de mantener centrado al espectador. Sin embargo, el tempo marcado por el realizador no deja que la atención se distraiga; como en buen puzzle, la imagen va tomando forma sin que te sea posible esperar a ver si la siguiente pieza encajará tan bien como el resto y si el final te dejará satisfecho (meta que consigue).

Audrey lleva la película sobre sus hombros al bordar el papel de invidente y lograr transmitir la claustrofobia que respira la película, sensación doble por verse encerrada en su apartamento y en su ceguera. Sin embargo, no sería justo dejar de lado la labor de los secundarios que sustentan el trabajo de la actriz. Entre ellos el de dos de los delincuentes empeñados en conseguir la muñeca. Por un lado Richard Crenna como Mike Talman, el timador encantador, casi protector de Susy, quien al final acabas comprendiendo e incluso respetando hasta cierto punto. Por otro Alan Arkin, el segundo gran puntal, como Roat, el villano de la película. Arkin teje la imagen de un psicópata que rivaliza con Hannibal Lecter; pausado, frío, letal que consigue aterrorizar casi sin pronunciar palabras.

Los últimos diez minutos resumen a la perfección la elegancia del director para narrar la historia, especialmente en el juego de oscuridad y luces que emplea como recurso narrativo. Cuando se estrenó, algunos cines avisaban que las luces se reducirían en esa parte hasta el límite permitido. Mi consejo es que la veáis, por supuesto en versión original, pero también a oscuras y preparaos para dar más de un salto en el sofá.

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