Cuando hablamos de películas sobre viajes en el tiempo casi todo está inventado, resulta casi imposible innovar. Los aficionados a este subgénero de la ciencia ficción nos lo sabemos ya casi todo sobre paradojas, consecuencias nefastas, la imposibilidad de variar la corriente temporal o los problemas de que tu madre ligue contigo en el pasado. Sin embargo, Looper de Rian Jonson muestra cierto grado de originalidad en la premisa de su argumento.
La cinta transcurre en dos tiempos del futuro. Por un lado tenemos 2044 y por el otro 2074. En el segundo, sin que la película ahonde en las razones, se ha hecho imposible asesinar a la gente, aunque sí es posible pero ilegal viajar en el tiempo. Cuando la mafia quiere deshacerse de alguien lo manda a 2044 donde unos asesinos, llamados Loopers, se encargan de ellos. Todo looper sabe que en un momento dado le enviarán a su yo del futuro (que sabe demasiado de la organización) para que lo mate, lo que significa su retiro. Debe aceptar que a partir de ese momento le quedan 30 años de vida. Joe (Joseph Gordon-Levitt) no consigue matar a su yo futurista (Bruce Willis) con lo que se desata la acción.
El guión parte de una buena idea (no del todo innovadora) pero requiere saltos de fe ante alguno de los fallos que contiene la historia, que no anunciaremos para evitar spoilers. A mitad de la trama, la novedad se agota y caemos en la consabida paradoja temporal inevitable en este género. De hecho, se vuelve más que previsible y el final, a pesar de sus aspiraciones, no sorprende.
El director suple estas carencias con un buen ritmo y mucha acción pero no consigue enmascararlas del todo. El resultado final no deja el buen sabor de boca que la película pronosticaba al principio. A destacar, la actuación y caracterización de Joseph Gordon-Levitt que le convierte en un Bruce Willis de joven bastante creíble. Y la participación de Jeff Daniels como jefe del hampa, aún haciendo de tipo duro consigue siempre darle un punto entrañable e incluso cómico.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 06/10