Granujas a todo ritmo (The Blues Brothers) es uno de los grandes ejemplos de esas películas ochenteras que han marcado a una generación y que las han convertido en auténticos referentes a la hora de arrancarnos una sonrisa cada vez que la vemos. Se trata de una película de culto que se eleva por encima de los reparos que uno pueda buscarle, en guión o realización, porque cumple la función para la que fue creada: divertir.
Granujas a todo ritmo nos cuenta la historia de Jake y Elwood Blues a partir de que el primero sale de la cárcel. Cuando se enteran de que el orfanato donde se criaron necesita dinero para no cerrar, los dos hermanos deciden reunir entonces a la vieja banda musical para emprender un viaje que les permita salvar el orfanato.
The Blues Brothers nació en la televisión, concretamente en el Saturday Night Live que lleva años nutriendo a EEUU de algunos de sus cómicos más famosos. John Belushi (Jake Blues) y un delgadísimo Dan Aykroid (Elwood Blues) los crearon como parte de un sketch. Lo que surgió como un gag en homenaje al blues y al soul pasó a ser un grupo musical y de ahí a una película que sería dirigida por John Landis (referente de la comedia de los 80 que ya había dirigido a Belushi en Desmadre a la americana, progenitora del subgénero de los films universitarios).
Granujas a todo ritmo es un film que cumple con lo que promete. Se trata de una comedia gamberra, irreverente en algunos puntos, seria en otros (eso sí los menos), caótica en otros, entrelazada en un musical con una banda sonora de impresión. La música negra, de la que según cuentan Aykroid era el auténtico fan, es el hilo conductor de un metraje marcado con el ritmo del blues y el soul. El viaje de Jake y Elwood está salpicado de actuaciones de nombres míticos encajados con mayor o menor finura en la historia. Sin embargo, no te deja la absurda sensación de otros musicales en los que las canciones y bailes surgen de repente. Entre los nombres que se reparten en sus fotogramas nos encontramos con actuaciones de Aretha Franklin, Ray Charles, James Brown, John Lee Hooker o Cab Calloway.
La verdad es que no sé que es lo mejor de esta película, la música por supuesto sobresale en todo momento; a ella le acompañan momentos geniales de comedia de caricatura encabezados por John Belushi (al que tendríamos que despedir a una edad muy temprana dos años después). Pero también está aliñada con acción disparatada, donde los que más sufren son los vehículos, en un guión sin orden aparente pero con una hilaridad y un ritmo envidiables.
Para añadir a su leyenda, el film cuenta con un reparto extraordinario con Kathleen Freeman, Henry Gibson, John Candy (otro referente de la comedia de los 80) o Carroe Fischer (muy alejada de las coletas de ensaimadas y las espadas luz de George Lucas). Y para rematarlo tenemos cameos de los grandes como el teleñequero Frank Oz, la cantante Chaka Khan o Steven Spielberg. Así como no va a gustarnos esta película.