La semana pasada acabó la serie en la que mejor se ha fumado y bebido, al menos desde que está mal visto hacerlo en televisión. Y como bien decía el título del último capítulo, muchas cosas acaban al mismo tiempo con ella.
Y no sólo porque se ha acabado una de las mejores series de la era dorada de la televisión (puede que también esté acabando esa era), sino porque la propia trama en muchos momentos implicaba el intento de radiografiar ese cambio.
El sexismo, las drogas, el matrimonio, la guerra, el sueño americano, la pérdida de inocencia, son tratados por los guionistas y su creador (Matthew Weiner), como algo que se acerca a su final o al menos una forma muy determinada de vivir esos temas. En una serie en la que parece que no pasa mucho, pero en la que pasa de todo. Y por cierto, muchos de esos temas no parecen superados del todo, ¿verdad?
La serie es la más nominada en los premios Emmy de la historia, aunque a su actor protagonista Jon Hamm se le haya resistido. Veremos cómo se desarrolla su carrera de aquí en adelante. Está claro que habrá tenido muchas ofertas, aunque habrá estado limitado por contrato hasta el final de la serie. Lo más destacado The Town de Ben Affleck en 2010.
Visualmente brillante, con cambios de década incluidos, y con particular énfasis en el maravilloso diseño de vestuario.
Es inevitable, a pesar de la trama bastante coral, identificar la serie con su protagonista Don Draper. Atormentado, enigmático, confuso y a pesar de todo magnético.
Todos los rasgos asumibles a él son en parte también ampliables a la mayor parte de los personajes.
Todos tienen un lado oscuro, no se sabe nunca a ciencia cierta sus intenciones, sentimientos u objetivos. Además de tener comportamientos egoístas y reprochables en muchos casos.
ATENCIÓN: No leer si no se ha visto la serie. Alerta SPOILERS.
Algo que me preguntaba durante los últimos capítulos era en qué momento Don había sido feliz, cuándo había sido el mismo. Sólo momentos con sus hijos y con Betty, o con Anna Draper parece que conseguían breves momentos de tranquilidad en su atormentada personalidad. La lucha de sus dos yo, Donald Draper el publicista y Dick Whitman el soldado que usurpa la personalidad de su compañero de batallón, dura hasta el final, sin que ninguno de los dos salga vencedor, ¿O si?
El desenlace fue amable para casi todos. Peggy enamorada, Peter forrado de pasta y de nuevo con su mujer, Joan con éxito empresarial en su constante lucha por el reconocimiento, Roger Sterling en un plácido semi retiro. Y ese casi, corresponde a Betty y Sally en un demoledor plano final para ellas dos. Betty fría y digna como siempre y Sally en un personaje que ha ganado mucho en su última temporada. De odiarla por repelente, pasando a comprenderla por su rebeldía (ante unos padres que están siempre ausentes), acabando admirándola por su madurez.
Personalmente lo que más me inquieta del último capítulo es qué ocurrirá con la relación con sus hijos, menos claro incluso que el propio destino individual de Don.
Y ante las dos caras que siempre muestra Don, también me pregunto, con quien ha tenido relaciones más sanas. Probablemente y bajo su peculiar punto de vista con las mujeres a las que respeta, es decir, añadir a Betty, Sally y Anna Draper a Joan y Peggy. No obstante en una temporada final en la que decide salir a buscarse a sí mismo y permanecer alejado de todos, decide tener contacto sólo con ellas.
Sobre el final se pueden decir muchas cosas. La decepción por el final soñado por cada uno de los espectadores es una guerra perdida por toda serie de éxito. Miles de posibilidades imposibles de satisfacer y sólo una opción. En esta ocasión han optado por la solución de final abierto. No en tanto que podamos imaginar cada uno qué es lo que pasa después, sino que es el trozo de la vida de esos personajes en un momento dado (empiezan y terminan en ese momento como lo podían haber hecho en otro). No tiene porqué haber una catarsis final, ni sorpresas de última hora.
Id preparando un old fashioned para brindar por más series como esta.
