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Las películas imprescindibles de la última Mostra de Venecia

THE MASTER

Un dato objetivo de la última Mostra de Venecia es hablar del jarro de agua fría que se desparramó encima de todos los que veían a The Master, la película de Paul Thomas Anderson, como clara vencedora del León de Oro, presentimiento que se desvaneció cuando el jurado leyó en el Palazzo del Cinema que el galardón más importante de la competición era para Pietá del coreano Kim Ki-Duk. Anderson tuvo que conformarse con el premio al mejor director, el León de Plata. Tuvo, eso sí, el apoyo del Jurado de la Crítica Internacional. Los rumores que afirman que el jurado recibió instrucciones de la misma organización de que no podían entregarse los premios fuertes a la misma película resultaron, igualmente, alarmantes entre los asistentes y la prensa internacional.

 

The Master es, sin duda, uno de los títulos más esperados del año en la gran pantalla, además del largometraje de mayor calidad cinematográfica de lo que ha podido verse en la 69ª edición de La Mostra. El último trabajo de Paul Thomas Anderson, con Philip Seymour Hoffman, Joaquin Phoenix y Amy Adams encabezando el reparto, se centra en el líder de una secta a través del que se permite reflexionar al espectador sobre las relaciones de dominio que se establecen una vez se consigue manipular la mente de aquellos que nos rodean.

 

Las prodigiosas actuaciones de Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman – nada nuevo, por otra parte – se vieron recompensadas en el festival con la Copa Volpi, premio entregado a ambos actores. Ambientada en la década de los 50, cuenta la historia de un vagabundo que se convierte en la mano derecha de Lancaster Dodd, el líder de una organización religiosa que recuerda considerablemente a la Iglesia de la Cienciología. Tras su preestreno en el Lido y su estreno el pasado fin de semana en apenas cinco salas estadounidenses, la película ya lleva recaudados 730.000 dólares, alcanzando un promedio de 145.949 dólares por copia. Para disfrutarla en España habrá que esperar un poco más.

 

Otra de las propuestas más interesantes de la competición es Passion, remake de la francesa Crime d’amore (Alain Corneau) del director Brian De Palma. La historia de la relación de poder y sumisión que se desarrolla entre los personajes interpretados por Noomi Rapace y Rachel McAdams ponen en pie un thriller erótico con juegos sadomasoquistas, muerte y una trama que arranca cuando la jefa de una empresa publicitaria decide apropiarse de la idea de una ejecutiva de cuentas. A partir de ese instante, lo que parecía un romance lésbico se transforma en un odio sin límites que corta la respiración del espectador a golpe de giro argumental.

 

Uno de los directores de mayor relevancia en el cine europeo contemporáneo, el francés Olivier Assayas, se hizo con el mejor guión de la competición gracias al prodigio fílmico que supone Après mai (Después de mayo), un drama social con el que el creador rememora sus años de estudiante revolucionario con Gilles, un chico de 18 años que reacciona ante los cambios sociales acontecidos en Europa a partir de las secuelas del Mayo francés. La paleta de personajes la configura un grupo de jóvenes de la izquierda revolucionaria que vive una serie de encuentros y desencuentros emocionales, amorosos, sexuales y, cómo no, ideológicos. El tono fresco y reivindicativo de la cinta es muy acorde a estos tiempos de asambleas e indignados.

 

No conviene pasar por alto Bella addormentata, el trabajo de gran intensidad emocional presentado en Venecia por Marco Bellocchio, en el que se trata el caso real de Eluana Englaro, una joven italiana que lleva varios años en estado vegetativo. La reivindicación por una muerte digna se mezcla aquí con la opinión contraria del entonces primer ministro Berlusconi y el espléndido personaje de la madre – interpretada por Isabelle Huppert -, una estrella de cine. Una crítica frontal, dolorosa, a aquellos que se oponen a la eutanasia.

 

Esta vez no fue la ocasión de laurear a Terrence Malick, que, tras ganar hace un año la Palma de Oro en Cannes con la controvertida El árbol de la vida, decepcionó a los presentes en el Lido con To the Wonder. No se le acusa de nada nuevo: pretenciosidad, impresionante fotografía a costa de una narración inexistente y la convicción incomprendida por una buena parte de la crítica y el público de que el silencio expresa más que el diálogo en sí. En sus casi dos horas de metraje, el filme cuenta la historia de la crisis y ruptura de una pareja – interpretada por Ben Affleck y Olga Kurylenko – y el encuentro de consuelo por parte del hombre en una amiga de la infancia. Ausencia total de Malick en el palmarés.

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